V¨ªctor Clavijo: ¡°La Espa?a privilegiada del franquismo no ha desaparecido, se ha transformado¡±
El actor es el gran antagonista de la miniserie ¡®El marqu¨¦s¡¯, que estrena este mi¨¦rcoles Telecinco y que se inspira en un crimen real para ficcionar la Espa?a de la Transici¨®n, llena de tensiones sociales
El marqu¨¦s, la miniserie que estrena Telecinco este mi¨¦rcoles (22.50), se ha inspirado (que no basado) en un crimen real ocurrido en una Espa?a no tan alejada del presente. La hemeroteca sirve a sus creadores para ficcionar un pa¨ªs en transici¨®n y lleno de tensiones sociales, justo antes y justo despu¨¦s del fin de la dictadura franquista. Su trama recupera el asesinato m¨²ltiple en la finca andaluza Los Galindos, en donde aparecieron los cad¨¢veres de cinco personas. Todas ellas pertenec¨ªan a la clase trabajadora.
En la historia real, el caso nunca qued¨® resuelto. El sumario se cerr¨® apuntando a uno de los muertos como culpable, sospechando que se habr¨ªa suicidado despu¨¦s de asesinar al resto. Posteriores autopsias revelaron lo d¨¦bil de esa versi¨®n de los hechos, pero el caso prescribi¨® en 1995. El guion de El marqu¨¦s, producida por Unicorn Content, construye un relato imaginado que s¨ª va a dar una resoluci¨®n al crimen que presenta en su trama. V¨ªctor Clavijo (C¨¢diz, 50 a?os) interpreta a Rafael Pertierra de Medina, marqu¨¦s de Bah¨ªa y Sobrarbe, el arist¨®crata al que hace referencia el t¨ªtulo de la serie y su gran villano.
Pregunta. ?Es cansado interpretar a un alguien con tan pocos escr¨²pulos?
Respuesta. Pues en realidad no es tan agotador como otros personajes. Los que sufren te exigen mucho m¨¢s desde el punto de vista emocional. El marqu¨¦s es un tipo que cree controlar la situaci¨®n, que no tiene muchos remordimientos de conciencia, y eso permite al actor afrontar las escenas de otra forma. El buen¨ªsimo no es interesante en la ficci¨®n. A los personajes inmorales hay que mostrarlos tal y como son.
P. En el caso de este arist¨®crata, no es uno de esos antagonistas que resulten divertidos.
R. Esa es la parte m¨¢s complicada de este personaje, encontrar un punto en el que el espectador pueda entender sus motivaciones y pueda empatizar con ¨¦l. No va a ocurrir en el primer episodio, pero poco a poco se ir¨¢n desvelando sus matices, su falta de autoestima y su necesidad de reafirmaci¨®n. Es como ocurre en el Ripley de Netflix, aunque no apruebes su forma de actuar, entiendes por qu¨¦ hace lo que hace.
P. Quiz¨¢s lo m¨¢s inquietante de este marqu¨¦s es la sensaci¨®n de impunidad que lo rodea.
R. Eso est¨¢ determinado por su clase social. Ha sido as¨ª en algunos lugares de Espa?a. Y sigue si¨¦ndolo. Sobre todo en Andaluc¨ªa. El se?orito andaluz de hoy no va a caballo, pero s¨ª en un Mercedes. Y hace negocios en otros lugares, pero con esa impunidad que le da su red de contactos. La Espa?a privilegiada del franquismo no ha desaparecido, se ha transformado.
P. Paco Tous, actor secundario en esta miniserie, celebraba hace poco que esta vez no tiene que disimular el acento andaluz en una ficci¨®n espa?ola.
R. A muchos compa?eros m¨ªos les dijeron en su d¨ªa: o te quitas el acento o aqu¨ª no vas a poder trabajar. Yo nunca he tenido ese problema, porque siempre asoci¨¦ el trabajo actoral con el acento neutro. Desde que empec¨¦ a hacer teatro, castellanizaba sin que nadie me lo pidiera. Es cierto que muchos de los personajes que he hecho en los que el origen no era determinante podr¨ªan haber sido andaluces sin ning¨²n problema. Ahora, en Andaluc¨ªa se hace un cine muy interesante que ayuda a mostrar personajes con acento andaluz alejados del clich¨¦ del gracioso y el sirviente.
P. A usted, que comenz¨® con una ficci¨®n diaria de la que rod¨® casi 500 cap¨ªtulos (Al salir de clase), ?le parece una buena noticia que el formato de miniserie se haya puesto de moda?
R. Es un formato ideal para contar relatos como este, que necesitan algo m¨¢s de tiempo para desarrollarse del que dispone una pel¨ªcula. Y, al no tener que estirarla en varias temporadas, evitas tramas secundarias innecesarias y permite sorprender y descolocar al espectador, que los giros dram¨¢ticos no sean tan previsibles.
P. Desde El caso Asunta a El rey del cachopo, el llamado true crime est¨¢ dominando por completo tanto la ficci¨®n como el g¨¦nero documental. ?Por qu¨¦ nos enganchan tanto los cr¨ªmenes?
R. Es que, m¨¢s all¨¢ del morbo, estos actos extremos ayudan a mostrar y entender la psicolog¨ªa y el alma humana. Yo he sido un fan¨¢tico del g¨¦nero, como espectador y como lector, porque despierta la curiosidad de quienes no nos movemos en ese terreno. En la resoluci¨®n que ha imaginado El marqu¨¦s, el conflicto social que se viv¨ªa en esa Espa?a tiene mucho que ver con los cr¨ªmenes que aparecen en la trama.
P. Usted se ha hecho a menudo viral en redes sociales por significarse desde el punto de vista pol¨ªtico.
R. Uno tiene el derecho de posicionarse cuando considere necesario, pero tampoco deber¨ªa convertirse en presa de la opini¨®n constante. Cuando lo he hecho, es porque sent¨ªa la necesidad de hacerlo. Ante la duda sobre si deb¨ªa autocensurarme, he preferido no hacerlo. Las redes han dado a conocer mi trabajo e incluso me han dado trabajo, pero mi intenci¨®n no es convertirme en un actor pancarta.
P. ?Se ha sorprendido a usted mismo pensando: esta semana no he subido contenido?
R. Ha habido muchas veces que me he obligado a parar para no convertirme en el chico de las redes sociales. No quiero ser esclavo de los me gusta ni de la dopamina que genera.
Las redes sociales me han dado trabajo, pero no quiero convertirme en un actor pancarta¡±
P. Usted no solo opina en redes sociales. Tambi¨¦n recita, crea doblajes, comparte fotograf¨ªas¡ ?Le han permitido ser m¨¢s creativo?
R. En la pandemia, me ayudaron a estar activo y a explorarme como int¨¦rprete. Lo que compart¨ªa generaba muchas reacciones y eso me devolvi¨® un sentido de utilidad de mi oficio que a veces los actores perdemos.
P. Una de sus acciones en redes defend¨ªa que hace falta m¨¢s poes¨ªa en el di¨¢logo pol¨ªtico actual.
R. Hace un par de a?os comenc¨¦ un experimento en el que a?ad¨ªa poes¨ªa en escenas cl¨¢sicas hasta que un d¨ªa decid¨ª hacerlo con un pleno del Congreso. Me preguntaba qu¨¦ pasar¨ªa si Pedro S¨¢nchez, Abascal y compa?¨ªa estuvieran en el estrado recitando poemas en vez de lanz¨¢ndose dardos. Era una forma de reivindicar un lenguaje m¨¢s cuidado y una actitud m¨¢s conciliadora en el ¨¢mbito pol¨ªtico.
P. Lo que s¨ª hay en pol¨ªtica es mucha teatralidad mal entendida.
R. S¨ª, una teatralidad en el mal sentido del t¨¦rmino. El teatro es mucho mejor y mucho m¨¢s elevado que lo que estamos viendo ¨²ltimamente con nuestros pol¨ªticos. Lo que hay es mucho histrionismo. Dej¨¦moslo ah¨ª. Cada uno, aprovecha las circunstancias y exagera lo que ocurre en beneficio propio. Es un bucle del que va a costar mucho salir.
P. Comenz¨® en una serie juvenil y da la sensaci¨®n que siempre ha sido un actor muy respetado y valorado.
R. Yo me fui de Al salir de clase por voluntad propia. Pod¨ªa haber estado algunas temporadas m¨¢s, pero ya me sent¨ªa demasiado c¨®modo y me pareci¨® un peligro. Aunque al principio tuve que rechazar algunos trabajos en series diarias en los que me ofrec¨ªan el papel de malo, a la industria no le cost¨® mucho verme en otros registros. Al p¨²blico s¨ª que le cost¨®. Por m¨¢s personajes que hac¨ªa, creo que el espectador no dejaba de verme como Ra¨²l.
P. ?Cu¨¢ndo sinti¨® que se hab¨ªa desprendido de la etiqueta de Al salir de clase?
R. Muchos a?os despu¨¦s. Hasta que no hice el Lope de Vega en una serie de gran impacto social como El Ministerio del Tiempo, no borr¨¦ de la memoria popular mi presencia en esa serie.
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