Del sexting al perreo: la RAE se rinde a la calle
Las lenguas est¨¢n ahora m¨¢s vivas que nunca y el impacto de la globalizaci¨®n en la terminolog¨ªa confirma esa prevalencia de la oralidad
¡°Creo que se debe escribir como se habla, y no hablar, en ning¨²n caso, como se escribe¡± dijo el escritor Juan Ram¨®n Jim¨¦nez, el tercer espa?ol en ganar el Premio Nobel de literatura, en 1956. Fue un defensor ac¨¦rrimo de la sencillez, posicion¨¢ndose en contra de la pedanter¨ªa, escribiendo con ¡°j¡± todas las ¡°g¡± y eliminando el uso de la ¡°h¡±. Otro Nobel, el Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez, tambi¨¦n abog¨® por la simplificaci¨®n. Ambos defend¨ªan su respeto por la oralidad, lo que invita a pensar que tambi¨¦n apoyar¨ªan la forma de hablar espa?ol de las nuevas generaciones.
La literatura est¨¢ llena de ejemplos de este af¨¢n rupturista. Quevedo sobresali¨® en el siglo de Oro espa?ol por sus neologismos tipo ¡°despiernado¡±, ¡°quintainfamia¡±, ¡°archipobre¡±. Tambi¨¦n Valle-Incl¨¢n rompi¨® con las concepciones literarias de la Generaci¨®n del 98. Uno de los escritores argentinos m¨¢s prestigiosos del siglo XX, Roberto Arlt, incluy¨® en su obra el uso del lunfardo, un argot que surgi¨® de los barrios marginales de Buenos Aires del que nacen palabras como laburar (trabajar), mina (mujer) o chorro (ladr¨®n).
Junot D¨ªaz gan¨® el Pulitzer por La maravillosa vida breve de ?scar Wao, donde se alab¨® su magistral uso del mestizaje ling¨¹¨ªstico. Y en los ¨²ltimos a?os hemos asistido a fen¨®menos literarios donde priman el vocabulario y las expresiones aut¨®ctonas, como el que impera en la primera novela de Andrea Abreu, Panza de burro, que rinde tributo a la lengua canaria. ¡°Creo que es una posici¨®n pol¨ªtica hablar y escribir en la forma en la que hablas. Para m¨ª lo pol¨ªtico es asumir la diferencia y reivindicarla¡±, destacaba Abreu en una entrevista.
Esta literatura basada en la oralidad que constata la diversidad se ha convertido en tendencia en la literatura en espa?ol con firmas como la dominicana Rita Indiana, la colombiana Diana Obando, o la espa?ola Cristina Morales, que con su Lectura f¨¢cil dinamit¨® lo que se consideraba el lenguaje ¡°correcto¡±. El aperturismo se va consiguiendo a golpe de controversia, porque en palabras de la editora y escritora Sabina Urraca, a¨²n estamos rodeados de ¡°fascistas del lenguaje¡±. Y si se cuestiona m¨¢s que nunca lo que se considera correcto en la palabra escrita, no digamos en la palabra hablada.
A lo largo del tiempo, las instituciones han ido evolucionando en torno a lo que se considera hablar un espa?ol correcto. En el siglo XVIII se ten¨ªa por referente el espa?ol procedente del Norte de Castilla. En el siglo XX se apostaba por un pluricentrismo que consideraba m¨¢s adecuado (por neutral) el espa?ol de Espa?a, M¨¦xico y Colombia. Y en la actualidad se considera que hablar bien el idioma no depende de la localizaci¨®n geogr¨¢fica, sino del grado de formaci¨®n y educaci¨®n del hablante, lo que le permitir¨¢ hacer un buen uso de la gram¨¢tica (en la que se incluye el uso correcto de los tiempos verbales, pronombres, sustantivos, adjetivos, adverbios, as¨ª como la estructura de las oraciones, la concordancia entre sujetos y verbos).
La controversia radica en el vocabulario que se emplea al hablar. En los ¨²ltimos a?os se ha constatado un aperturismo sin precedentes hacia la nueva terminolog¨ªa. El diccionario propulsado por la Real Academia Espa?ola de la Lengua (RAE) muestra cada vez m¨¢s elasticidad y permeabilidad para reflejar el lenguaje de la calle. Se incluyen cada vez m¨¢s t¨¦rminos coloquiales, desde el ¡°perreo¡± (baile que se ejecuta generalmente a ritmo de reguet¨®n, con er¨®ticos movimientos de caderas, y en el que, cuando se baila por parejas, el hombre se coloca habitualmente detr¨¢s de la mujer con los cuerpos muy juntos), ¡°chundachunda¡± (m¨²sica fuerte y machachona), ¡°machirulo¡± (dicho de una persona que exhibe una actitud machista), hasta ¡°postureo¡± (actitud artificiosa e impostada que se adopta por conveniencia o presunci¨®n).
Se trata de definiciones que no necesita nadie que pertenezca a la generaci¨®n Y ni a la milenial, pero que quiz¨¢ las agradecen las generaciones anteriores, no tan familiarizadas con el vocabulario que prolifera tanto en la calle como en las redes sociales o la cultura actual. ?Y no es acaso la funci¨®n del diccionario la de explicar el significado de las palabras? Los tiempos han cambiado, ya no se trata de una herramienta de poder para poner reglas y dictaminar lo que es o no correcto.
Las lenguas est¨¢n ahora m¨¢s vivas que nunca y el impacto de la globalizaci¨®n en la terminolog¨ªa confirma esa prevalencia de la oralidad, permitiendo que las lenguas se nutran unas de otras, mezcl¨¢ndose de una forma org¨¢nica. A finales del a?o pasado, la RAE llev¨® a cabo la actualizaci¨®n anual del diccionario de la lengua espa?ola incorporando anglicismos como ¡°aquaplaning¡±, ¡°banner¡±, ¡°bulldog¡±, ¡°cookie¡± y ¡°sexting¡±. Porque, como explica Francisco Moreno-Fern¨¢ndez, catedr¨¢tico de Lengua Espa?ola y director del Observatorio del espa?ol y las culturas hisp¨¢nicas del Instituto Cervantes en la Universidad de Harvard: no tiene sentido plantear una norma del espa?ol que prescinda del anglicismo. ¡°Quien as¨ª lo proponga ni conoce bien c¨®mo funciona la socioling¨¹¨ªstica del espa?ol en los Estados Unidos, ni conoce c¨®mo funciona la socioling¨¹¨ªstica del espa?ol en ninguno de los territorios biling¨¹es en que se utiliza; y son muchos¡±, a?ade.
Se trata adem¨¢s de un fen¨®meno que se produce en las dos direcciones. Tambi¨¦n la nueva edici¨®n del diccionario Oxford de lengua inglesa contiene 1.904 t¨¦rminos de origen castellano, como por ejemplo ¡°siesta¡±, ¡°macho¡± o ¡°fiesta¡±. Este enriquecimiento mutuo es lo que se denomina Influencia cros ling¨¹¨ªstica l¨¦xica, como ya explicaban en el 2019 los investigadores y ling¨¹istas Javier Mu?oz-Basols y Danica Salazar en un art¨ªculo acad¨¦mico con el mismo t¨ªtulo que estudiaba la influencia rec¨ªproca en el espa?ol y el ingl¨¦s. Esto cobra a¨²n m¨¢s sentido teniendo en cuenta que, seg¨²n el informe del Instituto Cervantes, ¡°el espa?ol: una lengua viva¡± y en 2060, Estados Unidos ser¨¢ el segundo pa¨ªs hispanohablante del mundo, despu¨¦s de M¨¦xico, ya que el 27,5 % de la poblaci¨®n estadounidense ser¨¢ de origen hispano.
La m¨²sica urbana es una de las m¨¢ximas propulsoras de la expansi¨®n del castellano en todo el mundo, especialmente a trav¨¦s del reguet¨®n, para estupefacci¨®n de los clasistas. As¨ª lo constata el estudio ¡°El boom de la m¨²sica urbana latina y la expansi¨®n del espa?ol a nivel global¡±, elaborado por el Observatorio del espa?ol en la Universidad de Nebrija en el 2023. ?El espa?ol se est¨¢ empleando como un idioma reivindicativo frente al ingl¨¦s dominante, y el espa?ol localizado (con los giros y acentos propios de cada pa¨ªs) tambi¨¦n se impone frente al espa?ol neutro, ocurre en la m¨²sica y en la literatura, y resulta fundamental advertirlo para entender qu¨¦ tipo de espa?ol se est¨¢ difundiendo?, razona H¨¦ctor ?lvarez Mella, profesor en la Universidad de Heidelberg. Tambi¨¦n se ha encontrado en el reguet¨®n/trap latino un recurso did¨¢ctico muy efectivo para ense?ar la variedad ling¨¹¨ªstica del espa?ol en clases.
Los cantantes urbanos impulsan tambi¨¦n la creaci¨®n de un nuevo lenguaje, con Rosal¨ªa ¡ªuna de las mayores exponentes de la m¨²sica en espa?ol del momento (junto a Bad Bunny, Karol G, Shakira y tantos otros)¡ª y su Motomami a la cabeza. Rosal¨ªa defiende su idiolecto, una forma propia de hablar que se va extendiendo hasta adquirir un significado universal. El t¨¦rmino motomami no est¨¢ incluido en ning¨²n diccionario (a¨²n) pero si le preguntamos a ChatGPT que qu¨¦ significa, lo tiene claro: ¡°Motomami es una expresi¨®n que se ha popularizado en la cultura urbana y en la m¨²sica, especialmente en el reguet¨®n y otros g¨¦neros afines. Se refiere a una mujer que tiene una actitud independiente, segura y desenfadada, que disfruta de la vida y no teme tomar decisiones por s¨ª misma.¡± Por otra parte, Rosal¨ªa no desaf¨ªa el status quo solo por la introducci¨®n de nuevos t¨¦rminos al lenguaje global, sino tambi¨¦n por la innovaci¨®n rompedora a la hora de introducir jerga en sus canciones y la libertad de jugar con el sinsentido en sus letras, que algunos han llegado a comparar por su innovaci¨®n con lo que en su momento supuso el gongorismo.
?Qui¨¦n tiene la autoridad para decidir qu¨¦ palabras son correctas o incorrectas en un idioma que se encuentra en constante evoluci¨®n? El lenguaje, como todo lo que est¨¢ vivo, es din¨¢mico, impermanente, un reflejo de la sociedad del momento.
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