Las heridas abiertas de la guerra
En EE UU fue condenado Otoniel, el exjefe del Clan del Golfo, extraditado contra los reclamos de las v¨ªctimas, el mismo d¨ªa en que la justicia especial expuls¨® al excomandante paramilitar Hern¨¢n Giraldo por abuso sexual de menores cuando ya estaba en la c¨¢rcel
Este martes, en menos de cuatro horas, se produjeron dos noticias que muestran la hondura de las heridas de una guerra que ha asolado Colombia, con altas y bajas, por d¨¦cadas. De un lado, una juez de la ciudad de Nueva York (Estados Unidos) conden¨® a Dairo Antonio ?suga, m¨¢s conocido como Otoniel, a 45 a?os de prisi¨®n por narcotr¨¢fico. De otra, la justicia transicional creada en la negociaci¨®n con los paramilitares en 2005 expuls¨® a uno de los comandantes, Hern¨¢n Giraldo, porque sigui¨® delinquiendo tras negociar con la justicia: refrend¨® por qu¨¦ es visto como una de las pruebas de la degradaci¨®n del conflicto armado cuando cometi¨® violencia basada en g¨¦nero contra cuatro menores de edad en 2007 y 2008, mientras estaba recluido en c¨¢rceles colombianas.
Despu¨¦s de 18 a?os de una desmovilizaci¨®n masiva de los grupos ilegales conocidos como paramilitares -una amalgama criminal de ej¨¦rcitos de narcotraficantes, acaparadores de tierras y autodefensas campesinas, entre otros-, las heridas que dejaron en Colombia siguen abiertas. Tanto ?suga como Giraldo son prueba de ello, de d¨¦cadas de vida envueltas en las violencias, de c¨®mo los conflictos rurales se han alimentado unos a otros, en lo que expertos como Francisco Guti¨¦rrez San¨ªn han llamado diferentes olas o ciclos de violencia. Como escribe la periodista Mar¨ªa Teresa Ronderos, se trata de guerras recicladas.
Giraldo, por ejemplo, naci¨® en uno de los departamentos m¨¢s asediados por la suerte de guerra civil no declarada entre liberales y conservadores a mediados del siglo XX, conocida como La Violencia (as¨ª, con may¨²scula y sin nombre). Estudi¨® hasta segundo de primaria, cuando su familia abandon¨® la zona por el conflicto. Campesino sin tierra, migr¨® al Caribe, a las estribaciones de la Sierra Nevada de Santa Marta. All¨ª lleg¨® en 1969 como jornalero; tuvo ¨¦xito econ¨®mico aprovechando la bonanza de producci¨®n y exportaci¨®n de marihuana en la zona, y empez¨® a comprar fincas. Luego lleg¨® la guerrilla de las FARC, hoy extinta, y Giraldo se les enfrent¨®. En un atentado de la guerrilla, en 1986, murieron su hijo y su yerno, y Giraldo se convirti¨®, de tiempo completo, en jefe paramilitar. Con el narcotr¨¢fico como fuente de ingreso y la suma de reclutamiento voluntario y forzado, cre¨® una organizaci¨®n, que luego afili¨® a las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), con las que se desmoviliz¨® en 2005. Ese mismo a?o fue extraditado a Estados Unidos, por narcotr¨¢fico, junto con su hermano y su socio, Jes¨²s Antonio.
Justamente, ?suga es heredero directo de ese intento por unificar y llevar a todo el pa¨ªs a los grupos paramilitares que se llamaron Autodefensas Unidas de Colombia (AUC). Naci¨® en el Urab¨¢, una zona violenta, de reciente colonizaci¨®n y muchos conflictos por la tierra, en una familia campesina. A los 16 a?os ingres¨®, con su hermano Juan de Dios, a la guerrilla mao¨ªsta del Ej¨¦rcito Popular de Liberaci¨®n (EPL). Como muchos otros miembros del grupo, tras la paz firmada en 1991 termin¨® engrosando las filas paramilitares de la regi¨®n, organizadas por los hermanos Carlos y Vicente Casta?o a mediados de esa d¨¦cada. ?suga se gan¨® la confianza de Vicente, creci¨® en las filas paramilitares y se neg¨® a desmovilizarse con las AUC, en 2005. Con su hermano y otros jefes hered¨® el control de rutas de narcotr¨¢fico, armas, hombres curtidos en la guerra, y la continu¨®. Tras la muerte de su hermano en una operaci¨®n de la Polic¨ªa el primero de enero de 2012, qued¨® como cabeza ¨²nica de un grupo que ha sido llamado Los Urabe?os, Las Autodefensas Gaitanistas de Colombia o el Clan del Golfo, que se expendi¨® aprovechando vac¨ªos de poder de otros grupos y combati¨¦ndolos directamente. Termin¨® capturado en la frontera con Panam¨¢ a finales de 2021, en una operaci¨®n aplaudida por el entonces presidente Iv¨¢n Duque. Meses despu¨¦s, en mayo de 2022, fue extraditado por Duque a Estados Unidos.
El paralelo entre los dos va m¨¢s all¨¢. Ambos fueron extraditados a Estados Unidos por gobiernos de derecha. Giraldo en 2008, cuando de manera intempestiva el presidente ?lvaro Uribe envi¨® a la potencia norteamericana a 15 l¨ªderes desmovilizados de las AUC, acus¨¢ndolos de seguir participando en el narcotr¨¢fico desde sus centros de reclusi¨®n, en los que esperaban las penas favorables negociadas con el mismo Uribe y que determina una justicia especial, conocida como ¡°justicia y paz¡±. ?suga en 2022, cuando Duque decidi¨® que deb¨ªa enfrentar procesos en Estados Unidos por narcotr¨¢fico, antes que cumplir con las 6 condenas y seguir los 122 procesos penales que ten¨ªa abiertos en Colombia.
Tanto Giraldo como ?suga han dejado atr¨¢s miles de v¨ªctimas que siguen exigiendo justicia. El primero es uno de los m¨¢s claros de deshumanizaci¨®n de la guerra. Tras cumplir una pena de ocho a?os de c¨¢rcel en Estados Unidos, regres¨® deportado en 2021. Dos a?os antes, la Sala de justicia y paz del Tribunal de Barranquilla lo hab¨ªa condenado a 40 a?os de c¨¢rcel, la mayor pena existente en Colombia, junto con otros miembros de su grupo, por una variedad de delitos que incluyen el reclutamiento forzado, los asesinatos, la desaparici¨®n y el desplazamiento forzado, la financiaci¨®n il¨ªcita y, sobre todo, la violencia basada en g¨¦nero. ¡°La violencia sexual ejercida por el entonces comandante del mal llamado Bloque Resistencia Tayrona, Hern¨¢n Giraldo Serna, constituy¨®, adem¨¢s de la satisfacci¨®n de sus deseos sexuales, una estrategia de control social¡±, se lee en una sentencia que suma 9.166 p¨¢ginas.
Las heridas que caus¨® Giraldo, de quien se calcula que dej¨® unas 67.000 v¨ªctimas, son particularmente fuertes entre decenas o centenares de mujeres. Se estima que tuvo cerca de 35 hijos, muchos de ellos como consecuencia de violaciones sexuales. La Fiscal¨ªa ha asegurado que la mayor¨ªa de estas madres fueron abusadas por Giraldo siendo menores de 14 a?os. La m¨¢s joven habr¨ªa quedado embarazada a los 12 a?os. Y este marte fue expulsado porque la Fiscal¨ªa logr¨® demostrar que Giraldo cometi¨® delitos de violencia basada en g¨¦nero contra cuatro menores de edad, entre 2007 y 2008, cuando se encontraba en c¨¢rceles colombianas.
¡°Ten¨ªa 15 a?os, yo llegu¨¦ a Santa Marta y ah¨ª me encontr¨¦ a una mujer. Ella me pidi¨® que me quedara con ella haciendo los oficios de la casa y cuidando a los ni?os y las ni?as, y ella a cambio me ayudaba con los estudios, me daba vivienda y me compraba las cosas personales que yo necesitaba¡±, narra una de sus v¨ªctimas. ¡°Un d¨ªa ella me dijo: vas a ir t¨², t¨² vas a acompa?arme a la c¨¢rcel hoy¡±. Una vez all¨ª, tuvo por primera vez de frente a El Patr¨®n. ¡°?l empez¨® a quitarme la ropa y tuvo relaciones conmigo en esa cama que hab¨ªa ah¨ª, y recuerdo que yo lloraba y pensaba que se iba a morir encima m¨ªo y a m¨ª se me sal¨ªan las l¨¢grimas y yo solo dec¨ªa: Dios m¨ªo, ay¨²dame porque ¨¦ste hombre se va a morir encima de m¨ª¡±, dice uno de los testimonios que recogi¨® la Fiscal¨ªa.
En el caso de Otoniel, sus v¨ªctimas incluyen todo tipo de delitos -asesinatos, terrorismo, secuestro, delitos sexuales, miner¨ªa criminal, y sigue-, por lo que intentaron evitar la extradici¨®n con plantones y acciones legales. Como Giraldo, entre el rastro de sangre que dej¨® est¨¢n centenares de mujeres, tanto v¨ªctimas de su red internacional de trata de personas como menores violadas por ¨¦l. Entre las m¨²ltiples heridas de la guerra, siguen abiertas las de estas mujeres que no han encontrado, hasta ahora, verdad ni reparaci¨®n. Heridas que se suman a las de las v¨ªctimas de los otros delitos cometidos por Giraldo, por Otoniel y por muchos otonieles m¨¢s.
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