Abortos, infertilidad, malformaciones: las denuncias por el impacto de los agroqu¨ªmicos sobre las mujeres en Sudam¨¦rica
Por primera vez, la CIDH estudia varios testimonios de posibles efectivos negativos sobre los derechos sexuales y reproductivos
Ana Fuentes muri¨® antes de cumplir los 14 a?os por un c¨¢ncer de ovarios. En diciembre le extirparon un tumor que pesaba m¨¢s de un kilo y despu¨¦s apareci¨® otro, m¨¢s grande, que los m¨¦dicos no pudieron controlar. Su familia vive a 80 kil¨®metros de la ciudad de Buenos Aires, en Exaltaci¨®n de la Cruz, una poblaci¨®n rodeada de campos de soja. Gabriela Sandes, madre de Ana, cree que fueron los agroqu¨ªmicos con los que se fumigan las plantaciones los que mataron a su hija.
Sandes lo cuenta en su casa, sobre la mesa del comedor, y vuelve a llorar. Tras la muerte de su hija, la mujer empez¨® a sospechar de que las causas de la enfermedad estaban a su alrededor. ¡°Fumigaban a 150 metros de la Escuela 8, donde iba mi hija¡±, cuenta. Las avionetas rociaban los campos hasta que fue prohibido porque una avioneta volc¨® los qu¨ªmicos sobre la escuela. Desde entonces, un fallo judicial proh¨ªbe en el municipio las fumigaciones a¨¦reas y restringe las terrestres, que deben hacerse a m¨¢s de 1.000 metros de la zona habitada, pero Sandes asegura que eso no se cumple. En la escuela de Ana, otras dos ni?as fallecieron de c¨¢ncer por la misma ¨¦poca en la que muri¨® la joven, en junio de 2017.
Veinte a?os antes, en Colombia, en la otra punta de Sudam¨¦rica, Yaneth Valderrama muri¨® en una situaci¨®n similar. Viv¨ªa en el Caquet¨¢, en una zona de siembra de cultivos de coca. Corr¨ªa 1997 y la guerra contra las drogas se intensificaba en el pa¨ªs. Un d¨ªa, mientras estaba lavando en un r¨ªo, vio tres avionetas y a continuaci¨®n del cielo empez¨® a llover un l¨ªquido. La Polic¨ªa Antinarc¨®ticos report¨® la aspersi¨®n de 399 galones de glifosato esa ma?ana.
Cuarenta y ocho horas despu¨¦s Valderrama ingres¨® a urgencias en una cl¨ªnica de Florencia, donde perdi¨® un embarazo en curso. Ten¨ªa 14 semanas. Ese fue solo el inicio de una sucesi¨®n de tragedias. Por seis meses, luego de aquel d¨ªa de lluvia qu¨ªmica, estuvo muy enferma. Hasta que muri¨®. En uno de varios ex¨¢menes que le hicieron posterior al fallecimiento, los m¨¦dicos establecieron algo que Yaneth y su familia sospechaban: ¡°Las dificultades de salud en la paciente pudieron tener relaci¨®n directa con exposici¨®n a agentes t¨®xicos¡±, consigna el documento oficial.
Un impacto diferencial
Desde hace d¨¦cadas, acad¨¦micos como el m¨¦dico argentino Dami¨¢n Verze?assi han investigado la relaci¨®n entre los agroqu¨ªmicos y la salud femenina. En 2018, varias organizaciones sociales como el Centro de Derechos Reproductivos presentaron una denuncia por ello ante la Comisi¨®n Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). El pasado 8 de noviembre, cinco a?os despu¨¦s, lograron exponer en una audiencia sus argumentos sobre los da?os diferenciales que causan esos productos en los cuerpos de las mujeres. El objetivo es que la Comisi¨®n decida hacerle recomendaciones sobre este tema a los pa¨ªses miembros de OEA, para que adopten medidas que eviten que el uso de estos qu¨ªmicos vulnere los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres.
El equipo del Centro realiz¨® varios estudios en diferentes pa¨ªses de Latinoam¨¦rica, en los que mujeres han denunciado afectaciones por el uso de diferentes agrot¨®xicos y herbicidas. En el caso de Argentina, el m¨¦dico Verze?assi y un equipo del Instituto de Salud Socioambiental de la Universidad Nacional de Rosario lograron sistematizar informaci¨®n sanitaria de m¨¢s de 27.000 personas entre 15 y 44 a?os en la provincia de Santa Fe, en el litoral argentino. Una de las conclusiones a las que llegaron, publicada en la revista Clinical Epidemiology and Global Health, es que las tasas de incidencia y mortalidad por c¨¢ncer son mayores entre los habitantes de pueblos fumigados, especialmente en la poblaci¨®n femenina.
¡°Hay [en Argentina] una coincidencia temporal entre el inicio del modelo de producci¨®n agroindustrial de transg¨¦nicos asociados a agrot¨®xicos con la aparici¨®n de problemas de salud, como c¨¢ncer, problemas endocrinos ¨Cfundamentalmente hipotiroidismo¨C, aumento de las enfermedades neurol¨®gicas y degenerativas, abortos espont¨¢neos, malformaciones cong¨¦nitas¡¡±, enumera el m¨¦dico, y zanja: ¡°Morir por c¨¢ncer viviendo en estas comunidades es 2,5 veces m¨¢s probable que viviendo en cualquier otro lugar del pa¨ªs si tienes entre 15 y 45 a?os¡±.
En Argentina no existen datos p¨²blicos nacionales sobre la situaci¨®n sanitaria de las poblaciones expuestas a los agroqu¨ªmicos. Para conocer qu¨¦ estaba ocurriendo a su alrededor, una organizaci¨®n de vecinos de Exaltaci¨®n de la Cruz recopil¨® informaci¨®n sobre las enfermedades que padecen los habitantes de dos barrios populares: Esperanza, donde viven Sandes y su familia; y el barrio aleda?o de San Jos¨¦. Encontraron 50 casos de c¨¢ncer en 280 viviendas censadas; m¨¢s de la mitad ya han fallecido. Tambi¨¦n registraron la presencia de otras enfermedades y casos como el de una mujer que descubri¨® que ella y su marido tienen altos niveles de glifosato en sangre, despu¨¦s de que su hija m¨¢s peque?a naciera con alopecia.
En Colombia no se trata de qu¨ªmicos para proteger cultivos, sino de pesticidas para acabarlos. Por d¨¦cadas se us¨® glifosato en su guerra contra las drogas. Sigui¨® buscando asperjar incluso despu¨¦s de la advertencia de la Corte Constitucional de los potenciales riesgos por hacerlo, en su sentencia T-236 de 2017. En el 2020, el Centro de Derechos Reproductivos y la Universidad del Valle hicieron una revisi¨®n sistem¨¢tica de 79 trabajos de investigaci¨®n de todo el mundo sobre los efectos del herbicida sobre la salud reproductiva. Encontraron ¡°una clara consistencia a favor de los efectos nocivos del glifosato en la salud reproductiva¡±, seg¨²n su informe, incluyendo impactos en la fertilidad, abortos, efectos perinatales y efectos en segundas generaciones que afectan el rendimiento reproductivo.
La cabeza de esos estudios en Colombia fue Fabi¨¢n M¨¦ndez, m¨¦dico epidemi¨®logo y profesor en la Escuela de Salud P¨²blica de la Universidad del Valle, quien le se?al¨® a EL PA?S que la conclusi¨®n de estas investigaciones son contundentes para respaldar los casos que expusieron ante la CIDH. ¡°De manera categ¨®rica se demostr¨® el v¨ªnculo que tiene el glifosato en temas como la infertilidad, bajo peso al nacer y diversos tipos de malformaciones cong¨¦nitas relacionadas con la exposici¨®n a los agroqu¨ªmicos. Los diversos estudios muestran que hay efectos relacionados con la salud de la madre despu¨¦s, es decir, algunos tipos de tumores de las v¨ªas reproductivas¡±, explic¨®.
Un problema latente
Argentina fue el primer pa¨ªs de Am¨¦rica Latina que permiti¨® cultivos de soja transg¨¦nica y hoy, en el territorio nacional, se cosechan a gran escala tambi¨¦n ma¨ªz y algod¨®n. Adem¨¢s, est¨¢ a la cabeza de los pa¨ªses que m¨¢s hect¨¢reas siembra con este tipo de cultivos, por detr¨¢s de Estados Unidos y Brasil: cada a?o son 25 millones de hect¨¢reas, seg¨²n datos oficiales. Estos campos se fumigan con qu¨ªmicos a los que son resistentes las semillas modificadas gen¨¦ticamente.
La dependencia que tiene el pa¨ªs de estos agroqu¨ªmicos es ¡°creciente¡±, seg¨²n determina el Instituto Nacional de Tecnolog¨ªa Agropecuaria (INTA) en un informe de 2022. El documento se?ala que su uso pas¨® de 151,3 millones de kilogramos en 2002 a 317 millones de kilogramos una d¨¦cada despu¨¦s. Tambi¨¦n avisa que ¡°en los ¨²ltimos a?os¡± el volumen de productos qu¨ªmicos usados ¡°ha crecido exponencialmente¡± y ha superado los 500 millones de kilos. Ese mismo informe sostiene que son ¡°herramientas para el manejo de plagas¡± de las cuales la agricultura ¡°no puede prescindir¡±. La industria rechaza que tengan impactos negativos sobre la salud y defiende su uso diciendo que ¡°son objeto de pruebas y controles minuciosos¡±.
En ese mismo sentido, en el vecino Brasil se tramita una ley (1459-2022) que busca flexibilizar el uso de estas sustancias y reducir los tiempos para el registro de nuevos agrot¨®xicos. El proyecto, impulsado por diputados bolsonaristas, ha superado la mayor¨ªa de los debates y podr¨ªa volverse ley muy pronto.
Su avance ha producido numerosas protestas de organizaciones sociales en el pa¨ªs, y pronunciamientos en contra de oeneg¨¦s como Greenpeace. La doctora en Ciencias M¨¦dicas, Lia Giraldo da Silva, ha advertido de las consecuencias que tienen estos qu¨ªmicos y una eventual ley que impulse su uso. ¡°Esta desconsideraci¨®n de la mayor¨ªa de los sistemas de salud p¨²blicos latinoamericanos por las problem¨¢ticas sanitarias y ecol¨®gicas derivadas del uso de los agrot¨®xicos no se restringe a la producci¨®n agr¨ªcola, a la seguridad alimentaria y a la calidad del agua para abastecimiento humano. Se extiende adem¨¢s al uso abusivo de la propia salud p¨²blica en el control de endemias¡±.
En Argentina, la presi¨®n para erradicar el uso de agroqu¨ªmicos tambi¨¦n ha venido de la ciudadan¨ªa. Las primeras en conseguir un fallo penal fueron las llamadas Madres de Ituzaing¨®, que tras una d¨¦cada de lucha consiguieron en 2009 que la Justicia cordobesa prohibiera fumigar con agroqu¨ªmicos cerca de zonas urbanas. En la provincia de Corrientes, un productor fue imputado por homicidio tras la muerte por intoxicaci¨®n de un ni?o de cuatro a?os que viv¨ªa a pocos metros de una explotaci¨®n agr¨ªcola; su hermana falleci¨® de c¨¢ncer una d¨¦cada despu¨¦s. Si bien algunos qu¨ªmicos, como el fipronil o el endosulf¨¢n, est¨¢n vetados en el pa¨ªs, solo dos provincias han limitado el uso del glifosato, el herbicida de uso m¨¢s extendido y comercializado por Bayer o Syngenta. Chubut, en la Patagonia, lo hizo en 2020, y Misiones, en el noreste, este a?o.
Para el caso de Colombia, la llegada del Gobierno de Gustavo Petro abri¨® una puerta para sepultar las fumigaciones a¨¦reas con glifosato, suspendidas desde la administraci¨®n de Juan Manuel Santos y que el presidente Iv¨¢n Duque intent¨® retomar. A finales del a?o pasado, el Gobierno Petro preparaba un decreto para limitar definitivamente esa pr¨¢ctica, pero hasta el momento no lo ha firmado. Cristina Rosero, abogada del Centro que particip¨® en la audiencia ante la CIDH, considera necesario una regulaci¨®n m¨¢s de fondo, que evite que otros Gobiernos retomen las aspersiones a¨¦reas de glifosato.
En conversaci¨®n con este diario, Rosero detall¨® las peticiones que hizo el Centro en la audiencia ante un panorama regional con tanta incertidumbre. ¡°Reclamamos que se mejore el acceso a la salud reproductiva en las zonas rurales, porque en muchos casos se dan las intoxicaciones pero no hay herramientas para que los operadores de salud entiendan que est¨¢n ante una intoxicaci¨®n ¡ªsea aguda o cr¨®nica¡ª de un agrot¨®xico y c¨®mo responder. Adem¨¢s, pedimos que haya medidas de acceso a la justicia, porque hemos observado que es dif¨ªcil para la justicia de diferentes pa¨ªses comprobar la relaci¨®n entre la exposici¨®n a estos qu¨ªmicos y los da?os que se han causado¡±, expres¨® la abogada.
Por su parte, Verze?assi resalta la importancia de que el asunto haya llegado hasta la Comisi¨®n con enfoque de g¨¦nero. ¡°Hay una inequidad desde el punto de vista del g¨¦nero porque la afectaci¨®n en la salud reproductiva de las mujeres es mucho mayor¡±, asevera.
Mientras que la Comisi¨®n estudia lo expuesto en la audiencia y toma decisiones, las luchas contin¨²an a lo largo del continente. En Brasil se cre¨® la Campanha contra os agrotoxicos con la intenci¨®n de frenar la ley que se discute en el Senado. En Colombia, organizaciones feministas han venido acompa?ando a las v¨ªctimas del uso indiscriminado del glifosato por parte del Estado y familias como las de Yaneth Valderrama o Doris Yaneth Alape siguen esperando una reparaci¨®n integral.
A¨²n as¨ª, otras veces el anhelo de justicia parece m¨¢s lejano, como le sucede a Gabriela Sandes. La mujer no es optimista porque cree que ¡°contra el poder y la plata no se va a poder nunca¡±. Siente bronca e impotencia, mucha tristeza, y la incomprensi¨®n de sus mismos vecinos y las autoridades que no creen, como ella, que los agroqu¨ªmicos mataron a su hija. ¡°Nunca lo voy a comprobar¡±, asegura, y contin¨²a: ¡°Pero me duele que ella y mucha gente se haya ido por cosas mal hechas. Se puede vivir de otra forma. Podemos vivir y comer de otra forma¡±.
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