La guerra por el relato estalla en las calles: del golpe blando de Petro a los 3.000 millones de Vicky
La polarizaci¨®n vuelve a crecer en Colombia con un Gobierno paralizado y una oposici¨®n que alienta el odio contra el presidente mientras las reformas se atascan en el Congreso
El Gobierno y la oposici¨®n se retaron en la calle por primera vez el pasado febrero. El presidente Petro hab¨ªa pedido a los suyos que marcharan para defender sus reformas y, al d¨ªa siguiente, fue el turno de la oposici¨®n. Entonces el pa¨ªs parec¨ªa otro. Las reformas entraban en tromba en el Congreso en el que el Gobierno hab¨ªa logrado una mayor¨ªa de consenso. La idea era que antes de que finalizara esta legislatura (periodo de sesiones) se hubiera aprobado la de la salud, la laboral y la pensional. Cuatro meses despu¨¦s, las tres reformas son papel mojado. El Gobierno ha perdido iniciativa, popularidad y la mayor¨ªa en el Congreso. A falta de pol¨ªtica efectiva, las calles vuelven a ser el escenario de la polarizaci¨®n, como hace dos a?os. El pulso, como entonces, lo va ganando el contrapoder, con la diferencia de que ahora la oposici¨®n es la derecha.
Hace dos semanas, el presidente hab¨ªa reunido a miles de personas en una marcha en la que particip¨® ¨¦l mismo para protestar contra lo que denomina un ¡°golpe blando¡± en su contra de las ¨¦lites conservadoras de el pa¨ªs. Petro ve una mano negra detr¨¢s de todo lo que le sucede y, ensimismado desde hace semanas en ese discurso, el Gobierno ha dejado de avanzar. La primera legislatura del mandato acab¨® ayer en medio de la bronca en el Congreso por la aprobaci¨®n de la regulaci¨®n del uso del cannabis, una propuesta que el Gobierno hab¨ªa abrazado como la ¨²ltima oportunidad para no cerrar en blanco el ¨²ltimo semestre. Ni siquiera esto se logr¨®.
Este martes, la calle fue para sus opositores. Miles de manifestantes salieron en varias ciudades del pa¨ªs en unas protestas bastante m¨¢s nutridas que, adem¨¢s, suponen un despertar para un sector que parec¨ªa dormido desde las ¨²ltimas elecciones. El discurso antiPetro, que se hab¨ªa apagado desde la victoria en las urnas hace un a?o, resurge con fuerza y eleva a los altares a nuevas figuras: la directora de la revista Semana, Vicky D¨¢vila, y el fiscal general de la Naci¨®n, Francisco Barbosa, dos de los mayores enemigos de Petro en medio de una oposici¨®n pol¨ªtica descabezada.
La carrera por ver qu¨¦ relato compran las masas ha comenzado. El presidente que quer¨ªa cambiar el pa¨ªs con una bater¨ªa de reformas para combatir las profundas desigualdades de la sociedad colombiana se aferra ahora a presentarse como v¨ªctima de las resistencias de la derecha. Es la respuesta a cualquier rev¨¦s en su camino. ¡°El hundimiento de la reforma laboral es muy grave. Demuestra que la voluntad de paz y de pacto social no existe en el poder econ¨®mico. Due?os del capital y de los medios lograron cooptar el Congreso en contra de la dignidad del pueblo trabajador¡±, escribi¨® ayer en Twitter. Opositores a la reforma laboral hay muchos, pero desde que el presidente decidi¨® deshacer el acuerdo en el Congreso con algunos partidos conservadores, el Gobierno navega solo y sin apoyos suficientes para sacar nada adelante. El trabajo para rehacer una mayor¨ªa estable ni siquiera ha comenzado y no parece una prioridad para el presidente en este momento, decidido a enterrar el pragmatismo para dar la batalla ideol¨®gica.
La periodista D¨¢vila se ha erigido en las ¨²ltimas semanas como l¨ªder del bando contrario, al calor de la ¨²ltima crisis del Gobierno. El caso de la ni?era y el robo en casa de la exjefa de gabinete, Laura Sarabia, que Petro trat¨® de zanjar con la salida del Gobierno de Sarabia y el embajador en Venezuela y director de su campa?a, Armando Benedetti, creci¨® en manos de la revista Semana con una serie de informaciones que escalaron el esc¨¢ndalo a base de fuentes an¨®nimas y acusaciones incendiarias. La m¨¢s grave, la que se?ala al presidente como due?o de la maleta de dinero robada de casa de Sarabia y que pone el monto del bot¨ªn en 3.000 millones de pesos (unos 700.000 d¨®lares).
Pocos medios le dieron credibilidad a una informaci¨®n que carece de pruebas o fuentes comprobables, pero el eco de la revista con m¨¢s audiencia del pa¨ªs ha encontrado su lugar en las marchas contra el Gobierno. ¡°Hay 3.000 millones de razones para que este Gobierno se acabe¡± o ¡°La plata era de Petro¡± fueron algunos de los esl¨®ganes que se escucharon este martes. Se oyeron tambi¨¦n gritos de apoyo a Vicky D¨¢vila, convertida ya en nueva gur¨² de la derecha.
El fiscal Barbosa fue otro de los protagonistas. No es ning¨²n secreto que desde que Petro lleg¨® al poder, el fiscal que fue nombrado durante el mandato del conservador Iv¨¢n Duque ha tratado de hacer una oposici¨®n judicial al Gobierno. Su negativa al proyecto del presidente de lograr la paz total del pa¨ªs a trav¨¦s de la negociaci¨®n con los grupos criminales siempre ha sido tajante. El encontronazo entre ambos se convirti¨® en habitual, aunque celebraron varias reuniones para tratar de limar asperezas de cara a los ¨²ltimos meses de Barbosa en el puesto, del que saldr¨¢ el pr¨®ximo febrero. Sin embargo, la ¨²ltima crisis del Gobierno le ha dado al fiscal un papel protagonista que no esperaba.
La Fiscal¨ªa investiga el caso de la ni?era de Sarabia que es mucho m¨¢s que un robo. Es un esc¨¢ndalo de escuchas, de pol¨ªgrafos, de interceptaciones ilegales y de maletines de dinero en efectivo. Es, tambi¨¦n, el caso de la muerte de un oficial de polic¨ªa que pertenec¨ªa al esquema de seguridad del presidente y que, en medio de las investigaciones por el uso del pol¨ªgrafo en el Palacio de Nari?o, fue localizado muerto por un tiro en su coche frente a su casa. Las primeras evidencias y, m¨¢s tarde el Gobierno, se?alaron al suicidio, pero se espera que este mi¨¦rcoles por la ma?ana Medicina Legal d¨¦ los resultados de la autopsia. El coronel, a pesar de que nada alrededor de su muerte est¨¢ claro, ya se ha convertido en un m¨¢rtir para la derecha: ¡°El coronel [?scar] D¨¢vila no se suicid¨®, lo asesinaron¡±, dec¨ªa una pancarta.
La batalla en las calles, en cualquier caso, no deja de ser una peque?a muestra de la realidad del pa¨ªs. Petro moviliza a sus bases, a los suyos, pero no a los 11 millones de colombianos que le hicieron presidente y que esperan un cambio que a¨²n no arranca. La derecha llena las protesta con el antipetrismo cl¨¢sico, los irreductibles que nunca lo votaron ni se dejaron llevar por la luna de miel del presidente, que en los primeros meses de su Gobierno logr¨® una aprobaci¨®n del 56%. La manifestaci¨®n del martes se bautiz¨® como la marcha de las mayor¨ªas, pero la mayor¨ªa de los colombianos est¨¢n en su casa viendo c¨®mo languidece la oportunidad del primer Gobierno de izquierdas de la historia moderna de Colombia y la polarizaci¨®n le gana a la pol¨ªtica.
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