C¨®mo el cantante de las FARC se convirti¨® en el alcalde de Turbaco
Guillermo Torres, conocido como 'Juli¨¢n Conrado', dice que con su elecci¨®n el pueblo env¨ªa un mensaje de paz a Colombia
Cualquier colombiano sabe que si te suben a un carro de bomberos y recorres las calles de tu pueblo es porque conquistaste un triunfo mayor: eres un deportista, una reina, un actor y, en el caso extra?o de Turbaco, ubicado a una hora de Cartagena, un pol¨ªtico.
Es lunes y hace calor h¨²medo, pero nada importa en este pueblo de la costa caribe donde parecen de carnaval. Guillermo Torres, el primer exguerrillero de las FARC que se convierte en alcalde de una ciudad colombiana, lanza besos y saluda desde lo m¨¢s alto del podio del carro de bomberos. Lleva a su lado una guitarra, la misma con la que lo conoci¨® el mundo como el cantante de las FARC.
La caravana avanza lenta por la calle principal de Turbaco, la siguen decenas de motos ¡ªotro s¨ªmbolo de los pueblos pobres de Colombia¡ª que pitan y pitan como homenaje. Los ni?os lanzan harina como en las fiestas de A?o Nuevo, las personas salen de los quicios de las casas a saludar al alcalde electo y uno que otro borrach¨ªn intenta subirse al cami¨®n. Suenan La Volqueta o Gotita de Amor, varias de las canciones de Torres y cada tanto un voceador con micr¨®fono pregunta al p¨²blico euf¨®rico desde una tarima ambulante:
? ?Amando!¡
? ?Venceremos!
Turbaco es un pueblo cansado. Un municipio de 100.000 habitantes que ha esperado por m¨¢s de cuatro d¨¦cadas para tener acueducto y alcantarillado. El agua corriente ha sido su sue?o y la promesa de todos los pol¨ªticos desde que abuelos y padres tienen uso de raz¨®n. ¡°?l sabe lo que es ba?arse con agua de totuma (tirada) y ha sido pobre como nosotros¡±, dice Cira Mestre, una mujer de 60 a?os tras el carro de bomberos. ¡°Est¨¢bamos esposados a los de siempre. Yo decid¨ª que esto cambie", agrega, Jessy Castro, una joven estudiante.
Tal vez por ese hartazgo y su discurso contra la corrupci¨®n es que Torres logra un hecho impensable hace unos a?os en Colombia. Tras el acuerdo de Paz con las FARC, entreg¨® las armas y ahora es el primer excombatiente en hacer la so?ada transici¨®n de los fusiles a la pol¨ªtica. ¡°Turbaco no solo eligi¨® un alcalde sino que le mand¨® un mensaje de reconciliaci¨®n a toda Colombia. Le ha dado un espaldarazo al proceso de paz¡±, dice Torres a EL PA?S.
Sin embargo, ¨¦l no se present¨® como candidato del partido FARC, sino a trav¨¦s de la coalici¨®n de izquierda Colombia Humana-UP. Muchos habitantes de Turbaco tem¨ªan que al pintar sus casas con el nombre FARC se convirtieran en v¨ªctimas de grupos armados de derecha. La paz en todo el pa¨ªs sigue siendo fr¨¢gil. ¡°Creo que fue un error el nombre que se le puso al partido FARC. Yo dije que no iba a calar (funcionar) para esta nueva etapa. Adem¨¢s, contra este nombre se hizo una campa?a endemoniada¡±, explica acerca de su decisi¨®n aunque aclara que a ¨¦l lo lanz¨® el pueblo, a trav¨¦s de firmas.
Treinta a?os en las FARC
Torres es m¨¢s conocido como Juli¨¢n Conrado, su alias durante m¨¢s de 30 a?os en la guerrilla. Tambi¨¦n es recordado por su nombre art¨ªstico que a ¨¦l no le gusta tanto,?"el cantante de las FARC¡±.?Tiene 65 a?os y entr¨® a la guerrilla a finales de los a?os 80 despu¨¦s haber militado en las juventudes comunistas e integrar la Uni¨®n Patri¨®tica, el grupo pol¨ªtico de izquierda al que le asesinaron m¨¢s de 3.000 militantes. En esa ¨¦poca, cuenta, se fue ¡°pa¡¯l monte¡± porque lo iban a matar. Y en Turbaco a¨²n recuerdan cuando ¨¦l lleg¨® al pueblo para visitar a su madre y tuvo que escapar de una parranda de canto y vallenato, que inmortaliz¨® en su canci¨®n La Tregua.
Pero su primera protesta cuando a¨²n no estaba en la guerrilla fue precisamente por el agua, el tema que angustia a los turbaqueros. ¡°Tuvo que ser un 21 de mayo de 1973. Yo era un muchacho y fui uno de los organizadores de esa protesta pac¨ªfica que termin¨® violenta por la represi¨®n de la polic¨ªa. Hubo mucha gente presa, golpeada, el pueblo qued¨® en toque de queda durante dos meses. Pero ah¨ª me ech¨¦ mi primer discurso¡±, recuerda.
Ya en la guerrilla adopt¨® el nombre de Juli¨¢n Conrado, como homenaje a un m¨¦dico amigo suyo y estuvo en la clandestinidad hasta 2016. Particip¨® en los procesos de paz fallidos de La Uribe (1984) y de San Vicente del Cagu¨¢n (1998-2002). Y cuenta que se refugi¨® en Venezuela, durante los momentos m¨¢s ¨¢lgidos de la guerra en Colombia. El Departamento de Estado de Estados Unidos ofrec¨ªa por ¨¦l 2,5 millones de d¨®lares.
Colombia supo de su nombre cuando el Gobierno de Juan Manuel Santos abati¨® a Ra¨²l Reyes y se dijo que otro de los muertos era Conrado. Sin embargo, se trataba de una confusi¨®n. ¡°Luego me capturan en Venezuela y le mandan una foto a Santos para cobrar una fe de vida para cobrar una recompensa y el presidente de la alegr¨ªa public¨® la foto¡±, recuerda el alcalde electo. Pero el proceso de paz de La Habana lo salv¨® de ser extraditado.
A pesar de esa historia, Torres, que suele usar juegos de palabras, dice que ¨¦l nunca fue un alzado en armas sino alzado en canto y que ¨¦l hizo parte del ¨¢rea cultural de la guerrilla. En los a?os 70 varias de sus composiciones aparecieron en un disco de vallenatos y luego ¨¦l public¨® varios m¨¢s. ¡°No soy el cantante de las FARC, lo que soy es el cantor del pueblo porque no le canto solo a la insurgencia, tambi¨¦n le canto al glifosato, al medio ambiente y a la corrupci¨®n. Con alcald¨ªa o sin alcald¨ªa yo siempre voy a cantar¡±, dice Torres y comienza a cantar una de las ¨²ltimas, un di¨¢logo entre la coca, la amapola y la marihuana:
Que culpa si otro en su necedad/ cambia mi natural propiedad/ porque quieren me hacen destructiva pero yo m¨¢s bien soy curativa
Un rato antes, en el escenario improvisado de la plaza de Turbaco, cant¨® otras canciones con la ovaci¨®n de sus votantes y record¨® que es consciente de su responsabilidad, sabe que fue elegido porque el pueblo se cans¨®.
¡°El se?or de las tinieblas dice que prefiere a los guerrilleros dando bala y no en espacios democr¨¢ticos dando discursos. Pues yo digo que no le hago caso al se?or de las tinieblas sino a mi pueblo. Y a los que quieren hacer trizas el proceso de paz lo que les digo es hay que hacer trizas el proceso de guerra¡±, termin¨® Torres entre la euforia de su p¨²blico ya en modo fiesta. Por eso, conociendo a su pueblo, se devolvi¨® y les dijo: ¡°Si se van a tomar una cervecita, t¨®mensela, pero en sana paz¡±.
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