Inocente profesor o agente secreto: Shujun Wang, el acad¨¦mico chino-americano condenado por espionaje en Nueva York
Acusado de ser informante en medio de las tensiones entre China y Estados Unidos, el hombre, de 75 a?os, era miembro y voluntario de una fundaci¨®n disidente y prodemocracia en Brooklyn
Al cierre del juicio, el abogado le mostr¨® dos fotos al jurado. En una, James Bond de esmoquin, el esp¨ªa por excelencia; en la otra, Shujun Wang, cara de confundido y brazos elevados, lejos de la imagen cl¨¢sica de un agente encubierto. El ¨²ltimo intento por probar la inocencia del acad¨¦mico y activista prodemocracia chino de 75 a?os no surti¨® efecto. Este martes, seis hombres y seis mujeres en un juzgado federal de Brooklyn lo declararon culpable de todos los cargos ¡ªactuar como agente de un gobierno extranjero sin notificarlo al fiscal general, facilitar informaci¨®n de contacto de destacados disidentes a la agencia de inteligencia china y mentir a las fuerzas de seguridad federales sobre el plan¡ª tras apenas un d¨ªa de deliberaci¨®n. Si no se apela el veredicto, el pr¨®ximo 9 de enero le espera una sentencia de hasta 25 a?os en prisi¨®n. Breon Peace, fiscal federal del Distrito Este de Nueva York, resumi¨® el juicio, que dur¨® una semana, en un comunicado: ¡°La acusaci¨®n podr¨ªa haber sido la trama de una novela de esp¨ªas, pero las pruebas son impactantemente reales¡±.
¡°Haci¨¦ndose pasar por un conocido acad¨¦mico y fundador de una organizaci¨®n prodemocracia, Wang estaba dispuesto a traicionar a quienes le respetaban y confiaban en ¨¦l. Cuando se le confront¨® con su deshonrosa conducta, el acusado minti¨® a las fuerzas del orden, pero el veredicto de hoy ha revelado la verdad de sus delitos y ahora se enfrentar¨¢ a las consecuencias¡±, contin¨²a el comunicado. La acusaci¨®n afirma que desde 2006 Wang se infiltr¨® en un grupo de apoyo a la democracia china con sede en Nueva York, recopilando y comunicando de forma encubierta informaci¨®n sensible sobre sus miembros al servicio de inteligencia de la Rep¨²blica Popular China.
El historiador, que cuenta con doble nacionalidad, niega todos los cargos. Fuera del juzgado, vestido de traje con una corbata decorada con motivos chinos, su atuendo elegido durante todo el juicio, insisti¨® en ello apasionadamente en mandar¨ªn, pues tras m¨¢s de tres d¨¦cadas en Estados Unidos, su ingl¨¦s sigue siendo limitado. ¡°Se han equivocado con las pruebas. Es injusto. Est¨¢n jugando con la justicia. Es ficci¨®n¡±.
La historia de Shujun Wang, recopilada a trav¨¦s de entrevistas y publicada en mayo en una investigaci¨®n especial por el medio estadounidense Radio Free Asia (RFA), comienza en Qingdao, una ciudad costera en el noreste de China. Seg¨²n cuenta Wang, trabaj¨® como profesor en la escuela de Ciencias Sociales de Qingdao y escribi¨® libros sobre historia militar china, iniciado en ese inter¨¦s por su padre que, de acuerdo con la versi¨®n del ahora condenado por espionaje, fue int¨¦rprete de un almirante estadounidense al final de la II Guerra Mundial. A partir de la popularidad de sus libros, fue invitado a Estados Unidos como acad¨¦mico. Lleg¨® en 1994 para un periodo de dos a?os en Columbia y se qued¨®. Trabajaba como cajero en una tienda de Flushing, Brooklyn, para sobrevivir, mientras tambi¨¦n escrib¨ªa.
En 2006 ¡ªcuando comienzan los hechos que le han interesado al FBI, que impuls¨® el arresto y la acusaci¨®n¡ª Wang se uni¨® a la Fundaci¨®n Hu Zhao, que organizaba charlas y conferencias en apoyo a la democracia china. No ten¨ªa un cargo importante, era voluntario y ayudaba en tareas de contadur¨ªa y administraci¨®n. De acuerdo con el FBI, sin embargo, tambi¨¦n comenz¨® a monitorear a sus compa?eros, disidentes chinos, hongkoneses o taiwaneses, para el servicio de inteligencia de Pek¨ªn. Por lo menos un activista de Hong Kong del cual Wang proporcion¨® informaci¨®n termin¨® detenido en China, aunque el FBI no llega a decir que haya sido gracias espec¨ªficamente a la inteligencia proporcionada por el acusado.
Seg¨²n algunos exmiembros de la Fundaci¨®n Hu Zhao, Wang se gan¨® una reputaci¨®n de poco confiable, de mentiroso. Sus historias no cuadraban del todo. Wang se describe como un ¡°acad¨¦mico famoso¡±, pero su paso por Columbia fue corto y el libro que dice que es su obra maestra, La leyenda de Zhang Xueliang, sobre un importante pol¨ªtico de la guerra civil china, fue parcialmente plagiado, seg¨²n las autoridades chinas. M¨¢s a¨²n, otros aseguran que dentro de la fundaci¨®n corr¨ªa la sospecha de sus verdaderas lealtades por su aparente cercan¨ªa con las fuerzas de seguridad de China; aunque seg¨²n esos mismos miembros o exmiembros, hay muchos que tienen alg¨²n tipo de relaci¨®n con el aparato de inteligencia chino. A pesar de ello, lo mantuvieron en la fundaci¨®n, pues era meticuloso y buen trabajador, adem¨¢s la informaci¨®n a la que ten¨ªa acceso no era particularmente sensible. Wang mismo lo admite. Cuenta sin reparos sus encuentros con agentes chinos y la informaci¨®n ¡°de dominio p¨²blico¡± que les proporcion¨®.
Para el FBI y los fiscales estadounidenses, eso fue suficiente para acusarlo de espionaje. Porque en el fondo, Wang no es el objetivo. Lo dej¨® claro el fiscal general adjunto Matthew G. Olsen, de la Divisi¨®n de Seguridad Nacional del Departamento de Justicia, tras concluir el juicio. ¡°El veredicto de hoy demuestra que quienes pretendan hacer avanzar la agenda de represi¨®n transnacional del Gobierno chino tendr¨¢n que rendir cuentas¡±. Esa ¡°represi¨®n transnacional¡±, los intentos de Pek¨ªn de controlar a sus ciudadanos en el extranjero a trav¨¦s de la intimidaci¨®n, est¨¢ en el punto de mira del Departamento de Justicia, y especialmente de esta oficina de Brooklyn, desde hace a?os. El verano pasado, tres hombres fueron condenados por intimidar a una familia en Nueva Jersey; su sentencia ser¨¢ dictada en septiembre. Y el caso de dos hombres acusados de llevar una estaci¨®n de polic¨ªa secreta para el Gobierno chino en Manhattan est¨¢ pendiente de juicio.
Todo ello enmarcado en las crecientes tensiones entre Estados Unidos y China. De hecho, en un testimonio ante el Congreso el a?o pasado, el director del FBI, Christopher Wray, cont¨® que la agencia hab¨ªa abierto ¡°miles de investigaciones¡± sobre el espionaje chino en el pa¨ªs. Y la CIA tambi¨¦n ha hecho lo suyo. En un discurso en 2023, el director de esa agencia, William Burns, indic¨® que se hab¨ªa m¨¢s que duplicado el gasto en contrarrestar las actividades de inteligencia chinas. Con este fortalecimiento de las acciones de contrainteligencia, pero tambi¨¦n por la mayor actividad china, m¨¢s y m¨¢s informantes de bajo nivel est¨¢n siendo investigados. Para el FBI da igual el perfil del informante, ¡°el espionaje es espionaje¡±, y cualquier captura es una victoria.
Del lado chino, el caso no es una anomal¨ªa, sino que demuestra hasta cierto punto uno de los modus operandi de sus servicios de inteligencia, se?alan fuentes de inteligencia en la investigaci¨®n de RFA. A medida que han agrandado su red de informantes, una de las t¨¦cnicas m¨¢s efectivas ha sido buscar personas que hayan nacido y crecido en China, y que ahora vivan y tengan nacionalidad estadounidense. Una vez identificados los reclutan de diferentes maneras: ofreci¨¦ndoles dinero, apelando a su orgullo patrio, satisfaciendo sus vanidades o incluso amenazando a sus familias en China. En consecuencia, algunos informantes son creyentes sinceros, otros son personas normales que se han encontrado en medio de una trama de espionaje internacional.
Seg¨²n la informaci¨®n disponible, Wang tal vez entra m¨¢s f¨¢cilmente en la segunda categor¨ªa. En la investigaci¨®n de RFA, con cuyos reporteros Wang habl¨® abiertamente durante horas y horas contando sus encuentros con agentes chinos en detalle, se muestra a un hombre vanidoso que embellec¨ªa sus historias para su propio beneficio, pero no necesariamente un agente secreto experimentado. Adem¨¢s, se apunta a su realidad econ¨®mica. En el momento de su detenci¨®n ¨²nicamente ten¨ªa a su nombre un autom¨®vil, pero viajaba regularmente a China, donde era recibido por miembros de la inteligencia china, que lo invitaban a cenar y le hac¨ªan regalos.
Su condena dif¨ªcilmente puede ser catalogada como una operaci¨®n determinante en el enfrentamiento entre las dos principales potencias del mundo actual. Wang no era un agente de importancia, tal vez no era ni siquiera un agente, solamente un informante, pero bajo las reglas de juego del momento eso es igual a un esp¨ªa. Su abogado apunt¨® a esto fuera del juzgado, alegando que su cliente no actu¨® de ¡°mala fe¡±. ¡°Es un delito muy amplio¡±, dijo. ¡°Desde luego, no quer¨ªa hacer da?o a nadie. Se pas¨® la vida luchando contra el r¨¦gimen comunista y la vida es complicada¡±.
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