Crimen e inmigraci¨®n, un mito sin fundamento que perdura
Los datos apuntan a que la mayor¨ªa de los delitos descienden en Estados Unidos, pero se percibe lo contrario. Es algo que permite al Partido Republicano y Donald Trump insistir en la criminalizaci¨®n sin base real de la comunidad migrante en su conjunto
Las alusiones a la migraci¨®n y la criminalidad se entrelazan sin demasiados pre¨¢mbulos en la primera p¨¢gina del programa electoral del Partido Republicano de cara a las elecciones presidenciales del pr¨®ximo noviembre. Es el reflejo de la ret¨®rica con la que en junio de 2015 comenz¨® el entonces candidato Donald Trump su campa?a antes de ganar la presidencia en 2016 y la que hoy repite para volver a la Casa Blanca en 2025. ¡°Cuando M¨¦xico manda a su gente no manda a los mejores¡±, dijo entonces el republicano, para a continuaci¨®n afilar su acusaci¨®n: ¡°Est¨¢n trayendo drogas. Est¨¢n trayendo criminales. Son violadores¡±. En 2018, Trump cre¨® la Oficina de Atenci¨®n a las V¨ªctimas de Cr¨ªmenes de Inmigraci¨®n (VOICE, por sus siglas en ingl¨¦s), la cual luego fue cerrada por la siguiente Administraci¨®n, la del dem¨®crata Joe Biden. Y recientemente el Comit¨¦ Nacional Republicano lanz¨® una web que hace alusiones ¡°al ba?o de sangre¡± que se vive en el pa¨ªs y recoge lo que califican como ¡°los horrores del crimen migrante de Biden¡±.
El intento de atribuir a una comunidad entera, los inmigrantes indocumentados, los delitos de algunos de sus miembros choca contra la realidad: a pesar de las importantes oleadas de llegadas de los ¨²ltimos a?os, el crimen, y en particular el crimen violento, est¨¢n a la baja en Estados Unidos. Diversas investigaciones acad¨¦micas enfocadas en este ¨¢mbito apuntan a que esa historia de horror generalizado que se atribuye al conjunto de la poblaci¨®n indocumentada est¨¢ lejos de estar basada en hechos reales.
Es algo que se deduce de las ¨²ltimas cifras provisionales del FBI. Despu¨¦s de una subida durante la pandemia ¡ªen 2020 y 2021, antes de que se dispararan las llegadas de inmigrantes al pa¨ªs¡ª, el crimen violento continu¨® su tendencia de a?os a la baja para cerrar el primer trimestre de este a?o con una ca¨ªda general del 15.2% con respecto al mismo periodo de 2023. A nivel nacional, los asesinatos disminuyeron en un 26.4%, las violaciones casi en la misma proporci¨®n y el robo tambi¨¦n descendi¨® un 17.8%. Hubo un 12.5% menos de asaltos graves y se reportaron un 15% menos de cr¨ªmenes para la propiedad.
El ¨²ltimo informe semanal de la polic¨ªa de la ciudad de Nueva York, por ejemplo, tambi¨¦n recoge una ca¨ªda continuada de a?os de casi todo tipo de delitos. con excepci¨®n de los cometidos contra la libertad sexual y algunos robos. Nueva York es una de las ciudades santuario para inmigrantes que, junto con Boston y Chicago, ha recibido a miles de ellos enviados por los gobernadores republicanos de Texas, Florida y Arizona desde 2022. A la Gran Manzana solamente han arribado m¨¢s de 200.000 migrantes en los ¨²ltimos dos a?os.
Brianna Seid, abogada del Brennan Center for Justice, un instituto de derecho y pol¨ªtica p¨²blica sin ¨¢nimo de lucro con sede en Nueva York, explica que ¡°si hubiera este aumento de violencia migrante en los Estados Unidos¡± como el Partido Republicano y Trump quieren dar a entender, ¡°lo ver¨ªamos en los datos y no lo estamos viendo¡±. Seid dice que es dif¨ªcil encontrar cifras que evidencien que este sector de la poblaci¨®n en espec¨ªfico est¨¢ cometiendo cr¨ªmenes porque simplemente no existen.
En las ciudades santuario no se pregunta oficialmente el estatus migratorio ni se incluye en estad¨ªsticas. No obstante, Seid explica que s¨ª se pueden sacar conclusiones v¨¢lidas a partir de otros m¨¦todos y las m¨¦tricas usadas durante a?os por incompletas que sean. Los datos del FBI son incompletos porque no incluyen delitos que no se reportan ni los relacionados con las drogas, pero s¨ª incluyen cifras de casi el 80% de todas las polic¨ªas del pa¨ªs. Uni¨¦ndolos con los datos de la Oficina de Estad¨ªsticas Judiciales (BJS) se ofrece una realidad m¨¢s completa que corrobora la ca¨ªda del crimen desde hace d¨¦cadas.
Con respecto a la presunta disposici¨®n criminal de los indocumentados, las conclusiones tienden a coincidir donde se estudian, en los departamentos universitarios que llevan a?os analiz¨¢ndolo desde el punto de vista econ¨®mico, sociol¨®gico o pol¨ªtico, como lo ha hecho el profesor de la Universidad de San Diego, Benjamin Gonzalez O¡¯Brien.
Este especialista en ciencia pol¨ªtica ha estudiado la criminalizaci¨®n de los migrantes indocumentados en Estados Unidos a lo largo de la historia del pa¨ªs. En 2019 public¨® un estudio sobre las ciudades santuario en el que concluye que, en estas localidades, como Nueva York o Chicago, la llegada de inmigrantes no ha causado un incremento del crimen. De hecho, Gonz¨¢lez O¡¯Brien insiste en que debe ampliarse el n¨²mero de ciudades santuarios. Su razonamiento es que ayudan y protegen a personas en situaciones precarias ¡°y en el largo plazo pueden incrementar la incorporaci¨®n de los inmigrantes¡± a la sociedad, ¡°lo que llevar¨¢ a una pol¨ªtica m¨¢s democr¨¢tica¡±, se?ala.
Menos inmigrantes en las c¨¢rceles
Uno de los m¨¦todos que se han usado para entender la evoluci¨®n del crimen son las tasas de encarcelamiento unidas a las cifras del censo. El profesor de econom¨ªa de la Universidad de Stanford, Ran Abramitzky ha liderado un reciente estudio en el que se destaca que los hombres inmigrantes han tenido menores tasas de encarcelamiento que los nativos, al menos, en los ¨²ltimos 150 a?os y que a partir de los a?os sesenta esa diferencia se ha ido ampliando.
Los inmigrantes ¡°hoy tienen un 60% menos de probabilidad de terminar en la c¨¢rcel que todos los hombres nacidos en Estados Unidos y un 30% si se comparan solo con los blancos¡±, seg¨²n el estudio de Abramitzky. El foco se pone en los hombres porque son los que a lo largo de la historia conforman la mayor¨ªa de la poblaci¨®n encarcelada de Estados Unidos.
La tesis del grupo de investigadores que lidera Abramitzky concluye que en la actualidad los inmigrantes de las recientes oleadas son personas que suelen estar empleados, legal o ilegalmente, tener hijos y buena salud, algo que les hace estar aislados de din¨¢micas que afectan negativamente a los hombres de Estados Unidos ¡ªlos menos formados acad¨¦micamente y menos capaces de adaptarse a un mercado laboral cambiante debido a la globalizaci¨®n y avances tecnol¨®gicos¡ª que caen m¨¢s en actividades criminales.
Adem¨¢s, en este informe se se?ala que los inmigrantes son un grupo de personas que destacan por una mayor resiliencia y adaptabilidad. ¡°Los inmigrantes han revelado que son capaces de recorrer las grandes distancias en busca de una oportunidad, lo que es consistente con las mayores tasas de emprendedurismo¡± en esa comunidad, se destaca en el reporte.
La doctora Leslie Reid, crimin¨®loga de la Universidad de Alabama, coincide con esta tesis y explica que para dejar un pa¨ªs e ir a otro nuevo se necesita ¡°una determinaci¨®n que no est¨¢ t¨ªpicamente asociada con el comportamiento de criminales¡±. No son el perfil, ¡°adem¨¢s de que no van a querer llamar la atenci¨®n del sistema de justicia criminal por las repercusiones ni siquiera de una ofensa menor que puede llevarlos a la deportaci¨®n¡±, dice.
De hecho, los ¨²ltimos datos tabulados por la Universidad de Siracusa apuntan a que solo el 0.41% de los nuevos casos de ¨®rdenes de deportaci¨®n en lo que va de a?o est¨¢n basados en una presunta actividad criminal del inmigrante adem¨¢s de la posible entrada ilegal.
En otra investigaci¨®n, un grupo de investigadores, incluyendo a Reid y liderados por el profesor Robert Adelman de la Universidad Estatal de Nueva York en Buffalo, estudiaron estad¨ªsticas en ¨¢reas metropolitanas entre 1970 y 2010 para concluir que la inmigraci¨®n ¡°est¨¢ consistentemente unida a la ca¨ªda de cr¨ªmenes violentos y contra la propiedad en este periodo¡±.
Con todo, a pesar de las evidencias, ¡°es dif¨ªcil convencer a la gente con la realidad¡±, lamenta la abogada Brianna Seid del Brennan Center.
El discurso sobre la criminalidad de los indocumentados no pierde fuerza y una mayor¨ªa de la poblaci¨®n, de hecho, no cree ni siquiera que el crimen est¨¦ a la baja. En la mayor parte de las encuestas de Gallup desde 1963, al menos el 60% de los adultos del pa¨ªs dicen que hay m¨¢s crimen a nivel nacional que el a?o anterior por m¨¢s que las estad¨ªsticas del FBI y de la Oficina de Estad¨ªsticas de Justicia digan lo contrario durante la mayor parte de ese periodo de a?os.
Curiosamente, pocos estadounidenses creen que sus comunidades est¨¦n afectadas por ese aumento de los delitos. Es algo que suele verse como el problema de otros. Tambi¨¦n es algo que preocupa m¨¢s a los m¨¢s conservadores que a los progresistas.
El abogado senior del programa de Justicia del Brennan Center, Ames Grawert, piensa que el miedo al crimen es elevado porque el pa¨ªs est¨¢ a¨²n saliendo de una etapa durante la pandemia en la cual los delitos, en especial los asesinatos, crecieron mucho, rompiendo la tendencia hist¨®rica a la baja, sobre todo en 2020. ¡°Puede haber un retraso en el ajuste de la percepci¨®n y la realidad, adem¨¢s de que son miedos razonables teniendo en cuenta el periodo traum¨¢tico social que se vivi¨®¡±, se?ala. Con todo, este abogado concede que la ca¨ªda del crimen no termina de calar en la percepci¨®n de una buena parte de la poblaci¨®n desde hace a?os.
Grawert cree que encontrar respuestas y soluciones para el crimen y la violencia son muy complejas, por lo que la gente ¡°busca una explicaci¨®n simple para un problema social y se centra en chivos expiatorios. Y la poblaci¨®n migrante es uno, me temo¡±.
La crimin¨®loga Leslie Reid cuenta que cuando empez¨® a publicar sobre cr¨ªmenes e inmigraci¨®n en los a?os noventa, casi no hab¨ªa estudios sobre el tema y cree que es posible que todas las evidencias y matices que llegan desde distintos centros de investigaci¨®n ¡°quiz¨¢ ayuden con el tiempo a cambiar una narrativa que est¨¢ muy ligada a nuestro conocimiento cultural¡±. Reid enfatiza la palabra ¡°quiz¨¢¡±.
M¨¢s de un siglo culpabilizando a los inmigrantes
Culpar a los inmigrantes no es algo nuevo. Abramitzky ha verificado que en los ¨²ltimos 150 a?os los discursos en el Congreso sobre inmigraci¨®n ¡°ten¨ªan el doble de probabilidades de mencionar palabras relacionadas con el crimen (por discurso) que los discursos sobre otros temas¡±.
Este profesor de econom¨ªa cuenta a EL PA?S que ha documentado que las actitudes hacia los inmigrantes en los discursos en el Congreso han mejorado en las ¨²ltimas d¨¦cadas, pero son m¨¢s polarizados por los partidos. En este sentido, apunta que, a diferencia de los dem¨®cratas, en el Partido Republicano ¡°mantienen la negatividad y el foco en el crimen y asuntos legales cuando hablan de inmigrantes¡±.
Por su parte, Trump ha vuelto a hacer de la inmigraci¨®n y la criminalidad un eje central de su campa?a, tal y como hizo en 2015 y 2016. En cada mitin y cada entrevista, el presunto candidato del Partido Republicano arremete contra los inmigrantes en el pa¨ªs, llam¨¢ndolos desde criminales hasta violadores y terroristas. Se ha justificado aprovech¨¢ndose de muertes como las de Jocelyn Nungaray, una ni?a de 12 a?os asesinada el pasado 17 de junio en Texas supuestamente por dos inmigrantes indocumentados de origen venezolano. Trump la ha mencionado en innumerables ocasiones durante las ¨²ltimas semanas de su campa?a, llegando incluso a llamar por tel¨¦fono a su madre minutos antes de empezar el primer debate presidencial. ¡°Estos monstruos nunca deber¨ªan haber estado en nuestro pa¨ªs y si yo fuera presidente no habr¨ªan estado en nuestro pa¨ªs¡±, dijo el republicano a la madre de Jocelyn.
La percepci¨®n p¨²blica es poderosa porque activa un miedo emocional que, como explica Reid, no siempre se alinea con el riesgo de victimizaci¨®n. Y este miedo no solo se alimenta del discurso pol¨ªtico, sino tambi¨¦n desde los medios de comunicaci¨®n y sociales que, seg¨²n esta experta, est¨¢n contribuyendo a esta desconexi¨®n entra la realidad y lo inventado. ¡°Si seguimos lo que se ve en muchos medios, entonces no hay posibilidad de asumir que la realidad de la inmigraci¨®n es otra¡±, aclara.
¡°Todos los actos de violencia son serios y graves, pero creo que quienes est¨¢n moviendo pantallas continuamente en medios sociales pueden tener una percepci¨®n distorsionada de la realidad¡±, coincide Seid. ¡°Hay muchas cosas que se ven que no ocurren y el crimen es muy popular, tanto en informaci¨®n como en shows o p¨®dcast¡±, explica Seid. La sangre atrae clics.
Tanto Reid como Seid admiten que a esta imagen contribuye el hecho de que desde el punto de vista de la aplicaci¨®n de la ley se trate a los inmigrantes indocumentados como si fueran criminales. Es algo que tambi¨¦n alimenta esta narrativa del crimen asociado a la inmigraci¨®n pese a la ca¨ªda de casi todos los delitos.
Ahora bien, hay un tipo de delitos que no solo no cae, sino que est¨¢ al alza, seg¨²n las estad¨ªsticas del FBI: los de odio, y sobre todo los causados por motivos raciales. ¡°No me sorprende¡±, dice Reid. ¡°Por un lado, est¨¢ pasando y por otro hay un mayor reporte, m¨¢s vigilancia y se est¨¢ tomando m¨¢s en serio a las v¨ªctimas¡±.
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