¡®Ley y desorden¡¯ y ¡®Desorden p¨²blico¡¯, risas y dolor
Lo que al parecer es inevitable es que toda serie que se precie debe empezar con un hecho dram¨¢tico, con dolor, y en una de las dos series no es otro que la llamada ¡°brutalidad policial¡±
Dej¨® dicho el griego Nikos Kazantzakis: ¡°?Qu¨¦ extra?a m¨¢quina es el hombre! Usted le mete pan, vino, pescado y r¨¢banos, y salen suspiros, risas y sue?os¡± a lo que habr¨ªa que a?adir ¡°y dolor¡±, pues de risas y sufrimiento son las series Ley y desorden y Desorden p¨²blico, francesa una e italiana la segunda. Y tal y como est¨¢n las cosas en el trumpiano mundo que nos toca revivir, o en el garc¨ªapagiano que les toca vivir a los castellano-manchegos, quiz¨¢ lo mejor ser¨¢ comenzar por las risas.
Los ocho cap¨ªtulos de la primera temporada de las andanzas del polic¨ªa parisino Thomas Chevalier comienzan con uno de los grandes dramas imaginables: en su torpeza hiere al fichaje estrella de un gran club de f¨²tbol, algo as¨ª como si un inspector lesiona a Kylian Mbapp¨¦. La del pulpo no ser¨ªa nada como castigo por tama?a desgracia.
Naturalmente, el parisino es condenado a galeras o, al parecer, lo que es lo mismo: trasladado a Marsella, donde tendr¨¢ que encabezar un reducido grupo de polic¨ªas dif¨ªciles de controlar y que le reciben con el desprecio propio de quienes tienen una reputaci¨®n canallesca.
Claro que un inspector torpe y un grupo peculiar de polic¨ªas que protagonizan una serie de televisi¨®n no son antag¨®nicos con resolver todos los casos que se les presentan. Una cosa es re¨ªrse moderadamente de las fuerzas del orden p¨²blico y otra muy distinta permitir que triunfe el mal pese a que los informativos televisivos muestren cada d¨ªa lo contrario. En todo caso se agradecen las sonrisas de la serie que exhibe Cosmo en Movistar Plus +.
Netflix por su parte exhibe Desorden p¨²blico, una serie sobre un equipo de antidisturbios romanos que no ser¨ªa honesto comentar sin una inicial referencia a la excelente Antidisturbios, de Rodrigo Sorogoyen, realizada cinco a?os antes que la italiana y en la que tambi¨¦n se muestran las dichas y desdichas de este cuerpo policial.
Lo que al parecer es inevitable es que toda serie que se precie debe empezar con un hecho dram¨¢tico, con dolor, y en el caso de los romanos no es otro que la llamada ¡°brutalidad policial¡± o el ensa?amiento en la represi¨®n de una manifestaci¨®n callejera con el fallecimiento de uno de los manifestantes a consecuencia de los golpes recibidos, ¡°las cosas de la vida¡± que dir¨ªa Claude Sautet. En resumen: dos buenas series para re¨ªr y sufrir.
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