Blur cumpli¨® su sue?o al fin. Ya puede parar otra vez
Una de las grandes bandas del ¡®britpop¡¯ ha estrenado dos pel¨ªculas: el documental ¡®To the End¡¯ y el concierto ¡®Live at Wembley¡¯. Los dos llenazos del estadio londinense en 2023 eran una vieja obsesi¨®n de su l¨ªder, el fecundo Damon Albarn
Ahora que Oasis anuncia que vuelve a los escenarios, 15 a?os despu¨¦s de su ruptura, Blur reaparece en las pantallas para recordarnos que ellos ya hab¨ªan regresado antes. Las dos bandas vivieron en los noventa el duelo m¨¢s feroz de la Cool Britannia, el cl¨¢sico del britpop, con permiso de otras como Pulp y Suede. Oasis iniciar¨¢ su gira mundial en julio de 2025 en Cardiff, y tiene todo vendido en pocas horas y a precios disparados seg¨²n va anunciando m¨¢s fechas. Y Blur acaba de estrenar dos producciones para reivindicarse: un documental, Blur: To the End, y un concierto, Blur: Live at Wembley Stadium, cuatro horas en total. En noviembre se proyectaron en cines y ahora llegan a las plataformas (ya disponible en Filmin y, desde los d¨ªas 13 y 14, tambi¨¦n en Movistar).
En sus mejores a?os, Blur y Oasis se miraban de t¨² a t¨², y hasta lanzaban discos en la misma fecha para medirse, lo que despert¨® el entusiasmo de los tabloides y de la prensa musical, ansiosos de reeditar la vieja rivalidad Beatles-Stones. Oasis tuvo una aparici¨®n fulgurante en 1994, y logr¨® m¨¢s repercusi¨®n internacional, aunque su trayectoria art¨ªstica fue de m¨¢s a menos hasta su separaci¨®n por una pelea entre los hermanos Gallagher en los camerinos de Par¨ªs en 2008. En cambio, Blur ha tenido una carrera m¨¢s consistente hasta hoy, a pesar de que tambi¨¦n se tomaron largos lapsos en blanco, los que llaman ¡°hiatos¡±. Su l¨ªder, Damon Albarn, dedica esas pausas a sus muchos otros proyectos: las bandas Gorillaz y The Good, the Bad and the Queen, su carrera en solitario o su papel como productor, compositor de bandas sonoras y hasta de ¨®peras (Dr. Dee).
Albarn, uno de los creadores m¨¢s fecundos de su pa¨ªs en varias d¨¦cadas, es presentado por sus compa?eros como alguien hiperactivo en To the End. El documental se dirige a quien ya conozca su trayectoria, porque apenas se cuenta nada del pasado. El metraje se despoja de contexto para hacer un retrato ¨ªntimo del grupo aqu¨ª y ahora, despu¨¦s de ocho a?os separados, en los que Albarn hac¨ªa de todo y alguno de sus compa?eros (el bajista Alex James) se hab¨ªa retirado a una casa de campo.
Los cuatro miembros se citan cuando la pandemia ha quedado atr¨¢s para empezar a crear su ¨²ltimo ¨¢lbum, The Ballad of Darren, al tiempo que vuelven a los escenarios. Primero en salas peque?as, para ponerse a tono, luego en algunos festivales (pasan por Barcelona para el Primavera Sound, una segunda fecha del mismo evento en Madrid fue suspendida por la lluvia y acab¨® en un concierto menos masivo en La Riviera). Y la guinda que les faltaba en su carrera: Wembley, el estadio londinense que abarrotaron dos noches de julio de 2023, d¨ªas 8 y 9, con 148.000 espectadores en total. Ven¨ªan muy dolidos del festival de Coachella en abril: dio la vuelta al mundo el enfado de Albarn al comprobar que el p¨²blico congregado en el desierto del Colorado apenas conoc¨ªa sus canciones m¨¢s emblem¨¢ticas.
To the End es algo m¨¢s que un making of: acompa?a a los miembros de la banda en sus ensayos y en sus conversaciones, nos colamos en sus casas, conocemos sus resacas (el alcohol era el pegamento del grupo, admiten), nos ba?amos con ellos en fr¨ªas playas del sur de Inglaterra. Se dirigen a menudo a la c¨¢mara y se muestran francos al expresar sus inseguridades, porque estos triunfadores veintea?eros ahora est¨¢n en la crisis de los cincuenta. El cuerpo ya no responde igual: el bater¨ªa Dave Rowntree llega al concierto estelar con una lesi¨®n de rodilla, y camina con muletas hasta la puerta del escenario pero ah¨ª se las quita de encima.
En esta pel¨ªcula no se termina de disfrutar bien de su m¨²sica, salvo algunos fragmentos, porque para eso ya tenemos la otra: Live at Wembley, que permite revivir su concierto ¨ªntegro (y que en verano ya se edit¨® como disco doble). Y resulta que Albarn, nos lo ha contado antes, estaba obsesionado con el recinto m¨¢s ic¨®nico de Londres desde que vio por la tele, siendo adolescente, a Queen en el Live Aid de 1985. Damon nunca hab¨ªa tocado all¨ª (s¨ª en otros foros multitudinarios, como Glastonbury o Hyde Park), pero s¨ª hab¨ªa jugado al f¨²tbol sobre ese c¨¦sped, en una pachanga ben¨¦fica en 1996, y marcado un gol.
El concierto tiene un sonido crudo, no demasiado perfecto, pero en¨¦rgico y convincente para una masa entregada. Como se entregan los m¨²sicos y, en particular, Albarn, que en varias ocasiones se zambulle entre el p¨²blico. Por momentos la guitarra seca y distorsionada de Graham Coxon se impone sobre la voz cansada y siempre macarra de Damon. Evitan los adornos, porque hace tiempo que no llevan vientos ni otros instrumentos: solo el teclado de Mike Smith se suma al cuarteto. Y apenas pisa el escenario alg¨²n invitado: el actor Phil Daniels, que recita los versos de Parklife, y, en el momento m¨¢s emocionante de la noche, el coro London Community Gospel Choir, para acompa?ar la preciosa nana Tender. Al final, Albarn se tira al suelo con su guitarra, se queda acurrucado como un beb¨¦, sonriente y aliviado. Lo hizo. Se coron¨® en su ciudad. Era lo ¨²nico que quer¨ªa contar.
Hemos sabido despu¨¦s que Albarn estuvo buscando excusas para cancelar la segunda noche en Wembley, no fuera a estropearlo. Ahora viene otro hiato de la banda: ¡°Esto es demasiado para m¨ª¡±, dice. Ya piensa en un nuevo trabajo con Gorillaz. Pero nadie cierra la puerta a nada. Estos filmes no dejan la impresi¨®n de ser una despedida, aunque s¨ª de que han saldado cuentas pendientes. Ellos nunca dicen adi¨®s, sino hasta luego.
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