La violencia sexual y reproductiva contra ni?as y mujeres: el cap¨ªtulo silenciado en la guerra de Colombia
Los relatos de 10.864 mujeres ante la Comisi¨®n de la Verdad evidencian la forma en que sus cuerpos fueron usados como un arma m¨¢s en el conflicto
La primera vez que Yadira vio un arma, la vio de cerca y apunt¨¢ndole de frente. ¡°Qu¨ªtate la ropa¡±, le gritaba el comandante paramilitar mientras sosten¨ªa el rev¨®lver. ¡°Yo le dec¨ªa con miedo que no, pero ¨¦l se?alaba el arma. No se puso protecci¨®n, no se puso nada. Era mi primera vez con un hombre¡±. Tambi¨¦n fue la ¨²ltima. ¡°Nunca le coment¨¦ a nadie, a nadie absolutamente. Nunca, por temor. Para m¨ª era como una mancha, una ofensa, una verg¨¹enza que la gente supiera. Entonces me guard¨¦ eso. Incluso, desde ah¨ª, yo nunca tuve novio. Nunca tuve m¨¢s nada¡±.
Ten¨ªa 16 a?os y ocurri¨® en 1996, cuando las AUC (Autodefensas Unidas de Colombia) ya eran ley en Sucre. All¨ª viv¨ªa Yadira, que despu¨¦s de m¨¢s de 20 a?os ha narrado a la Comisi¨®n de la Verdad su historia en el cap¨ªtulo Mi cuerpo es la verdad, que le da voz a las mujeres que sufrieron lo peor de una guerra entre hombres. 10.864 fueron escuchadas y sus relatos evidencian la forma en que sus cuerpos fueron usados como un arma m¨¢s en el conflicto.
Las mujeres sufrieron el hostigamiento, la persecuci¨®n, el despojo de sus tierras. Muchas fueron apartadas de sus hijos y sobre todo, fueron las principales v¨ªctimas de la violencia sexual y reproductiva en medio de la guerra. Sus victimarios fueron todos. Las guerrillas, los paramilitares, la fuerza p¨²blica. El Registro ?nico de V¨ªctimas dice que en Colombia hay al menos 32.446 personas que sufrieron violencia sexual durante el conflicto. Las mujeres y ni?as representan el 92,5%. La Comisi¨®n de la Verdad escuch¨® 1.294 historias sobre este tipo de delitos, el 89,51 % salieron de la boca de una mujer. Ellas fueron las que peor vivieron la violencia de las armas y las que menos han visto justicia. La Comisi¨®n reconoce que este aparte del voluminoso informe final ha sido uno de los m¨¢s dif¨ªciles de elaborar porque todav¨ªa, en muchos casos, ¡°imperan el miedo y la verg¨¹enza de las v¨ªctimas, as¨ª como tambi¨¦n la impunidad y el silencio de quienes son responsables de las atrocidades cometidas en contra de las mujeres¡±.
Las violencias sexuales y reproductivas se agudizaron en medio de la guerra. La tortura en el embarazo, los abortos impuestos y los embarazos forzados, producto de las violaciones, entre otras, fueron algunas de las violencias que se revelan en el documento. Los testimonios dejan sin aliento. Pocas veces el pa¨ªs ha escuchado lo que vivieron las mujeres en la guerra de su propia voz.
A Sandra, los paramilitares la violaron y, cuando su esposo quiso defenderla, la dejaron viuda. ¡°Sufr¨ª mucho cuando esa gente lleg¨®. Me cogieron, me amarraron, me violaron, me metieron una media en la boca. Yo los agarraba a pu?os. Entonces sacaron un cuchillo y pens¨¦ que me iban a mochar la nuca, pero me chuzaron la espalda. Ah¨ª me qued¨® la se?a pa toda la vida. Como a los cuatro o cinco d¨ªas mataron a mi marido, porque ¨¦l los enfrent¨®. Sacaron un cuchillo y le mocharon la nuca. Yo estaba en mi casa, lavando la ropita. Ten¨ªa los ni?os peque?itos. Me dijeron que era una guerrillera y me insultaban¡±. Sandra no era una guerrillera, era una campesina de Yarumal, Antioquia.
La mayor¨ªa de los testimonios son de mujeres de zonas rurales. All¨ª, donde la presencia estatal se hace con militares, ocurrieron cr¨ªmenes de guerra y de lesa humanidad contra ni?as y j¨®venes. Todos los grupos armados fueron responsables, pero no todos lo hicieron de la misma forma. En los combates entre ellos coincid¨ªan en la forma de actuar, pero frente a las mujeres se preocuparon por marcar diferencias con los otros actores armados. La sevicia de los paramilitares se cuenta en decenas de testimonios. Fueron crueles y despiadados. Jacobo, exintegrante del Bloque Centauros de las AUC, dio cuenta de la degradaci¨®n que se manifestaba no solo en la violencia sexual sino en los hechos que la rodeaban, como la tortura, la desaparici¨®n f¨ªsica y simb¨®lica, la misoginia y hasta el canibalismo.
¡°Me acuerdo tanto que nosotros nos la devoramos y qued¨® esta parte de la cabeza, que eso no nos lo pod¨ªamos comer. Y la colgaron de un palo. Y dur¨® meses y meses y meses ah¨ª hasta que... Se acab¨® la piel, se acab¨® la carne, todo el esqueleto. Luego nos toc¨® coger el esqueleto y partirlo por pedazos y empezar a hacer cuchillos de hueso y cargarlos¡±. El paramilitar cuenta que mataron a una mujer con un palo, pero que antes violaron. ¡°Los manes dec¨ªan: dele por todos lados. C¨®masela por aqu¨ª, dele por all¨¢, h¨¢gala gritar, que yo no s¨¦ qu¨¦, mu¨¦rdala¡±. La mujer muri¨® despu¨¦s de tres horas de golpes. ¡°Se lo partimos todo: los brazos, las piernas, el est¨®mago. Estaba llena de moretones en la cara. Uno se com¨ªa era moretones, entonces uno dec¨ªa: ?c¨®mo pudimos matar a una persona as¨ª? Pero la respuesta era ¡®usted coma y no pregunte, siga comiendo¡±. El menosprecio por las mujeres era total y en muchos casos, se?ala el informe, el Estado no ha investigado debidamente estos delitos, ni ha usado mecanismos diferenciales apropiados y ni ha sancionado a sus perpetradores.
Una de las expresiones m¨¢s evidentes de la degradaci¨®n de la guerra fue la obsesi¨®n de los hombres vinculados a los grupos armados hacia las ni?as y las adolescentes. Las guerrillas hicieron de las violencias sexuales una pr¨¢ctica descontrolada y sin castigo. ¡°Me violaban para demostrar que eran los que estaban mandando en la zona. Yo, sola, no tuve a qui¨¦n decirle algo ni c¨®mo pedir auxilio, porque mientras unos me violaban, los otros me enca?onaban y me dec¨ªan que me callara o me mataban ah¨ª mismo, entonces no pude. Y es que, adem¨¢s, la fuerza de un hombre comparada con la de una... Fueron tres guerrilleros de las FARC los que me violaron. Aparte de un da?o f¨ªsico, me hicieron un da?o moral¡±, cont¨® una de las mujeres a la Comisi¨®n, que se?ala que tanto las FARC como el ELN planearon ese tipo de violencias y los comandantes que participaron o ten¨ªan conocimiento de eso no actuaron frente a estos hechos, ¡°lo que indica que estas acciones se instalaron como una pr¨¢ctica aceptada, pero que iba en detrimento de su lucha ideol¨®gia y de sus mismos estatutos¡±.
La Comisi¨®n tambi¨¦n escuch¨® diversos testimonios en los que se responsabiliz¨® a miembros de la fuerza p¨²blica, aunque fueron los mayores perpetradores. La instituci¨®n con m¨¢s victimizaciones atribuidas fue el Ej¨¦rcito Nacional, seguida de la Polic¨ªa. Los datos recogidos en el informe se?alan que el peor momento para las mujeres frente a las Fuerzas Armadas fue entre 2006 y 2014. ¡°Cuando mientras el pa¨ªs se transitaba hacia el desescalamiento del conflicto, las violencias sexuales cometidas por la fuerza p¨²blica aumentaron¡±, se?ala el documento.
La presencia de militares en los territorios produjo un aumento en las violencias sexuales contra mujeres y ni?as. Por ser un grupo armado legal, su relaci¨®n con los civiles era m¨¢s directa y era de poder y coerci¨®n. En la lucha contra la guerrilla, las mujeres fueron uno de sus instrumentos para demostrar poder. No importaba si era una ni?a o una adulta embarazada. ¡°Me abrieron, intentaron sacarme vivo a mi hijo y me dejaron muerta; para ellos, qued¨¦ muerta y hasta ah¨ª es mi conciencia. Me cortaron con un bistur¨ª. Tengo las marcas en mi cuerpo¡±, cuenta una mujer a la que cre¨ªan cercana a un guerrillero y presionaban para obtener informaci¨®n.
Las violencias reproductivas: la anticoncepci¨®n y la esterilizaci¨®n, el embarazo y el aborto forzados, la tortura durante el embarazo, as¨ª como la maternidad o crianzas forzadas se agudizaron en el periodo de mayor degradaci¨®n de la guerra, entre 1996 y 2007. Las FARC impusieron, en algunos bloques, el aborto a las combatientes mientras, que la anticoncepci¨®n s¨ª fue obligatoria en todos las estructuras. ¡°En situaciones de confrontaci¨®n intensa, los abortos forzados se convirtieron en estrategia para alcanzar una ventaja militar del grupo armado, sin importar las graves consecuencias f¨ªsicas y psicol¨®gicas que esto implicaba para las mujeres¡±, se?ala.
En la disputa por el territorio, la violencia sexual contra las mujeres se us¨® para castigar a quienes eran percibidas como aliadas de los adversarios: para los paramilitares y para la fuerza p¨²blica eran guerrilleras y para la guerrilla aliadas de los paras. Bajo cualquier mirada, las mujeres fueron el blanco de los grupos armados, legales o no.
¡°Estaban el Gobierno, los paramilitares y la guerrilla. Viv¨ªamos entre esas tres guerras; si entraba la guerrilla, bueno porque no nos maltrataba mucho, pero si entraban los paramilitares, nos maltrataban. Entraba el ej¨¦rcito y nos maltrataba, porque dec¨ªa que ¨¦ramos guerrilleras, y los guerrilleros dec¨ªan que ¨¦ramos paramilitares¡±. Las mujeres sufrieron una guerra total.
¡°Mi hecho victimizante fue a los 12 a?os. Me acuerdo que estaba acostada con mis abuelos y me sacaron de la cama. Me llevaron para un monte, la luna estaba clara como el d¨ªa. Era la una de la ma?ana, por ah¨ª. Esa era la hora que m¨¢s cog¨ªan ellos para hacer eso: a la una o dos de la ma?ana. Quemaban las casas. No importaba si hab¨ªa gente adentro. Como fuera, ellos les met¨ªan candela. Entonces nos sacaban y nos violaban. Nos dec¨ªan que ¨¦ramos hijas de guerrilleros y que por eso nos violaban. Incluso, estas dos quemaduras que ves aqu¨ª son de cigarrillo. Yo detesto el cigarrillo, no me gusta. Me quemaban y me dec¨ªan: ¡°?Esto te duele? Eso es porque eres hija de guerrillero¡±. Dur¨¦ un d¨ªa y una noche secuestrada, metida en el monte¡±.
La Comisi¨®n escuch¨® a mujeres campesinas, negras, ind¨ªgenas, l¨ªderes sociales. Tambi¨¦n a las que fueron perseguidas solo por haber nacido en medio del conflicto, entre hombres siempre armados y de distintos bandos. Muchas se quedaron hu¨¦rfanas cuando eran ni?as; otras fueran obligadas a ver c¨®mo violaban a sus hijas o a ellas mismas. Otras fueron desplazadas y volvieron a ser v¨ªctimas de la violencia en las ciudades, donde llegaron con sus hijos o solas, sin noticias de sus familiares.
El conflicto armado colombiano exacerb¨® las violencias contra las mujeres y hasta ahora se empiezan a conocer sus historias.
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