Desarraigo, encierro y amenazas, el sufrimiento de las familias v¨ªctimas del reclutamiento de menores en Colombia
El asesinato de cuatro menores en l¨ªmites entre Caquet¨¢ y Amazonas por disidencias de las FARC vuelve a evidenciar el alcance de este delito en el pa¨ªs
Edalid Carrillo no tuvo otra alternativa que llevarse a su hijo de 13 a?os del lugar donde naci¨®. Lo hizo para protegerlo de grupos armados ilegales, despu¨¦s del asesinato de Herman Naranjo Quintero, padre del menor y l¨ªder social de Corocito, una vereda del municipio de Tame (Arauca), en febrero de 2022. El clamor p¨²blico de la mujer pidiendo que le respetaran la vida a su esposo secuestrado no fue suficiente para que se evitara el crimen. Desprotegida, Carrillo decidi¨® abandonar el territorio. Tem¨ªa perder tambi¨¦n a su hijo por reclutamiento forzado y seguir soportando el horror de la guerra.
Con el paso de los meses, el caso de Carrillo ha quedado en el olvido, pero la desgracia para familias como la de ella contin¨²a en zonas con poca presencia del Estado. El reciente asesinato de cuatro menores ind¨ªgenas del Putumayo en l¨ªmites entre Caquet¨¢ y Amazonas, tras haber afrontado el reclutamiento de parte del Frente Carolina Ram¨ªrez de la disidencia de las extintas FARC conocida como Estado Mayor Central, ha vuelto a poner en evidencia el alcance de este delito en Colombia. Madres y padres se enfrentan al silencio, las amenazas y el desarraigo en un esfuerzo por evitar que agrupaciones al margen de la ley les arrebaten a ni?os, ni?as y adolescentes.
En poblaciones tan expuestas al conflicto armado como Tame, en el oriente colombiano, familiares de j¨®venes en alto riesgo han sacrificado la cercan¨ªa con sus hijos con tal de alejarlos del peligro. El personero del municipio, Juan Carlos Villate, ha liderado labores para proteger a algunos de ellos, sac¨¢ndolos de donde viven tras el llamado de urgencia de sus familias, cuando ¨¦ste logra superar el silencio que imponen las armas.
¡°En esas intervenciones las comunidades sienten confianza y hablan, dicen: ¡®mire, a mi hijo se lo van a llevar, ay¨²denos por favor¡¯. Empezamos a activar rutas para sacar a los ni?os del territorio con el apoyo de organismos internacionales, pero eso solamente se identifica cuando estamos en la vereda¡±, dice Villate en di¨¢logo con EL PA?S. Uno de esos operativos se llev¨® a cabo con otras instituciones a inicios del a?o pasado en Caranal, un caser¨ªo del municipio de Fortul en el que hab¨ªa siete ni?os en riesgo de caer en manos de grupos ilegales.
Pocos funcionarios asumen el riesgo a acercarse a las comunidades amenazadas, la mayor¨ªa de ellas ind¨ªgenas. ¡°El orden p¨²blico ha llevado a que se atienda desde el escritorio. Y es natural, hay miedo. A mi equipo de trabajo lo ha retenido la guerrilla varias veces¡±, confiesa el personero de Tame. En el resguardo La Esperanza, de la vereda Siberia I, 11 ni?as del pueblo Makagu¨¢n han sido reclutadas desde el 2022, dos de ellas este a?o, de acuerdo con registros de esa Personer¨ªa.
La Defensor¨ªa del Pueblo tiene registrados 23 casos de reclutamiento de menores entre los 13 y los 17 a?os en el primer trimestre de este a?o, en los departamentos de Cauca, Amazonas, Antioquia y Arauca. Son ocho m¨¢s que los reportados en el mismo periodo del a?o pasado. Pero las cifras, que revelan un aumento de m¨¢s del 50%, no siempre dimensionan la gravedad del problema. ¡°Las familias, si hablan, corren un riesgo en el territorio. Por eso no es f¨¢cil identificar los casos¡±, se?ala el personero.
Entre 1990 y 2017, 16.238 menores fueron reclutados por grupos armados en Colombia, seg¨²n datos analizados por la Comisi¨®n de la Verdad. ¡°Fueron ni?as y ni?os sin la capacidad de decidir por su edad y condiciones sociales, sin posibilidades de salir de la guerra¡±, subraya el informe final de la Comisi¨®n.
Un estudio de Unicef sobre la caracterizaci¨®n de la ni?ez desvinculada de grupos armados organizados en Colombia entre 2013 y 2022 muestra que, de los 2.181 ni?os, ni?as, y adolescentes atendidos en el programa de atenci¨®n especializada del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), el 40% fueron reclutados por las extintas FARC y cerca del 27% por el ELN. Los restantes, por otros grupos como el Clan del Golfo o AGC. Casi cuatro de cada 10 menores desvinculados pertenecen a comunidades ind¨ªgenas o afrocolombianas, una muestra de que este delito afecta m¨¢s a sectores vulnerables e hist¨®ricamente discriminados.
Aunque el reclutamiento de menores se redujo durante el proceso de paz entre el Gobierno y las FARC entre 2012 y 2016, el af¨¢n de grupos organizados por fortalecer sus estructuras y dominar los territorios ha desencadenado un nuevo ciclo de violencia que los ha vuelto a poner bajo amenaza. ¡°Las ni?as, ni?os y adolescentes en riesgo de reclutamiento ya viven en una permanente situaci¨®n de vulneraci¨®n de derechos en sus territorios¡±, indica el informe de Unicef.
Los grupos armados emplean m¨²ltiples t¨¢cticas para inducir a los menores a entrar a sus filas, pese a ser considerado un crimen de guerra. Las disidencias aprovechan las estructuras de hogares d¨¦biles, ni?os desescolarizados, de comunidades ind¨ªgenas o de migrantes venezolanos. El ELN, por su parte, recurre a falsas promesas. ¡°A los ni?os los enamoran, les dicen ac¨¢ esto es adrenalina, aqu¨ª no va a pasar nada, le vamos a dar dinero, una moto, autoridad, mujeres... y los ni?os terminan y¨¦ndose para all¨¢. Cuando se dan cuenta que la vida no es como se las mostraron e intentan devolverse, no se les permite. A los que lo han intentando, los han asesinado¡±, denuncia el personero de Tame, Juan Carlos Villate.
¡°Son casos de ni?os que los est¨¢n utilizando incluso como carne de ca?¨®n en los combates¡±, agrega. Y pone como ejemplo los enfrentamientos entre el ELN y el Ej¨¦rcito el pasado 19 de marzo en la zona rural de su municipio, en los que muri¨® un joven de 17 a?os que hab¨ªa sido reclutado por ese grupo ilegal.
En regiones donde el reclutamiento forzado genera un temor constante, los menores tambi¨¦n est¨¢n sometidos al encierro. Mayerly Brice?o, una joven l¨ªder social de Arauca, radicada en Bogot¨¢, lo vivi¨® siendo ni?a. ¡°Crec¨ª en un espacio donde el conflicto estaba ligado a la vida diaria. Nunca tuve la oportunidad de saber qu¨¦ era salir a la calle a jugar con los amigos. Hoy entiendo el temor de mi mam¨¢ de que ni mis hermanas, ni yo, sali¨¦ramos a la calle para no estar expuestas¡±, recuerda.
Brice?o ahora es madre de un peque?o de 10 a?os y lamenta que esa realidad se repita. ¡°Cuando creces y tienes un hijo, empiezas a mirar hacia atr¨¢s, y buscas la manera de protegerlo. Solo va de la casa al colegio y del colegio a la casa. No sale al pueblo, empezando porque no sabemos cu¨¢ndo puede haber un enfrentamiento¡±, narra la mujer, quien planea sacar a su hijo del territorio.
Algunos de los menores rescatados del reclutamiento reciben refugio de organizaciones como Benposta, una ONG que trabaja por la protecci¨®n de la ni?ez afectada por el conflicto. Juan Sebasti¨¢n Campo, coordinador de proyectos, dice que el destierro debe ser una medida de ¨²ltima instancia. La prevenci¨®n m¨¢s efectiva, se?ala, es garantizarles derechos y oportunidades. ¡°Existe suficiente informaci¨®n sobre las causas del ingreso de menores a la guerra. Muchos son ni?os y ni?as que, literalmente, cansados de la violencia intrafamiliar, de la precariedad econ¨®mica o que no tienen qu¨¦ comer, terminan huyendo e ingresando a los grupos armados¡±, expresa Campo.
¡°?Qu¨¦ otro camino tienen cuando todas las puertas est¨¢n cerradas? Siempre est¨¢n los grupos armados tratando de ver c¨®mo pueden terminar en la guerra y desafortunadamente es lo que sucede. Conozco much¨ªsimos casos de j¨®venes que no encuentran otra opci¨®n de vida. Es triste, pero es la realidad de este pa¨ªs y eso es lo que hoy seguimos viviendo¡±, dice Mayerly Brice?o.
Luego de que el Frente Carolina Ram¨ªrez asesinara a los cuatro menores v¨ªctimas de reclutamiento, el presidente Gustavo Petro suspendi¨® el cese al fuego en los departamentos de Meta, Caquet¨¢, Guaviare y Putumayo. ¡°Matar ni?os ind¨ªgenas es un delito de lesa humanidad inadmisible. Reclutar forzadamente menores de edad lo mismo¡±, afirm¨® el Jefe de Estado. Con o sin cese al fuego, familias en territorios golpeados por el conflicto afrontan un esfuerzo solitario por proteger a sus hijos de los fusiles. Algunos gritos de ayuda quedan atrapados en medio de las amenazas. Otros, como el de Edalid Carrillo, no siempre se escuchan.
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