Un profesor universitario es destituido tras acosar por m¨¢s de 20 a?os a decenas de estudiantes
La Corte Constitucional y la Procuradur¨ªa respaldan a las estudiantes, que llevan cinco a?os buscando justicia y que lograron la destituci¨®n de Carlos Julio Arrieta
Al profesor Carlos Julio Arrieta la comunidad estudiantil de la Universidad Distrital Francisco Jos¨¦ de Caldas lo referenciaba f¨¢cilmente. No por su labor acad¨¦mica, sino porque era bien conocido por ser un acosador sexual. Vinculado a esa instituci¨®n desde los a?os noventa, en 2001 fue decano de la facultad de Matem¨¢ticas. A lo largo de esos a?os, seg¨²n los testimonios, el hombre us¨® su trayectoria y su cargo para intimidar a sus v¨ªctimas, en su mayor¨ªa alumnas j¨®venes. En 2018, cansadas de la impunidad, varias mujeres se unieron y lo denunciaron en la Fiscal¨ªa y en la Procuradur¨ªa, ya que es empleado del Estado. Cinco a?os despu¨¦s, tras un proceso agotador, la Procuradur¨ªa les dio la raz¨®n hace pocos d¨ªas y sancion¨® al docente con la inhabilidad de ocupar cargos p¨²blicos por los siguientes 17 a?os.
Los testimonios de las violencias machistas que ejerc¨ªa reiteradamente Arrieta eran tantos que un grupo de estudiantes recogi¨® las firmas de 131 personas que afirmaban haber sido acosadas por ¨¦l o haber presenciado el acoso. Encontraron denuncias desde 1997, que iban desde comentarios inapropiados sobre el cuerpo de sus alumnas hasta invitaciones pagas a bailar y tomar alcohol.
Una de las denunciantes es Laura Daniela Berm¨²dez. Durante su paso por la carrera de Matem¨¢ticas no se libr¨® de los piropos inc¨®modos de su maestro, ni de las sugerencias de tener encuentros fuera del espacio acad¨¦mico. ¡°Quiero que salgas conmigo, escr¨ªbeme, ll¨¢mame. No te preocupes por plata, que yo tengo mucha¡±, le dijo Arrieta en una ocasi¨®n, seg¨²n cuenta Berm¨²dez a EL PA?S.
La denunciante explica que la chispa que encendi¨® el esc¨¢ndalo se dio en 2018, cuando en una asamblea de estudiantes de la facultad se percataron de que muchos problemas de los que se quejaba la comunidad ten¨ªan un punto en com¨²n: Arrieta. Ese fue el germen de una oleada de denuncias que tendr¨ªa un efecto domin¨®. Muchas afectadas perdieron el miedo y contaron sus historias; sus pares hombres rompieron su silencio. ¡°Usted es muy bonita para estudiar Matem¨¢ticas¡±, ¡°De d¨®nde sacas esos dotes fotog¨¦nicos¡±, ¡°Deja de trabajar que yo te ayudo econ¨®micamente¡±, ¡°No te muevas que estoy calientito¡±, son algunas de las insinuaciones, que usualmente ven¨ªan acompa?adas de tocamientos.
Una victoria agridulce
¡°A ella no la acos¨® porque ella es lesbiana¡±, le dijo el abogado defensor de Arrieta a Laura en una audiencia del proceso ante la Procuradur¨ªa, la entidad encargada de evaluar disciplinariamente a los servidores p¨²blicos. Ese hecho no fue aislado, explica Berm¨²dez, quien se?ala que el grupo de denunciantes que ella lider¨® acudi¨® a nueve entidades diferentes y en todas sufrieron alg¨²n tipo de revictimizaci¨®n.
Por ejemplo, seg¨²n testigos de la audiencia, los funcionarios de la Procuradur¨ªa no reaccionaron ante el ataque a Berm¨²dez. Tampoco cuando, en otro momento del proceso, el docente argument¨® que las acusaciones eran parte de una supuesta persecuci¨®n de grupos feministas. Y en la Universidad, pese a que la queja pas¨® por seis instancias, la ¨²nica respuesta fue remitir a una de las v¨ªctimas a asistencia psicol¨®gica. Nada cambi¨® siquiera cuando el comportamiento irrespetuoso e invasivo del maestro ya hab¨ªa quedado consignado en evaluaciones docentes.
Pese a todo, las mujeres no desistieron. Optaron por acudir al escrache en la Universidad, adem¨¢s de mantener su estrategia legal. Apelaron las decisiones, recolectaron decenas de declaraciones y buscaron asesor¨ªa jur¨ªdica aqu¨ª y all¨¢. En 2020 entutelaron a la Universidad, a la Fiscal¨ªa, la Personer¨ªa de Bogot¨¢ y el Ministerio de Educaci¨®n, precisamente por la falta de avances, y pidieron la destituci¨®n inmediata de Arrieta y que las autoridades sacaran adelante las investigaciones.
Finalmente, despu¨¦s de casi cinco a?os, en el pasado mes de junio lograron su primera victoria: la Corte Constitucional revis¨® la tutela, que inicialmente hab¨ªan desechado dos jueces, y encontr¨® que se hab¨ªan violado ¡°los derechos fundamentales a la educaci¨®n libre de violencia y discriminaci¨®n por razones de g¨¦nero, al debido proceso, a la integridad personal, al libre desarrollo de la personalidad y a la igualdad¡±.
Su sentencia, la T-210-23, va m¨¢s all¨¢ del caso concreto de Arrieta. ¡°El deber de las universidades es garantizar que el derecho a la educaci¨®n se ejerza en espacios libres de acoso, violencia y discriminaci¨®n, y recomienda adem¨¢s el recaudo y la valoraci¨®n probatoria diligente para las quejas y denuncias de las VbG (Violencias basadas en g¨¦nero)¡±, explica. Eso es significativo ante un problema que aqueja a muchas universidades. Los casos m¨¢s recientes se han denunciado en las de Cartagena, del Cauca y Nacional en sus sedes de Medell¨ªn y Bogot¨¢.
Cinco meses despu¨¦s de la sentencia, la Procuradur¨ªa lleg¨® a su propia conclusi¨®n. El pasado 13 de diciembre, mediante el auto 673-23, neg¨® en primera instancia el argumento de Arrieta de que hab¨ªa pasado tanto tiempo que la acci¨®n disciplinaria en su contra hab¨ªa prescrito. Por el contrario, lo sancion¨® por incurrir en una falta grav¨ªsima: ¡°Vali¨¦ndose de su condici¨®n de docente, acos¨®, persigui¨®, hostig¨® o asedi¨® f¨ªsica o verbalmente con fines sexuales no consentidos a nueve estudiantes¡±, se lee en el documento.
Para Berm¨²dez, son logros con un sabor agridulce. Por un lado, sostiene que la destituci¨®n lleg¨® muy tarde, pues Arrieta ya se jubil¨®. Adem¨¢s, la Procuradur¨ªa no orden¨® acciones de reparaci¨®n. ¡°Ganamos en que nos dieran la raz¨®n despu¨¦s de tanto tiempo en el que nos llamaron locas. Al menos esto puede marcar un precedente¡±, asevera.
Otra lecci¨®n, dice la denunciante, es que lograr justicia es una senda llena de trabas y m¨¢s violencia, por lo que ahora el grupo tiene como meta que se implementen rutas con un enfoque de g¨¦nero y, a la par, que avance la denuncia penal. ¡°Sentimos que ese se?or es un delincuente y debe pagar por lo que hizo. ?l da?¨® a muchas mujeres¡±, sostiene la ya egresada. Al final, para ellas Arrieta es un punto de partida para que no se repitan esas vivencias dolorosas y para que los espacios educativos sean seguros para las mujeres.
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