Las droguer¨ªas quedan por fuera de la reforma a la salud
El documento de 180 p¨¢ginas no aborda la articulaci¨®n de las farmacias con el sistema sanitario
Las droguer¨ªas son, para muchos, la primera toma de contacto de millones de pacientes alrededor de Colombia con el sector sanitario. A pesar de eso, es uno de los flancos d¨¦biles de la propuesta de reforma a la salud presentada esta semana por el Gobierno del progresista Gustavo Petro en cabeza de su ministra de Salud, Carolina Corcho: en las 180 p¨¢ginas del documento no hay ni una sola menci¨®n a estos peque?os locales.
Se trata de un viejo problema sin remedio a la vista a pesar de que el pa¨ªs enfrent¨® la crisis del coronavirus sin una red de farmacias profesionales articulada donde los colombianos pudieran vacunarse, sino los mismos locales de siempre que entregan medicamentos y que venden una variedad de productos que las acerca a ser miscel¨¢neas de barrio. Ese es un buen motivo para haber profundizado un poco m¨¢s, sostiene Ilvar Mu?oz, mag¨ªster en Salud P¨²blica y farmac¨¦utico de la Universidad Nacional de Colombia.
El proyecto de reforma trae tres breves menciones a los servicios farmac¨¦uticos. Es un vac¨ªo notorio si se tiene en cuenta que el sector suma unas 22.000 droguer¨ªas en 52 ciudades censadas por Mauricio Quintero, gerente de la plataforma tudroguer¨ªamascercana. Mu?oz eleva ese dato hasta las 50.000, sin contar los establecimientos ilegales que a¨²n proliferan: ¡°Desconocemos los n¨²meros. No tenemos siquiera un indicador de salud p¨²blica tan importante como lo es el n¨²mero de farmacias por n¨²mero de habitantes¡±, concluye.
El farmac¨¦utico Juli¨¢n L¨®pez no esconde su extra?eza ante la situaci¨®n y critica el marco regulatorio actual, que mantiene la base de su estructura desde hace medio siglo y solo exige acreditar estudios hasta quinto de primaria para obtener el carnet de droguista. ¡°A principios del siglo pasado hubo unas pocas boticas con alg¨²n personal formado para pacientes particulares, pero desde el proceso de industrializaci¨®n de los a?os 50 las droguer¨ªas han estado en manos de personas con una enorme incidencia pol¨ªtica y que saben mucho de negocios, pero no de medicamentos¡±, apunta el director del Centro de Informaci¨®n de Medicamentos de la Universidad Nacional.
Por lo pronto, las ¨²nicas declaraciones oficiales sobre este asunto salieron del presidente Petro, que anunci¨® a principios de noviembre del a?o pasado que la cadena Drogas la Rebaja, que fue del Cartel de Cali y tiene presencia en cientos de municipios de Colombia, pasar¨ªa a manos del Estado. ¡°Se busca (¡) potenciar una red nacional p¨²blica de distribuci¨®n de medicamentos¡±, manifest¨® el mandatario.
Claudia Vaca, del Centro de Pensamiento de Medicamentos de la Universidad Nacional, explica que el modelo que contemplar¨ªa el Ejecutivo aprovecha la capacidad de esa cadena para implantar algo parecido a las farmacias populares brasile?as, bien certificadas, con protocolos claros para disminuir fallos y con ¨¦nfasis en la cercan¨ªa. Para Vaca, cabe la duda de qu¨¦ rumbo tomar¨¢ este tema. Por lo pronto, ha quedado fuera del proyecto, a pesar de que el art¨ªculo 81 del proyecto de Plan Nacional de Desarrollo ya mencionaba someramente que los activos incautados al narcotr¨¢fico ser¨ªan destinados al uso del Ministerio de Salud.
En el esquema actual hay dos tipos de droguer¨ªas. Por un lado, est¨¢n las farmacias asociadas al sistema de salud, conocidas como dependientes, en las que los pacientes pueden reclamar las medicinas incluidas en su plan de beneficios. Por el otro, se hallan las droguer¨ªas de acento m¨¢s comercial, como las grandes cadenas privadas o las farmacias de barrio, que venden desde cosm¨¦ticos hasta bebidas alcoh¨®licas. Por sus caracter¨ªsticas de negocio, estas ¨²ltimas, que representan la inmensa mayor¨ªa, funcionan bajo est¨¢ndares que Mu?oz etiqueta como ¡°policivos¡± m¨¢s que sanitarios.
La investigadora de la organizaci¨®n estadounidense Salud y F¨¢rmacos, Andrea Carolina Reyes, cita como ejemplo el d¨ªa en que el servicio de informaci¨®n de la red p¨²blica de salud se cay¨®. Cuando lleg¨® al punto de suministro oficial para comprar un remedio, se percat¨® de que hab¨ªa una fila de al menos cinco horas.
Ante ello, sencillamente compr¨® lo que buscaba en una droguer¨ªa cercana, donde estaba disponible el medicamento. Una situaci¨®n que dej¨® en evidencia algunos de los fallos de un sistema con dos tipos de establecimientos desarticulados: no hab¨ªa informaci¨®n sobre sus requerimientos, o en qu¨¦ dosis y condiciones deb¨ªa tomarlo: ¡°Es como ir a hacer compras con una lista de mercado¡±, remata.
Por eso lamenta que las peque?as droguer¨ªas no hayan dado un paso para dejar de ser ¡°un punto de venta y convertirse en centros de atenci¨®n farmac¨¦utica, de seguimiento f¨¢rmaco terap¨¦utico o de asesor¨ªa en la prescripci¨®n¡±. Ello se ha traducido a menudo en perjuicios para los pacientes, seg¨²n los datos recogidos por un estudio elaborado por acad¨¦micos colombianos y publicado en la revista Therapeutic Advances in Drug Safety.
La investigaci¨®n evalu¨® durante tres meses la cantidad de prescripciones formuladas por personal no m¨¦dico para la covid-19 en 482 establecimientos farmac¨¦uticos. Una de las conclusiones es que existe un alto ¨ªndice de sugerencias de auto prescripci¨®n de medicamentos que solo deben ser vendidas bajo firma m¨¦dica. Otro art¨ªculo cient¨ªfico publicado en 2018 por la Universidad de Santander constat¨®, tras visitar 700 establecimientos, m¨²ltiples falencias en la prescripci¨®n.
Se trata de un problema grave, que puede terminar en muertes evitables. En 2020 trascendi¨® la noticia de la muerte de dos ni?os a los que se les administr¨® un medicamento equivocado en una cadena de farmacias mexicana que tiene varios locales en Bogot¨¢. Y es que en Colombia, como gran excepci¨®n a nivel regional, existe lo que se denomina el ¡°empirismo en las labores farmac¨¦uticas¡±. Lo explica Mu?oz: ¡°La escolaridad no es requisito. Lo ¨²nico que tiene que acreditar el aspirante a droguista es una carta en la que un farmac¨¦utico o un m¨¦dico certifique que la persona ha trabajado durante un tiempo en un hospital o centro de salud¡±.
Una medida que se deriva de una vieja autorizaci¨®n temporal que se otorg¨® para atender a los heridos causados por los desmanes violentos que se multiplicaron tras el ¡®Bogotazo¡¯ de 1948. Pedro Amariles, qu¨ªmico farmac¨¦utico de la Universidad de Antioquia, encuentra grandes limitaciones en la reforma: ¡°Es uno de los retos grandes. Hay que tratar de ser pr¨¢cticos para lograr una transici¨®n porque el riesgo para los pacientes es enorme¡±.
Varios estudios en diferentes pa¨ªses han mostrado que uno de los actores con mayores niveles de confianza entre la ciudadan¨ªa es el farmac¨¦utico. Es normal que los clientes en pa¨ªses como Espa?a, Chile o el Reino Unido conozcan al titular de cada establecimiento por su nombre. Por eso, los expertos consultados lamentan que una reforma que ha rete?ido los beneficios de volcar los esfuerzos en la atenci¨®n primaria, deje de lado la figura de las farmacias comunitarias: ¡°son locales m¨¦dicos donde la dispensaci¨®n de medicamentos se acompa?a de buena informaci¨®n farmac¨¦utica. No se trata solo de dispensar sino adem¨¢s de contar con un profesional que tiene capacidad para identificar posibles riesgos para el paciente¡±, subraya Amariles.
En Colombia, desde hace d¨¦cadas el n¨²mero de qu¨ªmicos farmac¨¦uticos ha sido insuficiente para consolidar una red importante. Por eso, los expertos hablan de la necesidad de un proceso de formalizaci¨®n de los actuales droguistas. Claudia Vaca habla, por ejemplo, de mejorar el ¡°dise?o del funcionamiento para que permita reducir los riesgos¡±.
Juli¨¢n L¨®pez observa que la cultura de la automedicaci¨®n le cuesta a la salud y a las finanzas del sistema p¨²blico: ¡°Usted incluso va a un almac¨¦n de grandes superficies y encuentra una variedad de medicamentos que puede echar en el carrito como si fuera un shamp¨² o az¨²car¡±. Apostilla que eso es ¡°grav¨ªsimo¡±, porque el hecho de que sean ¡°de venta libre¡± no quiere decir que no ¡°representen alg¨²n tipo de riesgo para determinada persona¡±.
La desarticulaci¨®n de las droguer¨ªas con el sistema, adem¨¢s, produce una informaci¨®n epidemiol¨®gica fragmentaria e insuficiente que le quita competencias a los profesionales para hacer un seguimiento a la trayectoria de paciente, o cuando han comprado medicamentos de su bolsillo en las estanter¨ªas de una droguer¨ªa y adem¨¢s lo est¨¢n recibiendo por medio de la Entidad Promotora de Salud. ¡°Perdemos la posibilidad¡±, sentencia Vaca, ¡°de hacerle un seguimiento terap¨¦utico integral al consumo de medicamentos¡±.
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