¡®Juli¨¢n Conrado¡¯, el cantante de las FARC, afina su ¨²ltima tonada como alcalde de Turbaco
Guillermo Torres, excombatiente de la guerrilla, prepara su rendici¨®n de cuentas como mandatario de su ciudad. ¡°No es f¨¢cil gobernar un municipio rodeado por pira?as¡±, dice
Guillermo Torres ha decidido que su ¨²ltima rendici¨®n de cuentas como alcalde de Turbaco, un municipio de 114.000 habitantes a una hora de Cartagena de Indias, ser¨¢ cantando. Har¨¢ honor a la vocaci¨®n de toda su vida, aquella que lo llev¨® a ser conocido como el cantante de las FARC durante los m¨¢s de 30 a?os que pas¨® como Juli¨¢n Conrado en la guerrilla que dej¨® las armas en 2016. Por eso est¨¢ expectante y ansioso en la ma?ana del jueves 12 de octubre, dos meses antes de la presentaci¨®n. Aguarda la llegada del acordeonista Jaime Arrieta mientras atiende una entrevista con EL PA?S en un despacho en las afueras del pueblo. Insiste en que su amigo y ¨¦l deben encontrar el tono perfecto para que la guitarra y el acorde¨®n funcionen en armon¨ªa.
El arribo del m¨²sico produce un giro radical en el ambiente de la oficina, repleta de asesores que entran y salen. Guillermo Torres deja atr¨¢s el ¨ªmpetu con el que dice una y otra vez que Sim¨®n Bol¨ªvar y Jes¨²s de Nazaret fueron insurgentes como ¨¦l y que le ense?aron el valor de defender al pueblo de la opresi¨®n. Ya no busca justificar la lucha de toda una vida ¡ªincluso cuando no se le pregunta al respecto¡ª, sino entregarse a la m¨²sica que lo acompa?¨® desde que era un adolescente en Turbaco. Se lo ve feliz con la guitarra, las an¨¦cdotas y la energ¨ªa que transmite en sus letras pol¨ªticas.
Comienza a cantar sus logros, ante la mirada atenta de sus asesores, sentado a metros de sus cuadros de Bol¨ªvar y del caudillo liberal Jorge Eli¨¦cer Gait¨¢n. ¡°La salud estaba en ruinas, la hemos recuperado¡±, ¡°ya lo habl¨¦ con Gustavo [Petro], que a nuestro Turbaco querido le haga su alcantarillado¡±. Tambi¨¦n denuncia la corrupci¨®n y asegura que no se rob¨® un peso: ¡°Los corruptos en Turbaco no me dejan de insultar¡±, ¡°que cu¨¢nto hay para nosotros, me dijo un concejal¡±, ¡°en Turbaco hay dignidad, ya no manda el que sabemos¡±. Dice estar satisfecho con su gesti¨®n, o al menos de haber hecho lo mejor que pudo: ¡°Gobern¨¦ con mucho amor, esa es mi felicidad, mi legado¡±.
Las nuevas composiciones se entremezclan con las viejas. Torres puede entonar sin problemas la canci¨®n con la que protestaba contra la corrupci¨®n en 1973. ¡°Para el pueblo de Turbaco una volqueta compraron. Hace tiempo no la veo porque ya se la robaron¡±, ¡°el alcalde se la rob¨® cuando lo iban a botar¡±. Explica que la Polic¨ªa lo acus¨® de alterar el orden p¨²blico porque la gente se aglomeraba en la plaza para apoyarlo. ¡°Entend¨ª lo que era el Estado cuando la Polic¨ªa me llevaba preso. Es la patada de un polic¨ªa, es el garrote¡±, remarca. Seg¨²n relata, estar encerrado azuz¨® los sentimientos insurgentes que se hab¨ªan originado cuando ten¨ªa 12 a?os y su abuelo le cont¨® del asesinato de Gait¨¢n, un pol¨ªtico que Torres valora por haber denunciado la masacre de las bananeras de 1929.
Hace cuatro a?os, el alcalde se convirti¨® en un s¨ªmbolo de la transici¨®n de los fusiles a la pol¨ªtica. Arras¨® en las elecciones, con una diferencia de casi 20 puntos porcentuales por sobre su principal rival. Era el ¨²nico excombatiente de las FARC que ganaba una Alcald¨ªa en toda Colombia. Turbaco estuvo de fiesta: la gente colm¨® las calles e interpret¨® la victoria como la llegada de un hombre de pueblo que garantizar¨ªa un cambio, seg¨²n relata una cr¨®nica de EL PA?S en ese entonces. Ahora, el alcalde hace un balance agridulce sobre su experiencia en el Estado que alguna vez combati¨®. ¡°Tengo satisfacciones muy grandes y por supuesto hay otras cosas que no¡±, dice.
Torres enumera varios logros. Cuenta que desmont¨® una hacienda paralela que descubri¨® cuando lleg¨® al cargo y que el recaudo se increment¨® en 5.000 millones de pesos (alrededor de 1,2 millones de d¨®lares) en cinco meses. Tambi¨¦n menciona las mejoras en los servicios del hospital local y la construcci¨®n de estadios de f¨²tbol, b¨¦isbol y s¨®ftbol. ¡°La plata alcanza cuando no se la roban¡±, enfatiza. Este jueves, est¨¢ contento porque la secretaria de Cultura le acaba de presentar ¡°otra cosa bonita de esta administraci¨®n¡±: unas placas coloridas que llevan los nombres de las calles del centro junto a una flor t¨ªpica, dibujos ind¨ªgenas y la inscripci¨®n ¡°Amando Venceremos (2020-2023)¡±, lema de su Alcald¨ªa y parte de una canci¨®n que compuso cuando estuvo preso en Venezuela.
Las frustraciones, por otro lado, se vinculan a que ¡°no es f¨¢cil gobernar un municipio rodeado por las pira?as de la corrupci¨®n¡±. ¡°Mi enorme preocupaci¨®n es que la corrupci¨®n es sist¨¦mica, est¨¢ metida en las v¨ªsceras de este pa¨ªs¡±, se?ala. Comenta que enfrent¨® varios obst¨¢culos para sacar 10.000 millones de pesos (unos 2,4 millones de d¨®lares) de regal¨ªas de Turbaco que el Ministerio de Minas ten¨ªa retenidos por una sanci¨®n contra una administraci¨®n anterior. Asimismo, se ha encontrado con empresarios que le preguntan cu¨¢nto deben pagarle para garantizar ciertas contrataciones. ¡°En tal administraci¨®n me pidieron el 5%, en otra parte el 10%¡±, recuerda que le dijo uno de ellos, a quien le replic¨® que contribuyera con una donaci¨®n de computadores.
La gran tarea inconclusa es la construcci¨®n de redes de acueducto y alcantarillado. Es una de las promesas de los pol¨ªticos desde hace m¨¢s de cuatro d¨¦cadas y este a?o vuelve a ser uno de los temas principales de la campa?a electoral. ¡°Pasaron tres a?os y nunca me pararon bolas en el Gobierno de Iv¨¢n Duque. Se necesitan 300.000 millones de pesos [alrededor de 71 millones de d¨®lares]¡±, justifica Torres. No obstante, remarca que las cosas comenzaron a cambiar desde que lleg¨® al poder Gustavo Petro, primer presidente de izquierdas y l¨ªder de Colombia Humana, el partido por el que fue elegido en 2019. El proyecto, asegura el alcalde, por fin est¨¢ encaminado.
Un insurgente alzado en canto
La figura del mandatario parece disociada de la guerrilla. En Turbaco ¨¦l es un mito en s¨ª mismo, un luchador social del que hablaban los abuelos y al que siempre se percibi¨® como alguien m¨¢s vinculado a la m¨²sica que a los cr¨ªmenes de guerra. Varios vecinos lo reconocen por Abnegaci¨®n, una composici¨®n sobre las madres que sol¨ªa cantarse en todas las fiestas. Asimismo, incluso quienes repudian su pasado de manera m¨¢s enf¨¢tica parecen acostumbrados y hasta indiferentes a que ahora sea el alcalde. La comerciante Viviana Duque, por ejemplo, reconoce que ¡°no fue el acabose¡±, pese a que ella nunca votar¨ªa a un exguerrillero porque lleg¨® desplazada por la violencia en Antioquia.
El caso de Torres contrasta con la situaci¨®n que vive Comunes, el partido que crearon los excombatientes de las FARC tras dejar las armas. El movimiento tiene niveles m¨ªnimos de apoyo y no tendr¨ªa ning¨²n esca?o en el Congreso si no fuera por las curules de paz. Turbaco, en cambio, eligi¨® a un antiguo insurgente como alcalde y la mayor¨ªa de sus habitantes no se refiere a su pasado a menos de que se les pregunte de manera directa.
Los cuestionamientos se centran en su gesti¨®n. Los cr¨ªticos ven a Torres como alguien que fue una figura distante en tiempos de crisis, que desapareci¨® de las calles del pueblo tras llegar a la Alcald¨ªa, que hizo poco. Mar¨ªa Fernanda Carrasquilla, una gestora cultural que trabaja en la campa?a del Partido Conservador, comenta que ella le vot¨® con ilusi¨®n y que se decepcion¨® por la falta de ejecuci¨®n. ¡°Solo con amor no se pudo. Administrar necesita de una persona preparada, no alcanza con la pasi¨®n¡±, dice. Sin embargo, valora al alcalde como alguien honesto que tuvo buenas intenciones y que no pudo actuar por los obst¨¢culos constantes del Concejo. ¡°No hizo mucho, pero no fue porque no quiso¡±, reconoce. ¡°Debe estar frustrado de ver tanta corrupci¨®n¡±.
Los defensores del mandatario prefieren subrayar los logros que hubo pese a las adversidades. Luis Germ¨¢n Campo, alcalde entre 2001 y 2003, explica que Torres puso un freno a la injerencia del Concejo en la burocracia municipal y que eso gener¨® el bloqueo en temas como el presupuesto y la formalizaci¨®n de tierras. ¡°La gesti¨®n no ha sido mala. Ha sido una administraci¨®n que se ha defendido en medio del marem¨¢gnum que representa ser un pol¨ªtico diferente¡±, afirma. Algo similar opina Jes¨²s Medina, un ingeniero de 36 a?os que es candidato a la Alcald¨ªa del partido de centro Dignidad y Compromiso. Agrega que ¡°la historia reconocer¨¢ el avance¡± en temas de transparencia, deporte y cultura.
Paz total
El alcalde es enf¨¢tico en que nunca volver¨¢ a tomar las armas. No se arrepiente de haberlo hecho ¡°para practicar justicia¡± hace 40 a?os, pero considera que las condiciones de hoy son distintas: m¨¢s j¨®venes llegan a las universidades, hay otras herramientas para hacer pol¨ªtica ¡ªcomo las redes sociales¡ª y Colombia tiene un presidente de izquierdas. Dice que tiene fe en la paz total de Gustavo Petro, aunque le parece un nombre fr¨ªo y prefiere llamarla ¡°paz con justicia y amor¡±. ¡°No me voy a echar para atr¨¢s, as¨ª me maten. Aprend¨ª algo que dijo [el expresidente] ?lvaro Uribe: ¡®Los prefiero en el monte echando plomo y no en una plaza echando discursos¡¯. Por eso prefiero quedarme aqu¨ª¡±, remarca.
No obstante, el antiguo cantante de las FARC lamenta las dificultades para alcanzar la paz. Se?ala el precedente de la aniquilaci¨®n de la Uni¨®n Patri¨®tica, un partido pol¨ªtico de izquierdas del cual fue cofundador y que surgi¨® durante las fallidas negociaciones de paz de La Uribe en los ochenta. ¡°Hay m¨¢s riesgo de que lo maten a uno en la paz que en la guerra¡±, comenta. Seg¨²n cifras del Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz), 1.550 l¨ªderes sociales y 399 firmantes de paz han sido asesinados desde el acuerdo suscrito en 2016.
Torres todav¨ªa no tiene planes definidos para el 1 de enero, cuando termine su mandato. Pero asegura que seguir¨¢ cantando: ¡°Yo puedo servir a la gente con un acueducto, como hice con Ca?averal [un corregimiento]. Puedo darle alegr¨ªa a los beisbolistas y futbolistas haci¨¦ndoles un estadio. Pero he hecho m¨¢s feliz a la gente cantando porque la pongo a bailar, a re¨ªr, a brincar, a saltar. M¨¢s que del Che Guevara y Bol¨ªvar, soy cantinflista¡±.
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