Iv¨¢n Cepeda: ¡°La paz total requiere un cambio de mentalidad¡±
El senador de izquierda es el responsable, en el Congreso colombiano, de aterrizar las propuestas de paz que prometi¨® Gustavo Petro. ¡°Vamos a hacer un pacifismo radical¡±, dice en entrevista con EL PA?S
No ha habido en la historia de Colombia un mejor momento pol¨ªtico para Iv¨¢n Cepeda que el actual. De 59 a?os, nacido en Bogot¨¢, este senador lleva toda su carrera trabajando desde la esquina opuesta del poder: milita desde su juventud en distintos movimientos de izquierda, ha puesto su vida en riesgo como defensor de derechos humanos, y fue portavoz de un importante movimiento que agrupa a v¨ªctimas de cr¨ªmenes de estado. Su padre Manuel Cepeda, que milit¨® en el partido Uni¨®n Patri¨®tica perseguido por militares y paramilitares, fue asesinado en 1994. Por razones personales e ideol¨®gicas, Cepeda ha dedicado su carrera a la reparaci¨®n de las v¨ªctimas de la violencia y a una salida negociada de la guerra¡ªdurante el gobierno del expresidente Santos, fue facilitador de las negociaciones de paz con las guerrillas de las FARC y el ELN.
Pero desde el Congreso, donde tiene una silla desde el 2010, siempre estaba en la minor¨ªa. Cuando gan¨® Gustavo Petro la presidencia, y consolid¨® unas mayor¨ªas en el Congreso, el escenario pol¨ªtico de Cepeda cambi¨®. Ahora es un senador cercano al presidente electo e influyente en la coalici¨®n de gobierno para aprobar en el Congreso lo que Petro llama ¡°la Paz Total¡±. Cepeda explic¨® a EL PA?S, desde el estudio de su casa el viernes en la ma?ana, c¨®mo espera sacar a Colombia de una guerra de m¨¢s de 50 a?os.
Pregunta. Hace una hora Petro anunci¨® a Iv¨¢n Vel¨¢squez como Ministro de Defensa. ?Qu¨¦ opina del anuncio?
Respuesta. Es una designaci¨®n que yo saludo porque me parece que ¨¦l es un hombre que se ha caracterizado siempre por ser un excelente jurista, un hombre probo y de una alt¨ªsima calidad profesional. Es una persona recta, a prueba de cualquier clase de chantaje, soborno, y no me cabe la menor duda que va a hacer un trabajo extraordinario en las Fuerzas Militares y de Polic¨ªa. Obviamente va a tener que conversar y dialogar con un universo que ha sido ajeno a su labor, pero me parece que ¨¦l tiene todo el talento para hacerlo muy bien.
P. Vel¨¢squez es un reconocido jurista anticorrupci¨®n. ?No cree que el mensaje a los militares es: ¡°ac¨¢ viene una persona que los va a investigar¡±?
R. Esa podr¨ªa ser una lectura, y evidentemente yo creo que es necesario acabar con la corrupci¨®n en el Estado colombiano. Aunque esa corrupci¨®n ya no es corrupci¨®n, esto ya es otra cosa. Aqu¨ª los especialistas en estos temas hablan de una cooptaci¨®n del Estado. El Estado colombiano hoy est¨¢ pr¨¢cticamente secuestrado por toda clase de redes criminales, mafiosas y politiqueras. Eso ya no puede seguir siendo as¨ª y en las Fuerzas Militares y de Polic¨ªa es inocultable. Que Iv¨¢n Vel¨¢squez haga parte del gobierno es un mensaje para el gobierno mismo y es que no vamos a tolerar la corrupci¨®n. Ese es un mensaje al que se comprometi¨® Petro en la campa?a electoral y en el que todo el mundo, todos los candidatos, compet¨ªan por decir cu¨¢l era el m¨¢s anticorrupci¨®n. Bueno, pues lleg¨® el momento. A ver si es en serio.
P. Usted es el senador para el nuevo gobierno que debe buscar ¡°la paz total¡±. ?Qu¨¦ implica su nuevo rol? ?Qu¨¦ cambios se necesitan?
R. Quiere decir un cambio de mentalidad. Lo que plantea el gobierno es que el modelo anterior de paz ha tenido unos problemas que muestran sus l¨ªmites hist¨®ricos. ?D¨®nde est¨¢n esos problemas? B¨¢sicamente en que en Colombia se ha intentado hacer la paz por pedazos, de manera fragmentaria. Entonces hoy podemos emprender un di¨¢logo con tal grupo, se hace un acuerdo de paz, despu¨¦s el acuerdo regularmente se incumple, o se incumple en un alto porcentaje. Surgen luego las disidencias, el Estado no entra a los territorios, entonces volvemos a las disidencias de las disidencias, y tenemos ya organizaciones como el llamado Clan del Golfo que es una sumatoria de disidencias. No podemos seguir por ese camino. A pesar de que el Acuerdo de Paz de 2016 con las FARC ha significado enormes avances, el modelo que hay que aplicar es diferente y es un modelo totalizante.
P. ?C¨®mo entiende usted que podr¨ªa funcionar ese modelo totalizante?
P. Lo nuevo consiste en buscar una soluci¨®n simult¨¢nea y global de todos los factores de violencia. Ah¨ª est¨¢n incluidos tres grandes dimensiones: los grupos insurgentes que tienen una ra¨ªz pol¨ªtica; los grupos de delincuencia com¨²n ligados al narcotr¨¢fico o bandas criminales; y por otra parte, el di¨¢logo entre los colombianos, que no es menor. De ah¨ª la necesidad de tener di¨¢logos territoriales y un acuerdo nacional. Petro lo ha dicho muchas veces: la paz no se construye en mesas de di¨¢logos entre unas ¨¦lites armadas, o del Estado, sino que es necesario que los ciudadanos participen. Eso es lo que se llama paz total. Algunos dicen que es una tarea ut¨®pica, fara¨®nica, pero hay un enorme acumulado de experiencias, y tambi¨¦n hay una fatiga en toda la sociedad colombiana de la violencia.
P. S¨ª, es bastante ambiciosa.
R. S¨ª, y vamos a jug¨¢rnosla toda. Es posible que tengamos equivocaciones, fracasos, pero hay que so?ar con el cambio.
P. Aterricemos la paz total un poco m¨¢s. ?Hay que aprobar proyectos legislativos desde el primer a?o? ?Hay que cambiar las instituciones de paz que ya existen?
R. S¨ª, vamos a reformar varias cosas, como la institucionalidad. Mientras que la institucionalidad de la guerra en el Estado est¨¢ perfectamente compacta, y funciona de una manera jerarquizada, ordenada y sincr¨®nica, la institucionalidad de la paz es un desastre. Lo acabamos de ver en el empalme: cada ministerio tiene un pedazo de la paz. Aqu¨ª est¨¢ la oficina del Alto Comisionado, despu¨¦s hay otra cosa que es la Oficina de la Reincorporaci¨®n, o est¨¢ la Oficina de Asuntos Territoriales. Eso implica que no puede haber una pol¨ªtica coherente, organizada. No hay una institucionalidad de paz que vaya a los territorios, o que surja de los territorios donde est¨¢n los conflictos. ?C¨®mo es posible que en territorios que han vivido 50 a?os de violencia no haya una instituci¨®n encargada de la paz? Necesitamos centralizar pero al mismo tiempo territorializar.
Otro problema, ?c¨®mo se manejan los fondos de paz? Primero, hay varios. Y segundo, casi todos se los han robado. Hay que evitar que eso ocurra centralizando las cuentas, centralizando los fondos, buscando que haya auditor¨ªas o mecanismos de auditaje lo suficientemente claros para evitar que esos dineros, que son tan pocos, no se vayan a ir por el ca?o de la corrupci¨®n. Y hay m¨¢s temas, pero no voy a agotarlos.
P. No es muy claro con qui¨¦n hay que sentarse a dialogar. Esta semana hubo un comunicado de grupos ligados al narcotr¨¢fico que quieren negociar, pero luego otros desmintieron ese primer comunicado
R. Ese es un problema enorme y es que los grupos se han multiplicado de manera exponencial. En una ciudad como Medell¨ªn, lo que se llamaba antes ¡°las oficinas¡±, ahora son muchas organizaciones. En la regi¨®n del Catatumbo hay cinco grupos armados y cada grupo tiene un subgrupo. Pero es importante la carta de ayer porque muestra la voluntad de un grupo de personas de entrar en ese proceso.
P. El presidente Petro habl¨® en campa?a de querer someter a esos grupos, y estos ahora piden acabar con la extradici¨®n para sentarse a negociar. ?Qu¨¦ opina de la oferta?
R. Esto tiene una respuesta muy clara: la extradici¨®n no se puede negociar. En general no se puede negociar con grupos del crimen organizado. Con ellos habr¨¢ un di¨¢logo, y la diferencia es clara entre di¨¢logo y negociaci¨®n. El di¨¢logo es para escuchar y eventualmente para tomar unas decisiones. Pero no, de ninguna manera, corresponde a una especie de trueque o canje. Ahora, la extradici¨®n es un asunto que compete a dos gobiernos, en este caso preciso, al gobierno de Estados Unidos y al gobierno de Colombia. Y ah¨ª s¨ª puede haber una negociaci¨®n. S¨ª puede haber un acuerdo sobre c¨®mo plantear reformas a esa figura de la extradici¨®n, que tiene muchos problemas.
P. ?C¨®mo manejar la paz otra vez con las disidencias de las FARC que se salieron del acuerdo del 2016?
R. Hay dos tipos de disidencias, los que no entraron en el proceso de paz, y los que entraron en el proceso y luego se salieron. Yo creo que los segundos podr¨ªan, eventualmente, si se aplica bien el proceso de paz, si se hace seriamente esa tarea, reincorporarse. Por otro lado, existe esa posibilidad de una buena ley de acogerse a la justicia para estas otras organizaciones. Algunos colegas quer¨ªan que presentemos r¨¢pidamente esa ley. Yo soy m¨¢s bien partidario de que esperemos un poco y que veamos opciones para presentarla y que quede bien hecha.
P. Usted particip¨® en las pasadas negociaciones con el ELN durante el gobierno de Juan Manuel Santos. ?Porqu¨¦ cree que podr¨ªan funcionar ahora despu¨¦s de que el gobierno Duque las termin¨®?
P. Porque la ¨²ltima vez se alcanz¨® a llegar a una agenda por primera vez, por primera vez hubo algunos acuerdos importantes: protocolos, y se hab¨ªa comenzado la discusi¨®n sobre el primer punto de la agenda. Entonces s¨ª se puede. El asunto es que tiene que haber voluntad pol¨ªtica para avanzar en eso. Nosotros estamos muy comprometidos con esto. Es decir, nosotros renunciamos a la idea de seguir en guerra en Colombia y vamos a hacer de eso de un pacifismo radical. La opci¨®n de seguir en esto, en este torbellino, en este ciclo perenne de guerra, ya la descartamos como una opci¨®n hist¨®rica.
P. Usted hace parte de una nueva coalici¨®n de partidos muy distintos, y solo el Pacto Hist¨®rico, su partido, tiene congresistas con posiciones opuestas. ?Le preocupa la falta de disciplina en el Congreso?
R. No, no me preocupa. Si bien nosotros no somos una secta pol¨ªtica que sigue a un caudillos ciegamente, somos una instancia democr¨¢tica, mostramos hasta ahora coherencia, cohesi¨®n. La demostraci¨®n de eso eso es que, mientras las otras coaliciones que estuvieron en este debate electoral terminaron atomizados (la coalici¨®n de la derecha, la coalici¨®n de centro), el Pacto Hist¨®rico se ampli¨®. Hoy es el Pacto Hist¨®rico m¨¢s otra cantidad de figuras pol¨ªticas que conforman lo que hemos llamado el Frente Amplio. Nuestra tendencia es a crecer. Ahora, es perfectamente leg¨ªtimo, a veces incluso necesario, que haya diferencias. Pero aqu¨ª existe la regla democr¨¢tica. El que perdi¨® en un debate perdi¨® y tiene que someterse. Puede ser que a veces mantenga su disenso, pero nosotros nos hemos comportado y nos vamos a comportar como bancada. Ese es un compromiso.
P. ?Qu¨¦ se siente ser un congresista que estuvo en la minor¨ªa, y en la oposici¨®n, a ser uno de los m¨¢s influyentes y parte de una mayor¨ªa?
R. Una doble sensaci¨®n. La primera es una enorme alegr¨ªa y satisfacci¨®n de ver que los esfuerzos que se hicieron han fructificado. Ser mayor¨ªas, esto es lo segundo, implica unas responsabilidades. Es decir, no nos podemos seguir comportando como congresistas de oposici¨®n, por lo menos no en todo. Uno siempre tiene que ser rebelde, cr¨ªtico y seguramente lo seremos con relaci¨®n a nuestro propio trabajo, al propio gobierno. Pero ya no todo puede ser cr¨ªtica, no todo puede ser oposici¨®n, no todo puede ser negaci¨®n. Ahora necesitamos ser eficientes en el trabajo legislativo y eso implica producir leyes y ejercer el control pol¨ªtico que se necesita. Nosotros mismos tenemos que exigir que lo que nosotros aprobamos en el Congreso se convierta en una realidad en el ejecutivo. No vamos a aprobar leyes para que sean cantos a la bandera.
P. Antes del Congreso, usted siempre hizo pol¨ªtica como contrapoder, fue l¨ªder de un importante movimiento que denunciaba cr¨ªmenes de estado. Ahora es gobierno.
R. S¨ª hay que hacer algunos cambios de mentalidad. Digo que uno no puede seguirse comportando como oposici¨®n cuando debe ejercer el gobierno, pero hay ciertos asuntos en los cuales no debe renunciar a ser opositor. Y eso es, digamos, entender que haber llegado al gobierno es una condici¨®n temporal, que es una condici¨®n en la cual no somos dioses, sino somos seres humanos que vamos a cometer errores. En lo que no podemos equivocarnos es en perder nuestro nexo org¨¢nico con la gente. Es decir, si nosotros nos alejamos de los movimientos sociales, si nos encerramos en el Congreso, si nos encerramos en Palacio de Nari?o, y si no escuchamos lo que nos diga la gente, dejamos de ser una fuerza renovadora del pa¨ªs. Y eso, no lo vamos a perder.
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