Cinco minutos antes de la cuenta atr¨¢s

Acabo el a?o como lo empec¨¦: escribiendo una columna sobre televisi¨®n para este peri¨®dico. En la que se public¨® el d¨ªa 2 de enero, tecleada en la primera ma?ana de 2024, me dediqu¨¦ a hacer una lista de buenos deseos televisivos para los siguientes 12 meses. En esta, publicada hoy, ¨²ltimo d¨ªa del a?o, procede revisarlos.

Para sorpresa de nadie, la mayor¨ªa de mis deseos, por su ambici¨®n, no se han cumplido. Por mucho que la segunda temporada de Elsbeth haya ampliado su n¨²mero de episodios hasta los 20, no han vuelto las series de largo recorrido, como yo deseaba. Seguimos instalados en una bulimia televisiva alimentada por las plataformas, absurdamente cortoplacista hasta para un medio que vive de la inmediatez. Vemos m¨¢s series que nunca, pero por su duraci¨®n y su emisi¨®n, su huella es cada vez m¨¢s ef¨ªmera. No obstante, hay que darle un aplauso lento a la ficci¨®n espa?ola del a?o. Se han estrenado m¨¢s series espa?olas que nunca y, dentro de esta colecci¨®n, tenemos grandes hitos. Querer, Celeste, Crist¨®bal Balenciaga, Yo adicto, Nos vemos en otra vida¡­ Menuda cosecha la de 2024.

Tampoco se han vuelto distinguibles unos de otros los magacines de tarde, como yo quer¨ªa. Las tertulias, no solo vespertinas, sino de cualquier franja horaria, nos han dejado demasiados momentos para el recuerdo y no precisamente grato. Y tampoco ha sido un buen a?o para Telecinco, que sigue sin encontrar su rumbo. Ninguno de los cambios estructurales que han afectado a Mediaset en 2024 ha tenido repercusi¨®n alguna en una parrilla cuya mayor parte de activos parecen ideados por Chat GPT.

Pero no todo van a ser anhelos frustrados. Dese¨¦ una televisi¨®n p¨²blica con m¨¢s br¨ªo, sin imaginar que el mayor estreno del a?o iba a sorprendernos en La 1. En contra de lo que afirman los polemistas, el impredecible ¨¦xito de La revuelta es ¡ªno dejo de repetirlo¡ª un triunfo para toda la tele generalista, que ha recuperado a un p¨²blico que la hab¨ªa abandonado y ha logrado volver a las conversaciones con una presencia perdida hace a?os. Conseguido esto, ?ser¨¢ mucho pedir que la mitad de la poblaci¨®n nos podamos ver representadas en los programas de m¨¢xima audiencia en una proporci¨®n m¨¢s cercana a la realidad? Ah, so?ar, en mi caso, no es gratis: me pagan por hacerlo. Por un 2025 que siga alimentando las ganas de los espectadores de sentarnos frente a la pantalla.