El cambio de paradigma frente a las drogas: viejas ideas con nuevos ropajes
La cumbre de drogas entre Colombia y M¨¦xico muestra pocos cambios en la mirada frente al narcotr¨¢fico
Gustavo Petro ha insistido en una idea desde el inicio de su presidencia: la lucha contra las drogas fracas¨®. Lo hizo en su discurso de posesi¨®n argumentando que esta guerra ha fortalecido a las mafias, ha debilitado a los Estados y ha dejado m¨¢s de un mill¨®n de personas asesinadas en Am¨¦rica Latina. En la 77? Asamblea General de la ONU, el a?o pasado, su discurso se hizo c¨¦lebre por, nuevamente, criticar esta lucha que nos ha impedido vivir en paz y que ha causado mucho da?o al continente latinoamericano.
Y este a?o, en la cumbre de la Uni¨®n Europea y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribe?os (CELAC), dio un paso m¨¢s: propuso, junto con M¨¦xico, evaluar y plantear nuevas y eficaces estrategias para abordar el fen¨®meno de las drogas. Una propuesta que comenz¨® a cobrar vida cuando el canciller colombiano, ?lvaro Leyva, y la secretaria de Relaciones Exteriores de M¨¦xico, Alicia B¨¢rcenas, confirmaron que en septiembre de este a?o, en la ciudad de Cali, se llevar¨ªa a cabo la Cumbre de Latinoam¨¦rica y el Caribe para discutir la propuesta de un cambio de paradigma en la lucha contra el narcotr¨¢fico.
El anuncio de esta reuni¨®n gener¨® enormes expectativas. ?Y c¨®mo no! El relato era que Colombia, uno de los mejores alumnos y aliados de Estados Unidos en su lucha contra el narcotr¨¢fico, buscaba impulsar un nuevo enfoque regional por medio de propuestas innovadoras. Sonaba hasta desafiante. Sin embargo, la conferencia culmin¨®, y al igual que el documento final, deja una sensaci¨®n de que el cambio de paradigma no es tal: viejas ideas con nuevos ropajes. M¨¢s all¨¢ del esfuerzo de la Canciller¨ªa para organizar una reuni¨®n de este estilo en tan poco tiempo, un an¨¢lisis sosegado de sus resultados evidencia la frustraci¨®n en, a mi parecer, cuatro puntos clave.
Primero, el documento final qued¨® lleno de lugares comunes, con pocas propuestas de nuevos enfoques. El presidente Petro, en B¨¦lgica, habl¨® de evaluar, y esta pudo ser la oportunidad perfecta para promover y solicitar balances regionales sobre los enfoques aplicados hasta el momento, y mostrar el porqu¨¦ de su fracaso. Si enunciaban propuestas innovadoras, l¨¢stima que no mencionaran la necesidad de nuevos indicadores, diferentes a las erradicaciones e incautaciones, para medir el ¨¦xito de las pol¨ªticas. Sin ellos, las pol¨ªticas seguir¨¢n dirigidas hacia los viejos objetivos. De hecho, s¨ª qued¨® un ejemplo de cambio a aplaudir, y replicar en otros ¨¢mbitos: la intenci¨®n de dialogar m¨¢s sobre medidas alternativas al encarcelamiento por delitos no violentos relacionados con drogas.
Segundo, para que haya un cambio real de enfoque en la lucha contra el narcotr¨¢fico, se tiene que, por lo menos, hablar de la coca¨ªna y su legalizaci¨®n, siendo pragm¨¢ticos con que es un camino que apenas se inicia, pero que tenemos que empezarlo. Por supuesto, es importante desestigmatizar y revalorar los usos tradicionales, m¨¦dicos y cient¨ªficos de plantas como la coca y, mejor a¨²n, apoyar el esfuerzo de desclasificar la hoja de coca de la lista I, donde est¨¢n las sustancias catalogadas como m¨¢s peligrosas. Pero no puede ser que, 50 a?os despu¨¦s de haber sido declarada la guerra contras las drogas, no se mencione a la coca¨ªna en estos espacios que no solo buscan soluciones alternativas, sino que est¨¢n liderados por Colombia.
Tercero, aunque el actual Gobierno de Colombia est¨¢ haciendo un cambio narrativo significativo respecto a las personas que cultivan coca¨D y es de resaltar el discurso del ministro de Justicia, N¨¦stor Osuna, durante la conferencia¨D, algunos puntos del documento final parecen escritos por su oposici¨®n. A pesar de que la etiqueta oficial de la cumbre era #CambiemosElEnfoque, se pueden leer cosas como ¡°la coordinacio?n y cooperacio?n internacional en la formulacio?n y ejecucio?n de iniciativas para el fortalecimiento de la lucha contra el tr¨¢fico il¨ªcito de drogas (¡)¡±. ?No que la guerra hab¨ªa fracasado? Y no solo es el lenguaje del documento: los discursos de m¨¢s alto nivel pol¨ªtico (L¨®pez Obrador, Petro y el canciller Leyva) son notablemente estigmatizantes y siguen promoviendo la idea de que quien consume es enfermo, solitario, y ha sufrido por falta de amor. Con ello, adem¨¢s, desplazan la culpa: al parecer, para estos l¨ªderes el cambio de paradigma es se?alar a los pa¨ªses que consumen. S¨ª, cierto es que estos mismos pa¨ªses siempre nos han se?alado como los causantes del problema, pero no creo que este ojo por ojo lleve a soluci¨®n alguna.
Por ¨²ltimo, y a la luz de todo lo anterior, cuesta todav¨ªa m¨¢s que al principio entender por qu¨¦ Petro escogi¨® a L¨®pez Obrador como socio para liderar este un supuesto cambio paradigm¨¢tico. ?Nunca se enter¨® de las promesas de campa?a incumplidas sobre legalizaci¨®n de cannabis y de amapola? ?No vio que para ¡°solucionar¡± la crisis del fentanilo propuso prohibir su uso m¨¦dico para reducir su circulaci¨®n? ?No supo que incumpli¨® su promesa de sacar a los militares de las calles y de no utilizar la fuerza para frenar los problemas sociales, porque ahora las Fuerzas Armadas est¨¢n al mando de tareas de seguridad p¨²blica? Tampoco pasemos por alto que quienes acompa?aron a L¨®pez Obrador y su canciller en esta conferencia fueron el general Luis Crescencio Sandoval (secretario de Defensa) y el almirante Rafael Ojeda (secretario de Marina).
Si la intenci¨®n de Petro era ganar puntos internacionales al asociarse con un peso pesado de la nueva pol¨ªtica latinoamericana, conseguir la foto y olvidarse de las pol¨ªticas, el resultado se consigui¨® a costa de no avanzar en el pretendido cambio del enfoque tradicional de la guerra contra las drogas. Si, siendo m¨¢s benevolentes, el objetivo era convertir a L¨®pez Obrador en aliado para que M¨¦xico pueda empujar por dicho cambio, ojal¨¢ se logre, pero no es esto lo que se desprende del resultado de la cumbre.
No estoy pidiendo imposibles, como que el documento final tuviera a la legalizaci¨®n como centro. Tambi¨¦n se entiende que es dif¨ªcil y lento hacer cambios a un enfoque que lleva m¨¢s de 50 a?os arraigado en el mundo. Pero ojal¨¢ aprovechen mejor los futuros encuentros que anunciaron, as¨ª como la nueva pol¨ªtica de drogas colombiana, reci¨¦n salida del horno. Que no nos dejen con la sensaci¨®n de la contradicci¨®n discursiva, y el habla por encima de la acci¨®n.
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