M¨¢s de la mitad de los colombianos se siente pobre tras la pandemia

La encuesta de calidad de vida 2022 elaborada por el Departamento Administrativo Nacional de Estad¨ªstica (DANE) evidencia la desconfianza de los colombianos respecto a su futuro econ¨®mico. El 50,6% de los ciudadanos se considera pobre, casi 13 puntos por encima de los resultados prepand¨¦micos de 2019 ¨C lo que equivale a seis millones de personas m¨¢s. Esa percepci¨®n, por lo dem¨¢s, tiene correlaci¨®n directa con la realidad: el 46% de las mujeres cabeza de familia asegur¨® tener preocupaciones por no tener alimentos para comer. Un panorama desalentador que se agudiza a¨²n m¨¢s en la ruralidad, donde casi la mitad de los habitantes afirmaron haber padecido problemas de seguridad alimentaria en el ¨²ltimo a?o.

Los resultados del sondeo anual fueron presentados en una rueda de prensa celebrada en la tarde del jueves por la directora del organismo estad¨ªstico, la dem¨®grafa Piedad Urdinola. A pesar de que el estado de brutal par¨¢lisis por la pandemia ha llegado a su fin, encontrar el camino para el bienestar a¨²n resulta complejo en Colombia. Un hecho que se refleja en el 9,6% de colombianos que se atrasaron en el pago de los servicios p¨²blicos durante el ¨²ltimo a?o. O el impacto ocasionado por la p¨¦rdida de empleo del jefe hogar en el 6,1% de las familias. El sondeo tambi¨¦n indica, adem¨¢s, que un 5,9% se atras¨® con el pago de sus viviendas. Cifras que si bien es cierto mejoran moderadamente con respecto al 2020 y 2021, a¨²n resultan inquietantes para una sociedad que hasta ahora se sacude de los estragos de la pandemia.

Queda claro que a la sociedad le cuesta cada vez m¨¢s adquirir bienes. Y a pesar de todo, la encuesta arroja una paradoja: en una escala de 0 a 10, los colombianos calificaron con un promedio de 7,9 su nivel de satisfacci¨®n con la vida. Ni el recrudecimiento de la violencia en zonas de frontera como Nari?o o Norte de Santander, ni la precariedad rural, ni la falta de empleo para pagar las deudas, han aplacado cierta ilusi¨®n que sirve como escudo de defensa para los habitantes de un pa¨ªs emergente.

La economista Bibiana Quiroga, m¨¢gister en investigaci¨®n pol¨ªtica social por la London School of Economics, destaca dentro de los resultados la fuerte recuperaci¨®n en asistencia escolar. Recuerda que la virtualidad tuvo implicaciones ¡°brutales en formaci¨®n de capital humano¡±. Por eso celebra el porcentaje de alumnos a nivel nacional, entre los 6 y 21 a?os, que asistieron a un establecimiento educativo formal, por ejemplo, alcanzaron un 80,6%, algo menos de un punto porcentual m¨¢s que en 2019. En el segmento de ni?os menores de 5 a?os que asistieron a un hogar comunitario, jard¨ªn o colegio la cifra es de un 32,8% que se acerca bastante al 35,8% de 2019.

La fractura entre regiones, por su parte, deja resultados demoledores. El 83,4% de los jefes de hogar o c¨®nyuges del selv¨¢tico departamento del Choc¨®, sobre el Pac¨ªfico, se consideran pobres, solo superado en el otro extremo del mapa por el departamento del Vichada, fronterizo con Venezuela, donde el sentimiento de carencia lleg¨® al 85,8%. Se trata, precisamente, de las mismas zonas donde se concentran los mayores ¨ªndices de mujeres cabeza de familia que padecen privaciones alimentarias. Guain¨ªa (86,3%), Vichada (83,3%) y Nari?o (82,6%) encabezan un escalaf¨®n que Bibiana Quiroga recuerda que no se establece por motivos de autonom¨ªa: ¡°Se trata de mujeres solas a cargo de tres, cuatro hijos, y con grandes dificultades para acceder al mercado laboral¡±.

A pesar de que la encuesta indica mejoras en asistencia escolar, otros problemas estructurales profundos del pa¨ªs dejan al descubierto los riesgos de vulnerabilidad a¨²n latentes. El 56,5% de los j¨®venes en el pa¨ªs se moviliza a pie para acceder a sus instituciones. Una realidad que recuerda la brecha entre el pa¨ªs rural y el urbano donde, a grandes rasgos hay rutas escolares, transporte p¨²blico o veh¨ªculos particulares. El mundo rural, con tasas de escolaridad m¨¢s bajas, se ha enfrentado hist¨®ricamente a m¨²ltiples dificultades de infraestructura para enviar a sus ni?os y j¨®venes a las escuelas.

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