El vertido de agua de la nuclear de Fukushima al Pac¨ªfico aviva la tensi¨®n entre Jap¨®n y sus vecinos
Tokio culmina este domingo el desag¨¹e en el oc¨¦ano de m¨¢s de 23.000 toneladas de agua con bajas cantidades de un is¨®topo radiactivo de la central accidentada. Aunque se trata de un proceso avalado por el OIEA, China y otros pa¨ªses m¨¢s mantienen vetos a los productos japoneses
No se puede mostrar piel. Hay que llevar mascarilla, doble calcet¨ªn, calzado especial... ¡°Del suelo emana radiaci¨®n; hay que evitar rozarlo¡±, apunta Takahara Kenichi, uno de los responsables de riesgos de la central nuclear de Fukushima-Daiichi, en la costa oriental de Jap¨®n, y que en 2011, tras un tsunami, sufri¨® un grav¨ªsimo accidente, de nivel 7, el m¨¢s elevado en la escala internacional. En agosto de este a?o, desde estas instalaciones, donde se ha ido almacenando agua contaminada desde el incidente, se comenz¨® a verter el l¨ªquido al oc¨¦ano Pac¨ªfico que, aunque ha sido tratado, presenta bajas cantidades de tritio, un is¨®topo radiactivo. El 19 de noviembre culmina el desag¨¹e planeado para este a?o: tres lotes, que suman m¨¢s de 23.000 toneladas de agua. La operaci¨®n de descarga est¨¢ avalada por el Organismo Internacional de la Energ¨ªa At¨®mica (OIEA), pero ha llevado a varios pa¨ªses y regiones ¨DChina, Rusia, Corea del Sur, Taiw¨¢n, Macao, Hong Kong y la Polinesia Francesa¨D a imponer vetos a la importaci¨®n de productos japoneses, como el pescado o los cosm¨¦ticos, lo que ha avivado la tensi¨®n entre Jap¨®n y sus vecinos.
China, que lidera el grupo cr¨ªtico, considera que la decisi¨®n es ¡°irresponsable y ego¨ªsta¡± y que supone ¡°tratar el mar como un vertedero¡±. El 24 de agosto, el d¨ªa que comenz¨® el vertido, Pek¨ªn impuso un embargo a todos los productos pesqueros de su vecino. Un contundente golpe a la industria japonesa: China es el principal importador de pescado japon¨¦s (sobre todo de vieiras, at¨²n, erizo de mar, pargo y pepinos de mar), un mercado que en 2022 represent¨® 87.000 millones de yenes (600 millones de euros), seg¨²n datos del Ministerio de Econom¨ªa nip¨®n. Solo un mes despu¨¦s de la prohibici¨®n, las ventas hab¨ªan ca¨ªdo un 90%. Aline¨¢ndose con el argumentario chino, Rusia tambi¨¦n estableci¨® un veto, adem¨¢s de acusar a Tokio de ¡°falta de transparencia¡±. Aunque el Gobierno de Tokio y el OIEA hacen p¨²blicos datos del vertido y sus conclusiones, para la portavoz de Exteriores rusa, Maria Zaj¨¢rova, no es suficiente. ¡°[Jap¨®n] No ha cumplido; no garantiza la ausencia de una amenaza¡±, declar¨® hace unas semanas.
El Gobierno japon¨¦s valora esos vetos, que ve ¡°carentes de base cient¨ªfica¡± y algunos de los cuales se mantienen desde el accidente, como una pieza m¨¢s dentro de una estrategia de car¨¢cter h¨ªbrido. ¡°Busca desestabilizar a la sociedad japonesa; abrir una brecha entre Tokio y vecinos estrat¨¦gicos como Corea del Sur o Taiw¨¢n; o desviar la atenci¨®n de asuntos como la ralentizaci¨®n de la econom¨ªa china¡±, sostiene Maiko Ichihara, investigadora que ha analizado la influencia de Pek¨ªn en Jap¨®n. La experta en desinformaci¨®n y manipulaci¨®n data en 2021 ¨Dcuando se anunci¨® el plan de vertido¨D el inicio de ¡°una campa?a narrativa, cuyo principal actor es el Gobierno de China¡±. ¡°Hay actores que han estado tratando de controlar el relato¡±, matiza.
Para ello han utilizado fotos falsas que muestran un cambio en el color del agua marina; publicaciones que hablan de alt¨ªsimos niveles de radiaci¨®n en mariscos y pescados, cuando los an¨¢lisis no lo evidencian; o informaciones sobre los sobornos que el Ejecutivo nip¨®n habr¨ªa abonado al OIEA para obtener el visto bueno a su plan. Ichihara cita algunos medios, como Record China, clave en esta estrategia. ¡°Continuamente, han escrito art¨ªculos pol¨¦micos sobre las relaciones entre Jap¨®n y Corea del Sur¡±, incide la tambi¨¦n catedr¨¢tica del departamento de Relaciones Internacionales de la Universidad de Hitotsubashi, antes de recordar las divisivas protestas convocadas en contra del plan en Hong Kong y, sobre todo, en Se¨²l, donde han sido multitudinarias.
El accidente nuclear de Fukushima fue, tras Chern¨®bil en 1986, el segundo m¨¢s grave de la historia. Ese fat¨ªdico 11 de marzo de 2011, un terremoto bajo el Pac¨ªfico gener¨® un tsunami que golpe¨® y da?¨® la central, gestionada por la empresa privada TEPCO (Tokyo Electric Power Company): cuatro de los seis reactores sufrieron da?os, con varias explosiones de hidr¨®geno y fusiones de n¨²cleo. La magnitud del suceso oblig¨® a establecer una amplia zona de exclusi¨®n y a evacuar a casi medio mill¨®n de personas.
Tras m¨¢s de 12 a?os de trabajos de desmantelamiento de las instalaciones, tres de los reactores da?ados han sido sellados; el otro ¨Del n¨²mero 1¨D es un amasijo de hierros desvencijados y corro¨ªdos. ¡°Es la zona m¨¢s contaminada de la central¡±, se?ala Kenichi ante la instalaci¨®n, ¡°no es humanamente posible trabajar ah¨ª¡±. Hasta hace unas semanas, hab¨ªa que acceder con traje EPI. Ahora, es suficiente con las precauciones mencionadas y un dos¨ªmetro, que mide la radiaci¨®n absorbida y alerta si se supera el l¨ªmite. ¡°Pi, pi. Pi, pi¡±, avisa el aparato tras menos de 10 minutos en las inmediaciones de la unidad m¨¢s deteriorada: ¡°Nos tenemos que ir¡±.
La debacle nuclear se produjo en medio de un maremoto furioso, con tormentas y grandes cantidades de vapor de agua. Tal cantidad de l¨ªquido en una zona contaminada radiactivamente, oblig¨® establecer como prioridad el control del flujo h¨ªdrico. As¨ª, se procedi¨® a drenar los reactores; a canalizar la infiltraci¨®n de las lluvias; y a aislar el subsuelo, inyectando gases a muy baja temperatura. Todo el l¨ªquido se fue recolectando y almacenando en tanques. ¡°Los que usamos ahora tienen capacidad para 1.000 toneladas¡±, explica el t¨¦cnico de TEPCO se?alando varias hileras de dep¨®sitos. En agosto de este a?o, antes de iniciar la descarga, almacenaban en torno a 1,4 millones de toneladas de l¨ªquido contaminado; suficiente para llenar unas 540 piscinas ol¨ªmpicas.
Adem¨¢s, la central sigue generando unas 90 toneladas diarias de agua radiactiva (por las lluvias, la condensaci¨®n...), seg¨²n la media del a?o pasado. Es decir, que el volumen de l¨ªquido no deja de aumentar, lo que plantea problemas de almacenaje. En 2021, el Gobierno de Jap¨®n ¡ªdirigido desde 1955 casi ininterrumpidamente por el conservador PLD (Partido Liberal Democr¨¢tico)¡ª anunci¨® que, despu¨¦s de tratar y diluir el agua, iba a verterla al oc¨¦ano. Este primer plan de descargas, supervisadas por el OIEA y que se realizan por una tuber¨ªa que desagua a un kil¨®metro de la costa, en aguas territoriales japonesas, se extender¨¢ hasta 2025. Despu¨¦s, la operaci¨®n proseguir¨¢ durante d¨¦cadas, aunque a¨²n no est¨¢n estipuladas las fechas ni las cantidades vertidas en el oc¨¦ano.
Previamente, han pasado por el denominado ¡°sistema avanzado de procesamiento de l¨ªquidos [ALPS, por sus siglas en ingl¨¦s]¡±. Un tratamiento que elimina is¨®topos radiactivos como, entre otros, el Yodo o el Cesio-137. A pesar de este sofisticado proceso de limpieza, en el agua permanece un componente: el tritio (?H), mol¨¦cula radiactiva imposible de eliminar, tambi¨¦n presente en la naturaleza. De ah¨ª que tras aplicar el ALPS, el agua se diluya: ¡°El agua vertida muestra una concentraci¨®n de tritio 50 veces menor que el tope para consumo humano que establece la Organizaci¨®n Mundial de la Salud¡±, remarcan desde TEPCO.
Tras estudiar el plan de Jap¨®n, el OIEA tambi¨¦n se comprometi¨® a llevar a cabo muestreos independientes del agua, del medio marino y de las especies animales de la zona. De hecho, mientras se desarrollaba la visita de EL PA?S ¨Dpor invitaci¨®n del Gobierno japon¨¦s¨D a la central, a mediados de octubre, un grupo de expertos del organismo recolectaba muestras. Hasta el momento, todas las pruebas concluyen que se est¨¢n cumpliendo los valores acordados. Tambi¨¦n confirman ausencia de peligro los tests realizados a productos agr¨ªcolas y pesqueros encargados por la Prefectura de Fukushima, que ha estudiado m¨¢s de 270.000 muestras tomadas entre marzo de 2011 y el mismo mes de 2023.
En la lonja de Soma, a 50 kil¨®metros del complejo nuclear, un peque?o laboratorio analiza desde junio de 2012 ejemplares de peces y mariscos tra¨ªdos por los pescadores. Acaban de arribar varias embarcaciones: lenguados y unos hinchados peces globo a¨²n coletean en las cestas, antes de que empiece la subasta para su venta. ¡°Los an¨¢lisis se elaboran a primera hora de la ma?ana y a ¨²ltima de la tarde; se escogen especies diferentes, de manera aleatoria, y en un m¨¢ximo de 30 minutos se obtiene el resultado¡±, explica Kyoichi Kamiyama, trabajador del centro de recursos pesqueros de la prefectura de Fukushima.
A pesar de ello, ¡°la gente tiene miedo¡±, lamenta un vecino de Tomioka, una de las ciudades m¨¢s cercanas a la central, a solo 12 kil¨®metros. Parte de esta urbe se ha pasado a?os desierta (reabri¨® parcialmente hace 6 a?os, aunque no ha sido hasta este a?o cuando se han podido recorrer todas sus calles), dentro de la zona de exclusi¨®n, que, debido a la dispersi¨®n de la radiaci¨®n liberada tras el incidente, llego a extenderse por un ¨¢rea de 1.150 kil¨®metros cuadrados. En total, debido a la radiaci¨®n y a las consecuencias del tsunami 470.000 personas debieron ser evacuadas. Actualmente, solo 300 kil¨®metros cuadrados de esa zona de exclusi¨®n permanecen inaccesibles y unas 30.000 personas a¨²n tienen el estatus de desplazados, la mayor parte de ellos (el 90%) de la prefectura de Fukushima.
Despu¨¦s de derribar inmuebles, lavar la vegetaci¨®n, y retirar kilos y kilos de suelo contaminado, en abril de este a?o, Tomioka ha reabierto sus calles. En muchas de las esquinas de la sosegada ciudad hay medidores de radiactividad para informar a los ciudadanos. ¡°A m¨ª no me gusta lo del agua. Me preocupa y, adem¨¢s, nos causa mala imagen. Lo hace todo complicado¡±, contin¨²a en castellano el mencionado vecino. Prefiere no desvelar su nombre: ¡°Aqu¨ª somos pocos; nos conocemos todos¡±.
Antes, esta ciudad contaba con algo menos de 20.000 habitantes; ahora, animados por un programa de subvenciones p¨²blicas, unas 2.000 personas han regresado a la localidad para repoblarla. ¡°Mi familia, al igual que la de mi marido, eran de la zona¡±, cuenta Maya Endo, editora de 41 a?os y una de las retornadas a Tomioka. En 2011, sus padres fueron evacuados de ah¨ª y aunque han rehecho su vida en otro sitio, ahora que su hija se ha instalado de vuelta, barajan el retorno. Edo habla desde una coqueta cafeter¨ªa, de nueva construcci¨®n. ¡°Justo aqu¨ª es donde estaba mi instituto¡±, detalla mientras hace un fallido intento por recordar la disposici¨®n del edificio, las aulas o el patio del centro escolar. ¡°Toda la ciudad ha cambiado mucho¡±, agrega. ?Por qu¨¦ regreso? ¡°No s¨¦. Quizas en recuerdo a mis abuelos. Cuando reabrieron la ciudad, sent¨ª una especie de llamada para volver, para implicarme y hacer algo por devolverla a la vida¡±.
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