Manual para evitar revoluciones
Oyendo el podcast Revolutionspodcast.com, trat¨¦ de construir un corto manual con instrucciones para evitar revoluciones, que ojal¨¢ sea de utilidad para los mandatarios de hoy
Muchos reyes y presidentes se habr¨ªan beneficiado de tener un cat¨¢logo que indicara qu¨¦ hacer y qu¨¦ evitar en los a?os y meses previos a las grandes revoluciones. Oyendo el excelente podcast Revolutionspodcast.com de Mike Duncan, trat¨¦ de construir un corto manual con instrucciones para evitar revoluciones, que ojal¨¢ sea de utilidad para los mandatarios de hoy.
1. Nadie en sus cabales saca del gobierno a un l¨ªder competente. Nicol¨¢s Romanov no dej¨® duda de ser insoportablemente incompetente, tanto en 1905, en la primera revoluci¨®n rusa, como en 1917. Al principio, no estaba en la cabeza de nadie guillotinar a Luis XVI de Francia, ni pasar por el hacha a Carlos I de Inglaterra. Solo despu¨¦s de incontables muestras de testarudez e incompetencia, esos personajes lograron convencer a suficiente gente, que originalmente defend¨ªa al monarca, de que una parte de la soluci¨®n de las revueltas era sacarlos del camino. Si eso implicaba cortarles la cabeza, qu¨¦ se le iba a hacer.
2. No se considere indispensable. En 1910 Porfirio D¨ªaz ha debido irse y dejar en su reemplazo a Bernardo Reyes, un conservador leal que pod¨ªa renovar las caras y aliviar el peso de una dictadura de facto de 31 a?os. Pero no. Al igual que Luis XVI, Carlos I o Nicol¨¢s Romanov, crey¨® que estaba llamado por la divinidad para dirigir a su pa¨ªs, que s¨®lo ¨¦l pod¨ªa hacerlo y que los dem¨¢s se tendr¨ªan que apa?ar. Eso exasper¨® a sus subalternos y le aguz¨® la inteligencia a los enemigos. Recuerde, los cementerios est¨¢n llenos de gente indispensable.
3. Evite la guerra. Los tres errores m¨¢s comunes al iniciar una guerra son: va a ser corta, va ser f¨¢cil y la vamos a ganar. Las derrotas carcomen liderazgos y revelan debilidades en la c¨²spide. Demuestran errores de juicio y estrategia, pobre evaluaci¨®n del contrario y sobrevaloraci¨®n del ej¨¦rcito nacional. Trate de evitar una guerra, y si no puede, prep¨¢rela a conciencia con el convencimiento de que ser¨¢ larga, dif¨ªcil y la puede perder.
4. Empl¨¦ese a fondo en crisis que golpean a todo el mundo. Las malas cosechas, la inflaci¨®n de precios, los fen¨®menos clim¨¢ticos adversos y las pandemias que traen mortandad generalizada son episodios que en cuesti¨®n de meses se vuelven insoportables. En ese caso, usted quiere estar del lado correcto de la rabia popular. Si la gente tiene hambre, reparta comida. Si est¨¢ enferma, reparta medicinas. Si hubo un desastre natural, organice la reconstrucci¨®n. Su coraz¨®n debe estar donde est¨¢ el problema de la gente; de lo contrario, su cabeza estar¨¢ en peligro.
5. Siempre hay al menos un ministro que sirve para algo, esc¨²chelo. Sergei Witte era la ¨²nica persona del gobierno de los Romanov que entend¨ªa lo que pasaba en Rusia, de acuerdo con el padre del zar Nicol¨¢s. Pero Nicol¨¢s lo ve¨ªa como el hijo sabiondo de un empleado de los ferrocarriles y le ten¨ªa antipat¨ªa. Se qued¨® con el resto de ineptos del gabinete, desatendi¨® a Witte, lo dej¨® ir y se acerc¨® a su debacle.
6. El ¨²nico pecado que los dioses no perdonan es la soberbia. Siempre que deba escoger entre la humildad y la soberbia, opte por la primera. Cristo es un ejemplo de humildad, a pesar de que dijo: ¡°Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por el Hijo.¡± La soberbia es un error que todos ven, y que agria por igual a amigos y enemigos. Aparte de que le hace un mal juez del car¨¢cter y lleva a tomar excesivos riesgos.
7. El exceso de impuestos exaspera. Las guerras, las epidemias y los populistas cuestan mucho al erario y terminan en m¨¢s impuestos, m¨¢s deuda y m¨¢s inflaci¨®n. Los impuestos y la deuda son odiados por los que tienen algo. La inflaci¨®n es odiada por todo el mundo. Lo que empieza como d¨¢divas del Estado recibidas con ingrata aquiescencia termina como rabia por la carest¨ªa y las crisis.
8. Escoja bien a su pareja. En la hora m¨¢s oscura, el ¨²ltimo consejo que oiga ser¨¢ tal vez el de su c¨®nyuge y m¨¢s vale que sea bueno. Ni la Alexandra de Nicol¨¢s, ni la Mar¨ªa Antonieta de Luis XVI fueron esposas sensatas o buenas consejeras. Acentuaron los malos instintos mon¨¢rquicos del rey y el zar. Todo el mundo goza con el chisme palaciego.
9. Lea mucha historia. Los errores se repiten a trav¨¦s de la historia. Los gobiernos pasan por las mismas rectas y las mismas curvas. Los buenos timones aprenden mucho de conocer c¨®mo manejaron quienes sobrevivieron y cu¨¢les errores cometieron los que se fueron por un despe?adero.
10. No hay regi¨®n insignificante. Muchas revoluciones se apagan en la capital, pero quedan vivas en regiones lejanas del pa¨ªs. Inclusive en Siberia, adonde se enviaba a los revoltosos para que no molestaran m¨¢s. De all¨¢ volv¨ªan con br¨ªo renovado y llenos de aliados.
11. Una insultante desigualdad cultivar¨¢ el declive. En una sociedad desigual, la gente en desventaja tiene tres opciones: ser leal, protestar o irse. Si no pueden salir y no son o¨ªdos, puede que su lealtad termine y se vuelvan contra el l¨ªder. Esto puede tomar d¨¦cadas, pero al final la corrida ser¨¢ hacia las fronteras o hacia el palacio presidencial.
12. Las ideas importan. Hay que estar siempre atento a la batalla de las ideas y pelearla con ideas mejores. Las ideas persuaden y, por malas que sean, si se repiten lo suficiente y tienen la propaganda adecuada, se pueden convertir en creencias e inclusive verdades en la cabeza de todo el mundo.
13. No pelee contra la religi¨®n. La Revoluci¨®n Francesa sell¨® su suerte cuando los m¨¢s radicales exigieron que los curas hicieran un juramento civil y que su adhesi¨®n fuera al Estado antes que a la Iglesia. S¨®lo hasta que Napole¨®n pacific¨® las cosas regres¨® la calma. La Guerra Cristera en M¨¦xico tuvo un origen similar.
14. El favor del pueblo es l¨¢bil. La humillante huida final de Robespierre, para escapar de sus enemigos, con la quijada rota al fallar el disparo con el que iba a suicidarse, y el quiebre de su pierna al saltar por una ventana, debe estar presente en la mente de todo el que crea que representa la voluntad popular, abusa del poder y juzga implacablemente a los dem¨¢s. El atentado contra Bol¨ªvar vino despu¨¦s de que logr¨® convencer a mucha gente de que quer¨ªa convertirse en aut¨®crata. En pocos meses el pueblo pasa de vitorear a lanzar cebollas.
15. La tierra no termina mejor distribuida. Uno de los m¨®viles originales de las revoluciones suele ser la propiedad de la tierra, y en algo cambia de manos. Pero como muestra la Revoluci¨®n Francesa, a la larga la tierra rara vez termina en la manos de los campesinos.
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