Las abuelas que cada d¨ªa se juegan la vida en el mar en un trabajo a punto de desaparecer
La activista paquistan¨ª y Nobel de la Paz Malala Yousafzai se pasa a la producci¨®n con el documental coreano ¡®Las ¨²ltimas mujeres del mar¡¯ en Apple TV+
Malala Yousafzai (Mingora, 27 a?os) se convirti¨® en 2014 en la ganadora m¨¢s joven de la historia del Nobel, al lograr con 17 a?os el de la Paz. Desde entonces, esta activista paquistan¨ª que huy¨® de su pa¨ªs y del r¨¦gimen talib¨¢n tras un intento de asesinato no ha dejado de compartir las historias de las mujeres a las que la sociedad da la espalda. Hoy su cometido sigue siendo el mismo, aunque ha tomado otro cauce. Ahora Yousafzai es productora de cine, porque sabe que Hollywood es una de las mejores armas para transmitir la realidad de esas mujeres. Vengan de donde vengan. Incluso si tiene que descender hasta el fondo del mar de Corea.
Un relato en particular le pareci¨® incre¨ªble cuando se lo contaron, pod¨ªa ser literalmente de pel¨ªcula: cada d¨ªa un grupo de mujeres coreanas de entre 60 y 90 a?os se juega la vida en el mar. Descienden a las profundidades sin ox¨ªgeno para pescar y lo llevan haciendo as¨ª desde el siglo V. Pero, como gran parte del planeta, Yousafzai no sab¨ªa nada de lo que cuenta ahora en Las ¨²ltimas mujeres del mar, disponible en Apple TV+: ¡°Nunca hab¨ªa escuchado hablar de las haenyeo [mujeres del mar, en coreano] y de su legado como una de las pocas comunidades matriarcales del mundo. Cuanto m¨¢s sab¨ªa, m¨¢s me inspiraban. Acababa de fundar mi productora y este proyecto era urgente, importante y muy relevante. Una de estas historias que deber¨ªamos conocer¡±, cuenta a EL PA?S por videoconferencia desde el Festival de Toronto. La labor que quer¨ªa retratar era una que, dicen las propias buceadoras en la pel¨ªcula, ¡°los hombres no aguantar¨ªan¡±.
En 2016, el trabajo de las haenyeo fue considerado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad para la Unesco, pero, como dice una de las protagonistas del documental: ?para qu¨¦ sirve la distinci¨®n si su tarea no tiene seguro por ser demasiado peligrosa, ni derechos laborales ni tiene cubiertos los accidentes? ¡°Solo te cubre si mueres, tenemos mucha Unesco y pocos beneficios¡±, exclama la mujer que bajaba cada d¨ªa desde hace 60 a?os al fondo marino en busca de alimentos. Al menos hasta que se rompi¨® una pierna. Ya no puede volver a bucear ni tiene ingresos, salvo el de viudedad. ¡°Uno de los motivos para hacer la pel¨ªcula era poder mejorar su vida¡±, apunta la directora Sue Kim. M¨¢s cuando este es un trabajo mentalmente muy duro que nadie quiere continuar. Si en los sesenta, eran 30.000, hoy quedan menos de 4.000. Las m¨¢s fuertes todav¨ªa se sumergen hasta 10 metros.
La cineasta estadounidense de ra¨ªces coreanas descubri¨® esta incre¨ªble proeza diaria cuando ten¨ªa ocho a?os y viaj¨® a Jeju. Ahora que Corea es un reflejo cultural para todo el mundo, parec¨ªa un momento ideal para narrarla: ¡°Vi un grupo gigante de mujeres meti¨¦ndose en el agua. Todas con neopreno [hace 40 a?os tampoco lo llevaban], poni¨¦ndose la m¨¢scara¡ era cautivador. Luc¨ªan muy duras, pero tambi¨¦n eran ruidosas. Se gritaban unas otras y se re¨ªan. Era vibrante. Se convirtieron en mis hero¨ªnas. Quer¨ªa ser ese tipo de mujer de mayor. Cuando volv¨ª hace 10 a?os me dijeron que sent¨ªan que eran la ¨²ltima generaci¨®n, as¨ª que se convirti¨® en una urgencia grabarlas mientras las tuvi¨¦ramos¡±, explica.
Kim empez¨® a filmar en el momento adecuado. En el transcurso del rodaje, se anunci¨® que Jap¨®n iba a verter los desechos nucleares de la planta de Fukushima al Pac¨ªfico. Estas decanas del mar vieron entonces c¨®mo su salud iba a ser directamente atacada otra vez. Era el momento de salir a la calle y protestar por sus derechos, y los del futuro del Oc¨¦ano en el que viven. ¡°No imaginaba c¨®mo iban a luchar, y pude grabarlo. Estaban en shock, luego vino la rabia y la furia. No es algo que se pueda guionizar o anticipar¡±, cuenta Kim sobre este momento de comunidad que subray¨® los lazos de uni¨®n entre estas veteranas imperturbables.
No usan ox¨ªgeno porque es m¨¢s f¨¢cil llegar al fondo y moverse libremente, pero ?por qu¨¦ lo siguen haciendo?, ?hay algo de cabezoner¨ªa en la tradici¨®n cuando hoy ya hay otras t¨¦cnicas para pescar? ¡°Simplemente les encanta. Es resiliencia y determinaci¨®n¡±, apunta Kim: ¡°Si las sacan del mar, se ir¨¢n pataleando y gritando. No puedas evitar que bajen. Es su momento de consuelo. Viven en armon¨ªa con la naturaleza, y no parar¨¢n pese a Fukushima. Su alma est¨¢ en el oc¨¦ano. Es amor puro¡±. Son mujeres que luchan por preservar ecosistemas que el humano destruye. Yousafzai apunta la importancia de su mensaje a nivel global: ¡°Son conscientes de la sostenibilidad, mientras que el resto no sabemos qu¨¦ hacer para llevarlo a la acci¨®n. Nos ense?an a cooperar en comunidad, pero tambi¨¦n con la naturaleza. Tienen un equilibrio y ven de primera mano el cambio clim¨¢tico. Nadie lo contempla tan cerca. Su trabajo es puro activismo, sin saberlo¡±.
Eso es lo que buscaba transmitir la paquistan¨ª, cuyo cortometraje Strangers at the Gate ya estuvo nominado al Oscar en 2023. ¡°Este es el comienzo de mi viaje, mi primer documental. Mi objetivo como productora es trabajar con m¨¢s mujeres, j¨®venes artistas, musulmanas¡ y contar sus historias. Necesitan tener la oportunidad y que conozcamos mejor el mundo¡±.
Por ejemplo, el mundo de las mujeres afganas oprimidas por el r¨¦gimen talib¨¢n, en la que se centrar¨¢ su pr¨®xima producci¨®n junto a la actriz Jennifer Lawrence. En Bread and Roses retratar¨¢n c¨®mo la ocupaci¨®n ha cambiado la vida de tres mujeres afganas: ¡°Les dicen c¨®mo vestirse, que bajen la voz, que no hablen en p¨²blico, que no vayan a la escuela, que no trabajen, ni siquiera pueden ver al m¨¦dico sin un familiar masculino. Es un problema cercano para m¨ª, porque he sido activista por la educaci¨®n de las ni?as toda mi vida. Y ser testigo de c¨®mo las mujeres han sido excluidas en los ¨²ltimos tres a?os de Afganist¨¢n ha sido un golpe de realidad. Se ha retrocedido 20 a?os, pero hay afganas que est¨¢n hablando y luchando. Est¨¢n llamando a los dirigentes de otros pa¨ªses para que se pongan del lado de las mujeres y que no entreguen sus derechos a los talibanes. Quiero ver a los l¨ªderes mundiales protegiendo el derecho a la educaci¨®n de las ni?as, y que comprendan lo que est¨¢ pasando. Esas mujeres ven un futuro oscuro, pero se resisten y ponen sus vidas en peligro. Tenemos que resistirnos y luchar como ellas¡±. La Nobel lo hace ahora desde una pantalla abierta a todo el mundo, ¡°contando la opresi¨®n desde lo sutil hasta lo gigante¡±.
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