La semana de inflexi¨®n de Petro
El presidente puede hacer lo positivo y esperanzador de su agenda de Gobierno, sin tener que incurrir en lo negativo y destructor
El ant¨ªdoto m¨¢s poderoso contra el miedo parece ser la esperanza. Frente los dos sentimientos, los colombianos est¨¢n divididos entre aquellos a los que Gustavo Petro les inspira lo primero, y aquellos que cifran en ¨¦l sus m¨¢s altas expectativas. A juzgar por las elecciones de agosto pasado, son m¨¢s o menos mitad y mitad. ?C¨®mo puede Petro administrar el Estado de tal forma que pueda calmar el miedo de unos y dar esperanza a todos?
La respuesta de esta semana viene de algo que podr¨ªamos llamar el despertar de las instituciones, como reacci¨®n ante las iniciativas del presidente.
Empecemos por la opini¨®n p¨²blica. Las encuestas muestran un importante deterioro en la favorabilidad del presidente. Un exceso de iniciativa lo lleva a un patr¨®n err¨¢tico, en el que un d¨ªa proh¨ªbe la miner¨ªa del cobre en tal municipio, otro d¨ªa le da carta blanca a los cocaleros de tal regi¨®n, en otro se convierte en el regulador de la energ¨ªa, en reemplazo de la comisi¨®n t¨¦cnica legalmente autorizada, o plantea reformas que crean zozobra en lugar de tranquilidad. Las encuestas parecen castigar esa actitud.
El segundo elemento es el disenso interno por parte de los miembros moderados y de mayor trayectoria econ¨®mica en el gabinete presidencial. Los ministros de Hacienda, Agricultura, Planificaci¨®n y Educaci¨®n (¨¦ste ¨²ltimo ahora ex) se manifestaron primero vocalmente y luego por escrito contra una propuesta de reforma a la salud que consideran indeseable. Esto desat¨® una crisis ministerial, en la que cayeron otras dos ministras (Cultura y Deporte) que no ten¨ªan velas en ese entierro.
La tercera reacci¨®n vino de los partidos pol¨ªticos de la propia coalici¨®n del gobierno. Tomaron distancia frente a reformas que no comparten, sin duda con un ojo puesto en las elecciones regionales de octubre pr¨®ximo. Los pol¨ªticos aborrecen como a la peste los descensos en popularidad, y son oportunistas en pasarse al otro lado si olfatean que el p¨²blico lo har¨¢.
El cuarto frente de dificultades vino del lado de las altas Cortes, en particular el Consejo de Estado y la Corte Constitucional. El primero suspendi¨® (verbo que apareci¨® por primera vez en esta semana), el decreto presidencial que le permit¨ªa a Petro tomar las funciones de la comisi¨®n de energ¨ªa y gas. De otro lado, la Corte Constitucional abri¨® la posibilidad de suspender leyes si considera que incumplen con el dise?o constitucional del pa¨ªs. Con estas dos determinaciones las Altas Cortes dicen presente, existimos y, en dado caso, ponemos l¨ªmites a la discrecionalidad del Ejecutivo, cuando exceda sus funciones.
El quinto frente vino del Fiscal General de la Naci¨®n, que le plant¨® cara al Gobierno por querer suspender las penas de los grandes narcos que est¨¢n en la c¨¢rcel, a trav¨¦s de un proyecto de ley que se tramita calladamente para humanizar el sistema penitenciario. Petro dijo que no sab¨ªa, y ya nadie sabe qui¨¦n fue el que promovi¨® semejante generosidad.
El sexto frente es la prensa, en su funci¨®n de dar a conocer posibles conductas reprobables, en este caso por parte del hijo mayor y el hermano del presidente. El primero, por presuntamente haber recibido contribuciones a la campa?a presidencial con or¨ªgenes non sanctos, y haberse quedado con ellas, seg¨²n su exesposa. Y el hermano, por presuntamente adelantar funciones exclusivas del comisionado de Paz. Petro ha tomado distancia frente a ambos hechos y ha pedido investigaciones por parte de la Fiscal¨ªa.
El ¨²ltimo frente son manifestaciones espont¨¢neas de cientos de profesionales y decenas de gremios que conocen los temas y expresan su preocupaci¨®n, reparos y propuestas alternativas a las del Gobierno. A las mismas hay que sumar las masivas manifestaciones callejeras de mitad de febrero.
En suma, las instituciones se despertaron y empezaron a actuar, buscando limitar los excesos del Ejecutivo. Este parece ser otro poderoso paliativo frente al miedo.
No quiere decir que Petro no pueda adelantar su agenda positiva. M¨¢s bien, que debe moderar su agenda negativa y destructiva. En concreto, se pueden hacer v¨ªas terciarias y veredales que dinamicen la agricultura campesina, sin sacrificar la construcci¨®n de autopistas y carreteras nacionales, como las concesiones de cuarta y quinta generaci¨®n (4G y 5G en el argot sectorial). El Gobierno puede dedicar sus recursos, de la bonanza por el precio del petr¨®leo y el carb¨®n, al primer tipo de v¨ªas, y el sector privado puede encargarse de las otras. Es decir, cambiar la O por la Y. No es esto O lo otro, sino esto Y lo otro.
Lo mismo pasa con la salud. Para dotar de centros de atenci¨®n primaria a las zonas alejadas de Colombia, una necesidad sentida, no hay que sacrificar a las llamadas Entidades Prestadoras de Salud (EPS), que funcionan bien para el aseguramiento, la log¨ªstica y el control de costos en pa¨ªs urbano y moderno, donde vive el 80% de la poblaci¨®n.
Otro ejemplo m¨¢s. Para dar una ayuda mensual a tres millones de viejecitos pobres, fin noble y urgente, no hay que destruir el sistema pensional de ahorro individual y sus administradoras, las AFP. En s¨ªntesis, no se necesita acabar lo que funciona para arreglar lo que no.
Petro puede hacer lo positivo y esperanzador de su agenda de Gobierno, sin tener que incurrir en lo negativo y destructor.
La econom¨ªa ven¨ªa bien y puede seguir bien si el Gobierno abandona la agresividad y pugnacidad contra sectores como los hidrocarburos, la miner¨ªa, la banca y la construcci¨®n. Las exportaciones, las remesas y la inversi¨®n extranjera avanzan, y el consumo de las familias se ha moderado, pero no est¨¢ en crisis.
2023 es el a?o decisivo de este Gobierno. No va a haber una segunda oportunidad para alimentar la esperanza y la confianza, mitigar el miedo y cimentar un legado. La recuperaci¨®n de la gobernabilidad y de la aprobaci¨®n en las encuestas pasa por escuchar a las instituciones colombianas. Nunca en siete meses se han expresado m¨¢s claramente sobre qu¨¦ quieren y qu¨¦ no como en esta semana.
Persisten muchas reservas sobre cada una de sus reformas. El Gobierno puede concentrarse en la parte positiva de su agenda y alimentar la esperanza, en lugar de empe?arse en la negativa y alimentar el p¨¢nico.
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