C¨®mo empeorar lo que se pretende solucionar
La reforma no resuelve la crisis financiera, no mejora la atenci¨®n ni fortalece los controles anticorrupci¨®n, pero al menos nos ha puesto a todos los colombianos a hablar de nuestro sistema de salud
Sobre la reforma a la salud se ha dicho de todo. Sus defensores la ven como la panacea, la oposici¨®n no le concede media y en la mitad quedamos atrapados millones, esos que decimos s¨ª a una reforma a la salud, pero basada en evidencia y con responsabilidad. La cosa empeora cuando se escucha al presidente decir una cosa, al ministro otra y a los ponentes otra. Los bloques a trancazos sin mayor discusi¨®n tampoco dejan tranquilidad. La ciudadan¨ªa ya no sabe qu¨¦ creer ni a qui¨¦n escuchar, qu¨¦ es mentira o qu¨¦ es verdad. En esta columna intento exponer, con apego al articulado del proyecto, cinco aspectos por los cuales la reforma a la salud de Petro puede empeorar lo que pretende solucionar.
1. La reforma no resuelve la crisis financiera que pretende conjurar. El Gobierno cree que acabar las EPS soluciona todo. Falso. Al desaparecer el aseguramiento desaparece la gesti¨®n del riesgo financiero, lo cual junto a la financiaci¨®n a la oferta a todos los CAPS (incluidos los privados) y el pago por evento sin los controles debidos en la mediana y alta complejidad, con ADRES como pagador ¨²nico, presionar¨¢n un desbordamiento del gasto. Se generar¨¢n incentivos a la sobrefacturaci¨®n y a la malversaci¨®n, todo lo cual se suma a un hecho inaceptable: la reforma no tiene aval fiscal. Se necesitar¨¢n nuevos recursos y nadie sabe de d¨®nde saldr¨¢n, pues el d¨¦ficit a hoy es de 10 billones de pesos (unos 2.500 millones de d¨®lares).
2. La reforma no mejora la atenci¨®n en los servicios de salud. Hoy las EPS deben responder integralmente al paciente y gestionar el riesgo en salud. En la reforma, los servicios de salud se atomizan en una mara?a de nuevos actores que incluyen CAPS, cl¨ªnicas y hospitales, gestoras de salud y vida, centros especializados, gestores farmac¨¦uticos, equipos territoriales, redes integrales e integradas, coordinaciones distritales, departamentales y regionales y las unidades zonales de planeaci¨®n. No es claro el sistema de gobernanza entre estas nuevas instancias y c¨®mo afectar¨¢ la atenci¨®n al usuario. Peor a¨²n: el Gobierno no ha podido aclarar a qui¨¦n se debe tutelar en caso de la negaci¨®n de un servicio.
3. La reforma no fortalece los controles anticorrupci¨®n, los debilita. La reforma tiene varias debilidades conceptuales. Una de ellas es equiparar los necesarios controles y auditor¨ªas en cualquier sistema de salud a ¡°barreras de acceso¡± a los servicios. La soluci¨®n que proponen, entonces, es debilitar los controles, en lugar de, m¨¢s bien, reglamentar esquemas de auditor¨ªas m¨¢s eficientes y buscar el pago oportuno y transparente a las cl¨ªnicas y hospitales. Giro directo s¨ª, pero aparejado con el fortalecimiento de los controles. No queremos que esc¨¢ndalos como ¡°el cartel de la hemofilia¡± se vuelvan pan de cada d¨ªa.
4. La reforma no resuelve la escasez de especialistas ni las condiciones laborales del talento humano en salud. No hay un solo art¨ªculo en el texto que resuelva el problema de la oportunidad en las citas con especialistas por una sencilla raz¨®n: una reforma a la salud no tiene c¨®mo resolver este problema. Como lo ha dicho el exministro Alejandro Gaviria, la falta de talento humano en salud da cuenta de un problema de capacidades como sociedad, y resolverlo exige pol¨ªticas de Estado y la concurrencia de m¨²ltiples entidades. En relaci¨®n con la mejora de las condiciones laborales del talento humano en salud, la reforma no apropia los recursos (hasta 9 billones de pesos) y por tanto es una promesa inocua.
5. La reforma no resuelve el clientelismo en el sector y crea m¨¢s burocracias. Una de las promesas de la reforma es acabar con la corrupci¨®n. Sin embargo, el m¨¦rito en la selecci¨®n de directores de hospitales p¨²blicos fue hundido en la ¨²ltima plenaria ante la actitud pasiva de los congresistas del Pacto Hist¨®rico, otrora feroces activistas anticorrupci¨®n. Los nuevos dulces a los pol¨ªticos est¨¢n a la orden del d¨ªa: la creaci¨®n de las coordinaciones regionales (que manejar¨¢n la remisi¨®n de los pacientes) y las Unidades Zonales de Planeaci¨®n, instancias supraterritoriales que deben ¡°garantizar el manejo t¨¦cnico de los recursos¡± y que recibir¨¢n hasta el 1% anual del presupuesto en salud para su funcionamiento. Para 2024, esto representar¨ªa una suma cercana al bill¨®n de pesos.
Habr¨ªa que resaltar tambi¨¦n que la reforma no contiene ninguna propuesta concreta para la salud rural; que omiti¨® la obligaci¨®n constitucional de consulta previa a pueblos ind¨ªgenas; que acaba con el derecho a la libre elecci¨®n y carga un r¨¦cord de vicios de tr¨¢mite que ser¨¢ dif¨ªcil de saldar en la Corte Constitucional. Que la puja pol¨ªtico-ideol¨®gica rompi¨® la coalici¨®n en el Congreso; sacrific¨® a los mejores ministros; le cost¨® todo tipo de injurias y calumnias a los partidos y congresistas cr¨ªticos; empuj¨® al presidente a niveles m¨¢ximos de impopularidad y retrat¨® a un gobierno radical, sordo y sectario, muy lejos de la repetida promesa de di¨¢logo nacional.
Pero hay algo bueno que rescatar de esta reforma, s¨ª: nos ha puesto a todos a hablar de nuestro sistema de salud. En las familias, en la oficina, con los amigos. Es positivo. El presidente Petro podr¨ªa darle la vuelta a esta crisis y pasar a la historia como el presidente que uni¨® al pa¨ªs en torno a esta conversaci¨®n. Ojal¨¢ lo haga.
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