Un cese al fuego entre la esperanza y la incertidumbre
El optimismo se escucha en las regiones en donde ponen los muertos; el escepticismo proviene de sectores que temen que las fuerzas armadas queden con las manos amarradas
Como lo han hecho varios gobiernos desde hace 40 a?os en Colombia, el de Gustavo Petro acude a un cese al fuego en el camino hacia una negociaci¨®n de paz. Todo cese al fuego busca objetivos loables: desescalar la violencia, salvar vidas, generar ambiente de di¨¢logo. Y todo cese al fuego tiene complicaciones. En terreno es dif¨ªcil de convertir en realidad cuando hay tantas personas involucradas en zonas muy diversas y complejas. Este no ser¨¢ la excepci¨®n y a¨²n as¨ª es mejor apostar por la esperanza.
El cese al fuego bilateral con cinco grupos ilegales que anunci¨® el presidente Gustavo Petro pocos minutos antes de terminar el a?o 2022 no ser¨¢ f¨¢cil, como no lo han sido otros. La mayor complicaci¨®n ser¨¢ administrar los distintos protocolos de verificaci¨®n que se acuerden con grupos distintos y poder garantizar que se cumplan. Algunos de esos grupos tienen reconocimiento pol¨ªtico y con ellos se va a negociar, otros son grupos criminales comunes a los que se le ofrece acogimiento a la justicia. Esa mezcla es in¨¦dita y complica el proceso. La violencia en Colombia est¨¢ cada vez m¨¢s atomizada lo que multiplica los riesgos. Sin duda habr¨¢ violaciones a lo pactado, habr¨¢ desconfianza y amenaza de ruptura.
Lo m¨¢s importante es que el cese al fuego no sea solamente entre los grupos armados en contienda y signifique sobre todo un respiro para las comunidades que siempre llevan la peor parte en el fuego cruzado. La violencia m¨¢s atroz es contra la poblaci¨®n civil desarmada que no tiene su firma en los acuerdos. Tampoco est¨¢ claro si m¨¢s all¨¢ del cese al fuego bilateral habr¨¢ tambi¨¦n un pacto multilateral para que entre los grupos ilegales no se sigan matando con la gente en la mitad. Si es bilateral, ?entre ellos qu¨¦ va a pasar?
En las primeras reacciones, como ha pasado siempre, el pa¨ªs se mueve entre la esperanza y el escepticismo. Se escucha m¨¢s optimismo en las regiones en donde ponen los muertos, sufren el acoso, el confinamiento y todo tipo de delitos. Es que cuando el conflicto no es un tema de an¨¢lisis pol¨ªtico para los que escribimos y hablamos en la distancia, sino la cotidianidad que respira en la nuca, toda voz de posible paz se recibe con esperanza. Hay que aferrarse a algo. Se trata de proteger la vida propia y la de la familia. Se trata de sobrevivir.
El escepticismo, aprendido a punta de golpes y golpes, de treguas violadas y procesos fallidos, se escucha desde algunos sectores que temen que un cese al fuego bilateral deje a las fuerzas armadas con las manos amarradas para actuar frente a los delitos. Temen que los grupos ilegales usen el pacto para fortalecerse. No olvida este pa¨ªs el fantasma del Cagu¨¢n cuando las Farc recibieron, en el mayor gesto de generosidad del Estado, un pedazo inmenso del territorio nacional que usaron para llevar secuestrados y reorganizar la guerra.
Que esta vez s¨ª, dicen los que respaldan al Gobierno. Que ser¨¢ distinto ahora. Que luego de La Habana se sabe que hay posibilidades de llegar a acuerdos. Que se trata de desactivar todas las violencias... la Paz Total. Quienes siempre apoyamos los esfuerzos de encontrar soluci¨®n a la guerra, vengan de donde vengan, preferimos saludar este intento, pero es irracional pensar que ser¨¢ f¨¢cil. Apenas unas horas despu¨¦s del anuncio del presidente Petro sobre este cese al fuego bilateral, se registr¨® la primera masacre del a?o 2023. Cuatro personas fueron asesinadas en el primer d¨ªa del a?o en una zona entre el C¨¦sar y Norte de Santander.
Las masacres no han parado y el asesinato de l¨ªderes sociales tampoco. Cambia el a?o y la muerte ah¨ª. Por eso, si se trata de salvar vidas, hay que dar la bienvenida a un cese al fuego. Todo intento por parar la violencia se debe apoyar. Sin embargo, faltan datos y detalles para pronosticar si este ser¨¢ un proyecto exitoso o una frustraci¨®n m¨¢s.
El ministro del Interior Alfonso Prada, vocero del Gobierno, dijo que las Fuerzas Armadas mantienen sus facultades en todo el pa¨ªs. Tambi¨¦n dijo que los protocolos del cese al fuego ser¨¢n secretos y eso, de inmediato, genera preguntas. Es bueno conocer detalles de la verificaci¨®n, saber a qu¨¦ se comprometen exactamente los grupos ilegales, qu¨¦ podr¨¢n y no podr¨¢n hacer los miembros de la fuerza p¨²blica que efectivamente no pueden renunciar a su obligaci¨®n de proteger a la gente y de combatir el crimen. ?Cu¨¢les ser¨¢n los protocolos en los casos de violaci¨®n a lo pactado? ?En las zonas en donde act¨²an estos grupos habr¨¢ alg¨²n tipo de ¡°despeje¡±? Si avanzan los di¨¢logos ?qu¨¦ puede ofrecer la sociedad a qui¨¦nes se desmovilicen y en especial a quienes viven de las rentas ilegales con los bolsillos llenos? ?Les interesa dejar su negocio? Con el correr de los d¨ªas se ir¨¢n respondiendo inc¨®gnitas y nacer¨¢n otras.
Ninguna tregua ha sido f¨¢cil y en las historia hemos visto muchas. Algunas han estado a punto de frenar firmas de acuerdos, otras se han roto sin lograr los objetivos trazados. Perseguir la paz es una constante en un pa¨ªs que, a pesar de todo y por fortuna, no se resigna a vivir en un conflicto eterno. En la manera de buscar salidas para acabar la guerra siempre habr¨¢ discrepancias, pero buscar la paz es una obligaci¨®n pol¨ªtica y humana. Como en cada intento, sin importar quien lo hace, es mejor hacer votos para que resulte. De lo contrario, lo que quedar¨ªa es entregarse a la violencia. Eso ya lo hemos hecho y se han multiplicado los muertos. Sigamos ensayando la paz hasta que resulte del todo.
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