Las v¨ªctimas de la retoma del Palacio de Justicia aplauden la expulsi¨®n del general Arias Cabrales de la JEP
La justicia transicional ha considerado que el militar no aport¨® verdad por la desaparici¨®n de 11 personas en la violenta retoma del 6 y 7 de noviembre de 1985. Las v¨ªctimas dicen que hay entre los militares un ¡°pacto de silencio¡±
La Jurisdicci¨®n Especial para la Paz (JEP) ha decidido cerrarle las puertas definitivamente al general Jes¨²s Armando Arias Cabrales, condenado por desaparici¨®n forzada en los hechos de la retoma del Palacio de Justicia cuando fue asaltado por la guerrilla del M-19. El general pretend¨ªa que esa justicia transicional revisara su caso y lo eximiese de toda responsabilidad, pero en dos d¨ªas de un encuentro cara a cara con las v¨ªctimas no aport¨® ni un ¨¢pice a la revelaci¨®n de la verdad. As¨ª lo determin¨® la JEP, que por ello lo expuls¨®. Arias Cabrales, de 86 a?os, desaprovech¨® la ¨²ltima oportunidad que le quedaba para esclarecer una verdad que las v¨ªctimas y el pa¨ªs han esperado por m¨¢s de 37 a?os.
¡°Perdi¨® una oportunidad de oro que la JEP les da a los perpetradores para que aporten verdad¡±, dice Helena Uran Bidegain, hija de Carlos Horacio Uran, magistrado auxiliar del Consejo de Estado que fue torturado, asesinado y desaparecido. El 6 de noviembre de 1985, un grupo de guerrilleros del extinto Movimiento 19 de abril (M-19) se tom¨® a sangre y fuego el Palacio de Justicia, la sede de las altas cortes en Bogot¨¢. Tomaron como rehenes a 350 personas, entre las que estaba Uran. Los guerrilleros pretend¨ªan someter a juicio al entonces presidente Belisario Betancur. En un intento por retomar el control, la Polic¨ªa y el Ej¨¦rcito respondieron con violencia indiscriminada y en detrimento de la vida de los rehenes. El Palacio ardi¨® en fuego. Uran hab¨ªa sobrevivido al ataque que dur¨® cerca de 28 horas continuas. Sali¨® herido y fue ejecutado y desaparecido fuera de la edificaci¨®n, hechos que a¨²n no han sido aclarados y contin¨²an en la impunidad. El asalto dej¨® 94 personas muertas y 11 m¨¢s desaparecidas.
Arias Cabrales fue el comandante de la Brigada XIII del Ej¨¦rcito, que dirigi¨® la retoma. En 2011, fue condenado a 35 a?os de prisi¨®n por la desaparici¨®n forzada de cinco de las 11 personas desaparecidas. Su pena fue ratificada en tres instancias; la ¨²ltima, una sentencia de casaci¨®n ante la Corte Suprema de Justicia, dej¨® en firme su responsabilidad. El general pidi¨® acogerse a la JEP que, con el fin de decidir si lo aceptaba, lo cit¨® a una audiencia que se extendi¨® dos d¨ªas, el 17 y 18 de enero de este a?o. En ella las v¨ªctimas lo increparon y le suplicaron entre l¨¢grimas que dijera la verdad, pero Arias Cabrales se sostuvo en que desconoc¨ªa los hechos atroces y era inocente. La JEP tard¨® casi dos meses en tomar una decisi¨®n que mantuvo en vilo a las v¨ªctimas. ¡°Era lo que esper¨¢bamos; ¨¦l no hizo ning¨²n aporte, todo lo contrario, se consider¨® una v¨ªctima y sigui¨® negando a los desaparecidos. Fue una actuaci¨®n realmente lamentable¡±, declar¨® a EL PA?S C¨¦sar Rodr¨ªguez Vera, hermano del desaparecido Carlos Rodr¨ªguez Vera, entonces administrador de la cafeter¨ªa del Palacio.
La Sala de Definici¨®n de Situaciones Jur¨ªdicas determin¨® que Arias Cabrales ¡°no tuvo prop¨®sito alguno de esclarecer un m¨ªnimo de verdad, mucho menos la verdad total de los hechos por los cuales ya fue determinada su responsabilidad penal¡±. Agreg¨® que el militar ¡°no suministr¨® informaci¨®n que permitiera establecer el paradero de sus v¨ªctimas, ni los restos de aquellas que han sido entregadas por las autoridades de manera parcial a sus familiares¡±. La JEP, las v¨ªctimas y el pa¨ªs esperaban que Arias Cabrales detallara ¡°c¨®mo fueron caracterizadas las v¨ªctimas, las razones para se?alarlas como sospechosas, la forma como fueron segregados los trabajadores de la cafeter¨ªa del Palacio de Justicia¡±, entre otros hechos.
A Deborah Anaya Esguerra tampoco le tom¨® por sorpresa la decisi¨®n. ¡°Claramente hay un indicio de que hay un pacto de silencio y ¨¦l (Arias Cabrales) hace parte¡±. Deborah ten¨ªa dos a?os cuando su madre, Norma Constanza Esguerra, fue desaparecida. Norma hab¨ªa llegado temprano aquel 6 de noviembre de 1985 para entregar un pedido de pasteles, pues era surtidora de la cafeter¨ªa del Palacio. Parque¨® el carro frente a la catedral y dej¨® adentro a su hermana que la acompa?aba porque no se demorar¨ªa. Quince minutos despu¨¦s comenz¨® el asalto y su hermana qued¨® atrapada en el veh¨ªculo debido a que era parapl¨¦jica. Recientemente Deborah ha solicitado a la JEP desclasificar y acceder a los archivos de inteligencia, contrainteligencia y gastos reservados del extinto Departamento Administrativo de Seguridad (DAS), que permanecen protegidos por esa jurisdicci¨®n.
La JEP ha remitido el proceso a la justicia ordinaria para que Arias Cabrales contin¨²e cumpliendo su pena. Jorge Molano, representante de v¨ªctimas, cree que es una decisi¨®n afortunada, aunque un poco tard¨ªa. ¡°Desde hace dos a?os las v¨ªctimas hab¨ªan insistido en que ¨¦l no estaba contribuyendo a la verdad y no pod¨ªa obtener beneficios¡±, explica. En 2020 la JEP le hab¨ªa otorgado libertad condicional, pero decidi¨® revocarla finalmente por el incumplimiento en sus obligaciones ante el sistema integral de paz. Molano espera que ahora la Fiscal¨ªa lo procese por otros cr¨ªmenes por los que a¨²n no ha sido condenado y le retiren cualquier otro beneficio. ¡°No puede seguir en una reclusi¨®n especial, sino que debe ser trasladado a un centro com¨²n para personas condenadas¡±, dice. Arias Cabrales cumple la pena de prisi¨®n en un apartamento fiscal de la brigada XIII del Ej¨¦rcito, misma que otrora ¨¦l dirigi¨®. ¡°Los cr¨ªmenes por los que fue condenado no tienen nada que ver con el servicio; son cr¨ªmenes internacionales y contra la humanidad¡±, a?ade.
Helena Ur¨¢n no cree que la expulsi¨®n de Arias Cabrales sea el cierre definitivo a la verdad, pero lamenta no haberla conocido de su propia voz. ¡°Ojal¨¢ que otros perpetradores que se acogen a la JEP entiendan que es una instancia que les permitir¨¢, de una u otra manera, resarcir al pa¨ªs el da?o que han hecho y sea un aporte a la no repetici¨®n¡±, dice. Las v¨ªctimas han resistido durante 37 a?os. No dejar¨¢n de hacerlo ahora.
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