Talento, estrategia y disciplina
Las historias de los deportistas que se someten al extenuante rigor de competir a nivel mundial son sobrecogedoras, emocionantes, aleccionadoras
Dos semanas atr¨¢s, el fondista boliviano H¨¦ctor Garibay sorprendi¨® al triunfar en la marat¨®n de Ciudad de M¨¦xico y establecer un nuevo r¨¦cord, dos minutos por debajo del anterior, y derrotar a un contingente de larguiruchos campeones kenianos.
Al d¨ªa siguiente le¨ªmos que tras Garibay, y un grupo de nuevas estrellas bolivianas, est¨¢ Nemia Coca Yampara, forjadora de campeones, cuya historia es a¨²n m¨¢s conmovedora que la de sus pupilos.
Su carrera empez¨® d¨¦cadas atr¨¢s, cuando Nemia ten¨ªa 15 a?os y no ten¨ªa zapatos. En su natal Oruro organizaron una carrera de ocho kil¨®metros cuyo premio era, justamente, unos zapatos. Eso la motiv¨® a querer inscribirse. Pero su colegio envi¨® a otras tres j¨®venes.
Fue y le suplic¨® a los organizadores: ¡°Mi profesor ha escogido a las corredoras en una cuadra, pero yo puedo correr 100 cuadras. ?Por favor, inscr¨ªbame! Necesito ganar, no tengo zapatos. Mi pap¨¢ me abandon¨® y mi mam¨¢ vende comida, no gana mucho¡± (brujuladigital.net).
Gan¨® los zapatos y, con ellos, una vocaci¨®n y una profesi¨®n: ser corredora de carreras de largo aliento. Lleg¨® a representar a Bolivia en maratones en varios pa¨ªses y continentes, hasta que, junto con su esposo, hizo la transici¨®n de atleta a preparadora de campeones. Ella es la fuerza y el ingrediente secreto de Bolivia, en esta racha de triunfos.
Su liderazgo ha producido una camada de maratonistas que llevan a?os sometidos a un programa de identificaci¨®n de talento, estrategia y disciplina. Si los bolivianos quieren ganarle maratones a los kenianos, tienen que entrenar como ellos. Para los ol¨ªmpicos de Par¨ªs, H¨¦ctor Garibay ir¨¢ a Kenia a seguir su preparaci¨®n.
Esa cr¨®nica trajo a la memoria a las voleibolistas colombianas, que pocos a?os atr¨¢s se metieron en la ¨¦lite mundial. El milagro vino de la mano del t¨¦cnico brasile?o Antonio Rizola, a quien los directivos de Colombia hab¨ªan buscado infructuosamente una y otra vez.
En noviembre del 2016, sucedi¨® el tr¨¢gico accidente del vuelo ch¨¢rter en el que viajaba el equipo de f¨²tbol Chapecoense, que se estrell¨® en Antioquia, poco antes de aterrizar. All¨ª tristemente fallecieron la mayor¨ªa de los integrantes del equipo que estaba por jugar la final de la Copa Sudamericana contra Atl¨¦tico Nacional.
El t¨¦cnico Rizola vio con emoci¨®n c¨®mo los medellinenses se conmovieron con la tragedia, lloraron a las v¨ªctimas del rival brasile?o, atendieron con sumo cuidado a las seis personas que sobrevivieron al siniestro y se esmeraron en confortar a los familiares que viajaron en pos de sus seres queridos fallecidos.
Antonio Rizola acababa de terminar su cargo de gerente de los equipos de voleibol de Brasil, en los Juegos Ol¨ªmpicos de R¨ªo de Janeiro. Cuando Carlos Grisales, presidente de la Federaci¨®n Colombiana de Voleibol, lo llam¨® de nuevo a insistirle en aceptar el reto de dirigir a las colombianas, Rizola se decidi¨®, como una manera de agradecerle a Colombia lo que hicieron a ra¨ªz del accidente.
Cuenta la cr¨®nica que Rizola conoc¨ªa los problemas del voleibol colombiano. Pidi¨® autonom¨ªa para escoger las jugadoras y combati¨® el regionalismo y las roscas entre dirigentes y jugadoras. Erradic¨® el ego¨ªsmo, que llegaba al extremo de que, en un deporte de conjunto, las jugadoras no se hablaban en la concentraci¨®n, los entrenamientos o los partidos.
Cinco a?os despu¨¦s, el equipo colombiano de voleibol logr¨®, por primera vez en la historia, clasificar a un Mundial de mayores, al derrotar a Brasil, justamente al seleccionado que Rizola ayud¨® a construir, y con el que gan¨® medallas en los Ol¨ªmpicos.
Las concientiz¨® de que s¨®lo ellas pod¨ªan ¡°sacar el proceso adelante, dejar atr¨¢s los problemas personales, querer la camiseta y entregarse por el pa¨ªs. Como hab¨ªa hecho en Brasil, las ilusion¨® con ganar una medalla de oro. Si alguna pensaba que no pod¨ªan hacerlo, era mejor que dejara de jugar voleibol¡±, le dijo a El Tiempo.
A las brasile?as les hab¨ªa metido en la cabeza que pod¨ªan ganar los Ol¨ªmpicos, cosa que lograron en Pek¨ªn, en 2008. Cuatro a?os m¨¢s tarde, Rizola llev¨® a los seleccionados femenino y masculino de Brasil a ganar oro y plata, respectivamente. ¡°Hay que luchar por una medalla, no por clasificar a los Ol¨ªmpicos¡±.
Esa cr¨®nica me record¨® otra, hace 35 a?os, esta vez en la selecci¨®n peruana de voleibol, que en 1988 gan¨® plata en los ol¨ªmpicos de Se¨²l. Una t¨¦cnica japonesa convenci¨® y entren¨® a un equipo nacional, que hasta el momento no era parte de la ¨¦lite de ese deporte. En las semifinales derrotaron justamente a Jap¨®n.
Con esas tres cr¨®nicas bastar¨ªa, pero cierro con una experiencia distinta, que se remonta a 70 a?os atr¨¢s, en las calles de Bogot¨¢. En la carrera S¨¦ptima, entre la Plaza de Bol¨ªvar y la Avenida Jim¨¦nez, se desarrollaron las primeras carreras de patinaje. Poco despu¨¦s se fund¨® la Federaci¨®n Colombiana de Patinaje.
Para 1966, Dagoberto Mateus, a quien, cuando era ni?o, vi patinar y ganar en la calle 45 de Bogot¨¢, qued¨® de cuarto en los 10.000 metros en un campeonato mundial en Mar del Plata (Argentina). Hubo que esperar hasta 1987, para que Guillermo Le¨®n Botero (q.e.p.d) ganar¨¢ medallas en un campeonato mundial en Italia.
Desde 1990, Colombia entr¨® con fuerza en las competencias mundiales, con una selecci¨®n donde estaba la tristemente fallecida Luz Mery Trist¨¢n, junto con Viviana Calle Escobar, y muchas otras. Claudia Ruiz consigui¨® la primera medalla de oro para el pa¨ªs, en los 300 metros, tras superar a 36 competidoras. En el ¨²ltimo lustro, 170 medallas avalan el dominio de Colombia en el patinaje sobre ruedas: 80 de oro, 62 de plata y 28 de bronce. Colombia gana sistem¨¢ticamente una de cada tres medallas de los mundiales.
Resisto la tentaci¨®n de economista de establecer paralelos con el ¨¢mbito de las empresas y los sectores, y su potencial de competir a escala mundial.
Las historias de estos deportistas, y de todos los que en otras disciplinas se someten al extenuante rigor de competir a nivel mundial, son sobrecogedoras, emocionantes, aleccionadoras. Nos llenan de humildad y admiraci¨®n.
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