Ojo con el congreso
Estamos a punto de que el Congreso se convierta en un gueto, es decir, un grupo aislado de la sociedad, con sus costumbres y sus conceptos sobre la vida
El Congreso existe, tiene comisiones, muchos empleados y hace las leyes; pero la opini¨®n p¨²blica no se los resiste. Odian a sus miembros, a sus camionetas blindadas y a sus escoltas. Los ¨²ltimos episodios han desbordado la paciencia de los comentaristas. Los recientes cap¨ªtulos que afectan la imagen del parlamento agravan el fen¨®meno.
Primero fue la elecci¨®n del Contralor General de la Rep¨²blica, es decir, el ¨®rgano de control encargado de la vigilancia de la gesti¨®n fiscal y el control del resultado de la administraci¨®n. El proceso result¨® tortuoso por las maquinaciones pol¨ªticas. Hab¨ªa expectativas de que el nuevo Congreso actuara con transparencia en el escogimiento y elecci¨®n del nuevo funcionario. La frustraci¨®n, producto de las maquinaciones burocr¨¢ticas, fue total. Los nuevos congresistas actuaron de la misma manera que sus antecesores: con id¨¦ntica manguala. Al final, todos se pusieron de acuerdo en votar por un solo candidato de una lista de m¨¢s de diez aspirantes. Intervinieron, adem¨¢s de los electores, el Contralor saliente y el Registrador Nacional del Estado Civil, quienes no ten¨ªan por qu¨¦ meter las manos en una elecci¨®n que solo corresponde al Poder legislativo. Result¨® tan escandaloso el contubernio que el presidente de la corporaci¨®n se?al¨® que aspiraba a que esta fuera la ¨²ltima vez que se escogiera a tan alto funcionario con el procedimiento actual.
Despu¨¦s vino la elecci¨®n del nuevo Consejo Nacional Electoral, que tiene a su cargo la organizaci¨®n de las elecciones, su direcci¨®n y vigilancia. Su composici¨®n deriv¨® en otro esc¨¢ndalo. Todos los elegidos son fichas de los partidos. Uno de sus integrantes est¨¢ llamado a juicio por presunto soborno a testigos. Otro fue investigado por un presunto homicidio, pero su caso fue archivado. Tambi¨¦n hay una consejera cuyo esposo est¨¢ indagado por presuntos nexos con parapol¨ªtica. Los dem¨¢s miembros fueron sugeridos por el defensor del Pueblo y por el registrador. Los especialistas en el tema despotricaron con su elecci¨®n y pidieron una reforma constitucional para cambiar su conformaci¨®n por una corte independiente.
El m¨¢s reciente alboroto tiene que ver con un Senador que se present¨® a altas horas de la noche, completamente ebrio, a un hotel en Cartagena con una acompa?ante quien no pudo acreditar su identificaci¨®n, por lo que no se pudo autorizar su ingreso. El senador mont¨® en c¨®lera al ser retirado por la polic¨ªa, lo que origin¨® un forcejeo con gritos de difamaci¨®n a las autoridades. ¡°Asesino¡±, alcanz¨® a vociferar. El congresista reconoci¨® que ten¨ªa un problema de alcoholismo severo y pidi¨® perd¨®n. Solicit¨® una licencia no remunerada de quince d¨ªas para tratamiento. Pero claro, eso no es suficiente. Julio S¨¢nchez Cristo, el periodista de radio m¨¢s escuchado, le manifest¨® que eso no era suficiente. Que renunciara a algo. Si no a la curul a alguno de sus beneficios.
Estamos, pues, a punto de que el Congreso se convierta en un gueto, es decir un grupo aislado de la sociedad, con sus costumbres y sus conceptos sobre la vida. Como los medios de comunicaci¨®n los critican se sienten perseguidos.
El congresista tiene la ventaja de ser elegido por el pueblo. Es una minor¨ªa selecta, pero el mundo exterior es muy exigente con el comportamiento de sus representantes y si estos se comportan mal como es el caso, las cosas se complican m¨¢s.
Los parlamentarios se defienden creando su propia ¡°tabla de valores¡± pero su vigencia es cerrada. Lo que para ellos est¨¢ bien, para el resto de los mortales est¨¢ mal.
Se habla de reducir sus ingresos, de cambiar sus periodos de vacaciones y de trabajar de lunes a viernes con los mismos horarios del resto de las personas, pero no se perfeccionan. Todo ello es lo que puede convertirlo en un grupo aislado.
Democracia sin Congreso no vale.
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