Miles de personajes fant¨¢sticos se toman Bogot¨¢
Los ¡®cosplayers¡¯ emulan a sus figuras favoritas en una nueva edici¨®n del Sal¨®n del Ocio y la Fantas¨ªa
Una dise?adora gr¨¢fica, un odont¨®logo y un abogado se adentran en un mundo diverso que en Colombia no para de crecer. Todos han dejado sus preocupaciones cotidianas atr¨¢s, al menos por unos d¨ªas. Ha comenzado el pasado jueves una nueva y m¨¢s grande edici¨®n del Sal¨®n del Ocio y la Fantas¨ªa (SOFA) en el predio Corferias de Bogot¨¢, tras dos a?os de peque?os eventos por la pandemia, y ellos se han convertido en algunos de sus personajes favoritos. Incluyen a una asesina de una serie de animaci¨®n japonesa, a un ser que absorbe el alma de los dragones en un videojuego y a un superh¨¦roe de Marvel. Aman el cosplay y enfatizan que no solo se disfrazan. Se vuelven sus personajes.
El cosplay no es una cosa sencilla. Hay que mimetizarse y eso implica prepararse bien. Por ello, la dise?adora gr¨¢fica ?ngel Rivera y su madre Olga vieron la serie de animaci¨®n japonesa Spy ¡Á Family dos meses antes del SOFA. Estudiaron juntas todo sobre Yor, una asesina profesional que trajeron a la vida real, con especial atenci¨®n a los detalles. ?ngel, de 24 a?os, la emula en Corferias con los ojos de un rojo intenso, el cabello alargado de color negro y los estiletes que manipula como arma. ¡°Me atrae que ella aparenta ser una chica tierna pero no lo es¡±, explica.
La cosplayer sabe que llama la atenci¨®n. Los curiosos se emocionan cuando la ven y a cada rato le piden fotos. Es la idea, y no solo por su propio ¨¦xito, sino porque su proyecto tiene una particularidad. ?ngel realiza ¡°cosplay social¡± y busca visibilizar las actividades de la Fundaci¨®n Hogar Integral, que preside su madre. Sus personajes est¨¢n acostumbrados a participar con regularidad en eventos con ni?os de bajos recursos en Ciudad Bol¨ªvar y Soacha. ?ngel y Olga donar¨¢n a la fundaci¨®n el dinero que recauden con la venta de fotos impresas, pegatinas y rifas.
?ngel es una aficionada para la que el cosplay es un pasatiempo: consigue un financiamiento limitado a trav¨¦s de redes sociales y encarga sus atuendos a terceros. Pero este no es el caso de otros, como Alejandro D¨ªaz y Katherine Castro. Ellos se dedican a esto casi con exclusividad. Acaban de volver de representar a Colombia en un campeonato internacional en Arabia Saudita y fabrican sus propios disfraces. No solo interpretan, sino que compiten y suman un factor creativo que los convierte en cosmakers (fabricantes de cosplays).
Alejandro es un odont¨®logo de 46 a?os que desde ni?o hace arreglos de ropa y confecciones. Se sum¨® al cosplay con naturalidad, ya m¨¢s de grande, y conoci¨® a Katherine en uno de los eventos. Montaron la empresa Armory Kingdom, especializada en crear atuendos y objetos de la Edad Media. Realizan por encargo disfraces y accesorios en un taller que ellos llaman ¡°la forja¡±. Pueden ser espadas de 250.000 pesos (55 d¨®lares) o armaduras que rondan los 3.000.000 de pesos (655 d¨®lares). En SOFA manejan un puesto, promocionan su emprendimiento y, mientras, interpretan cosplays ambientados en la ¨¦poca que les atrae. Alejandro hace de Dovahkiin, un ser que absorbe el alma de los dragones en el videojuego Skyrim. Katherine interpreta a una aldeana.
En otro pabell¨®n, apartado del resto, se encuentra Juan Pablo Castilla. Es un abogado de 31 a?os que trabaja en el Estado y que en sus ratos libres se dedica a participar en eventos de cosplay. Es conocido por ser el presentador de las ediciones en Colombia de la Convenci¨®n Internacional de C¨®mics. En SOFA interpreta al superh¨¦roe Doctor Strange en unos puestos que son m¨¢s grandes que los del resto. No son suyos, sino de patrocinadores como Marvel y la editorial de cromos Panini.
Juan Pablo hace el gesto de Spiderman ante las c¨¢maras y se defiende cuando un ni?o lo cuestiona. ¡°Lo hago porque tenemos el mismo creador¡±, responde Doctor Strange al joven asistente que le ha pedido posar con ¨¦l. Su personaje es el m¨¢s solicitado para las fotos. Parece una estrella. Una que surge por las tardes, lejos del trabajo del abogado en oficinas administrativas. Pero Juan Pablo parece estar m¨¢s solo. A diferencia de los otros, prefiere que su familia no venga al evento. Valora que est¨¦n tranquilos, una cualidad que le atrae del Doctor Strange: ¡°?l participa de todo y sabe que es importante, pero le gusta mantenerse alejado y que no le molesten¡±.
Hay un aspecto que lo une con ?ngel, Alejandro, Katherine y otros cosplayers experimentados: la fecha en la que comenzaron a acercarse a este mundo. ?l y los otros cuentan que fue entre 2008 y 2010, cuando se organizaban los primeros SOFA, eventos de unos pocos miles de asistentes en pabellones espec¨ªficos de Corferias. Los disfraces eran m¨¢s rudimentarios y todo era m¨¢s dif¨ªcil. Juan Pablo, por ejemplo, recuerda que comenz¨® a los 17 a?os con un disfraz que hizo con su abuela. Explica que tuvo ¨¦xito con sus representaciones y que lentamente se gan¨® un lugar como una de las caras visibles del cosplay en Colombia.
El crecimiento de esta pr¨¢ctica en el pa¨ªs sudamericano ha sido imparable desde 2009, a?o de la primera edici¨®n de SOFA. La excepci¨®n fue durante la pandemia de la Covid-19, que forz¨® a realizar eventos m¨¢s peque?os. La organizaci¨®n del festival estima que este a?o participar¨¢n entre 230.000 y 250.000 personas en los cinco d¨ªas que dura el evento, cifras similares a las de 2019, antes de la pandemia. Como en esa ocasi¨®n, esta edici¨®n ocupa todo Corferias y no puede crecer m¨¢s porque no hay m¨¢s espacio. Aun as¨ª, este a?o se estableci¨® por primera vez un pabell¨®n espec¨ªfico para este fen¨®meno que en realidad permea por todo el festival, dedicado tambi¨¦n a los videojuegos, el metaverso y la moda.
Juan Pablo, que ha estudiado la historia del cosplay, remarca que es un pasatiempo que viene del siglo pasado. Hay precedentes de eventos similares en la Convenci¨®n Mundial de Ciencia Ficci¨®n, organizada en Nueva York en 1939, y en Jap¨®n, donde surgi¨® el t¨¦rmino en los a?os 80. Sin embargo, el cosplayer aclara que el fen¨®meno ¡°explot¨®¡± en Colombia a principios de este siglo. La respuesta sobre qu¨¦ pas¨® es el internet. Eso globaliz¨® todo m¨¢s all¨¢ de Jap¨®n o Estados Unidos. Se forjaron comunidades transnacionales de aficiones variadas pero unidas por un apasionamiento profundo. Desde abogados aficionados a los superh¨¦roes hasta odont¨®logos enamorados de la Edad Media.
Una nueva generaci¨®n
El público es diverso. Hay niños con sus familias, grupos de jóvenes y personas que se mueven en solitario. Algunos están con ropa de calle y otros están disfrazados. Entre ellos, destaca Valentina Rueda, una joven de 22 años. Es Kanao, una mujer “fuerte” que lucha por vengar la muerte de su hermana. Está vestida de rosa y sostiene unas espadas japonesas. Contrasta con su madre, que es una bruja que va de negro y naranja.
Rueda asiste a SOFA por primera vez. Trabaja en el área de sistemas de una empresa de Bogotá y ama la animación japonesa desde niña. Admira a los cosplayers veteranos que están en los puestos de la feria y quiere ser como ellos. “Comenzaron como yo y sé que es difícil, pero con el tiempo mejoraron”, comenta mientras promete sumar un personaje nuevo cada año.
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