M¨¢s de dos d¨¦cadas de muertes en la v¨ªa Quibd¨®-Medell¨ªn: ¡°Vivimos en el filo de la espada¡±
Las inversiones en una de las v¨ªas m¨¢s peligrosas de Colombia no han sido suficientes para impedir tragedias humanas
El derrumbe que acab¨® con la vida de por lo menos 39 personas en la v¨ªa Quibd¨®-Medell¨ªn el pasado 12 de enero no es la primera tragedia en la que es considerada una de las v¨ªas m¨¢s peligrosas de Colombia. En el Choc¨®, un departamento de 595.000 habitantes, notorio por sus mares, r¨ªos y selvas, y atravesado por la desidia, la pobreza y la corrupci¨®n, temen que tampoco sea la ¨²ltima. Desde hace m¨¢s de dos d¨¦cadas, sus pobladores han soportado la p¨¦rdida de familiares o conocidos en los 230 kil¨®metros que tiene una de las dos ¨²nicas carreteras que los conecta con el resto del pa¨ªs.
Cerca del sitio del deslizamiento que se vino encima de los veh¨ªculos detenidos mientras esperaban la reapertura del camino bloqueado por otros derrumbes, y de una vivienda donde algunos de los viajeros sobrellevaban la espera, una mujer y dos menores murieron en abril de 2022. Iban en un grupo familiar que se transportaba en una van de 20 pasajeros, desde Cocorn¨¢ (Antioquia), a dos horas de Medell¨ªn, hacia Quibd¨®, la capital del Choc¨®. El veh¨ªculo rod¨® por un abismo de 150 metros hasta quedar reducido a latas entre la corriente del r¨ªo Atrato. En a?os anteriores, los siniestros como este, o m¨¢s graves, fueron m¨²ltiples.
La parte m¨¢s compleja de la v¨ªa est¨¢ en los 130 kil¨®metros que separan a Quibd¨® de Ciudad Bol¨ªvar, el primer municipio del departamento vecino de Antioquia. El tramo m¨¢s dif¨ªcil de transitar est¨¢ a hacia la mitad del recorrido, a la altura del municipio chocoano del Carmen de Atrato, donde ocurri¨® el desastre m¨¢s reciente.
?dgar G¨®mez, un camionero que circula por la zona desde hace 15 a?os, explica que la v¨ªa es angosta y el terreno inestable. ¡°A un lado est¨¢n las monta?as, que tuvieron que romper para hacer la carretera, y al otro lado est¨¢ el r¨ªo Atrato. La humedad es muy alta, llueve dos o tres veces en un d¨ªa, entonces esas monta?as mantienen sueltas¡±, narra a EL PA?S.
Los conductores maniobran por la carretera entre la astucia y la angustia para lograr la haza?a de pasar sin que la monta?a se venga encima. Esquivar cualquier derrumbe, por peque?o que sea, supone el riesgo de caer al r¨ªo o de que los sorprenda otro deslizamiento m¨¢s grande, durante el d¨ªa o en la oscuridad de la noche. ¡°Podr¨ªa haber sido yo [uno de los fallecidos] porque por aqu¨ª los derrumbes se viven todos los d¨ªas. Los camioneros que trabajamos en esa ruta vivimos en el filo de la espada¡±, agrega G¨®mez entre la tristeza y la zozobra.
Como el de la van familiar, aparecen uno a uno los registros de otros casos que han quedado en la memoria de las familias de las v¨ªctimas. El 14 de enero de 1998, nueve pasajeros murieron y otros 38 resultaron heridos cuando un bus de la empresa R¨¢pido Ochoa cay¨® al precipicio. El 13 de febrero de 2009, otro bus de la misma empresa que hab¨ªa salido desde el terminal de transportes de Medell¨ªn cay¨® al r¨ªo: 41 personas murieron. Siete a?os m¨¢s tarde, el Tribunal Administrativo de Choc¨® conden¨® en primera instancia al Ministerio de Transporte y al Instituto Nacional de V¨ªas a indemnizar a las v¨ªctimas por el mal estado de la carretera. El proceso sigue en curso.
Con todo y eso, el 9 de junio de 2016, otro derrumbe mat¨® a 11 personas y dos m¨¢s quedaron desaparecidas; un agravante que se repite por la cercan¨ªa del r¨ªo que arrastra algunos de los cuerpos. Decenas de familias no han podido despedir a sus seres queridos, muertos a lo largo de los a?os en esa v¨ªa.
Madres, padres, hijos, primos y primas, maestros o estudiantes han fallecido en la que lleg¨® a ser conocida como ¡°la trocha de la muerte¡±. Miguel Alejandro Rodr¨ªguez, el mejor bachiller del Choc¨® en 2015, encarna una de tantas historias. Su excelente puntaje en las pruebas de Estado, al finalizar la secundaria, lo acerc¨® al sue?o de estudiar econom¨ªa en la Universidad de los Andes, una de las m¨¢s prestigiosas del pa¨ªs. El joven talento del Pac¨ªfico muri¨® el 26 de julio de 2017, junto a dos primas, cuando el carro en el que iban cay¨® al precipicio.
Los siniestros de esos a?os fueron uno de los detonantes de serias protestas entre los a?os 2016 y 2017, en lo que se conoci¨® como el grito por la dignidad del Choc¨®. Los participantes en un nutrido paro c¨ªvico exig¨ªan inversiones en v¨ªas, infraestructura, acueducto, alcantarillado, salud p¨²blica y educaci¨®n, necesidades apremiantes y siempre postergadas en uno de los departamentos m¨¢s empobrecidos de Colombia, y el de mayor proporci¨®n de poblaci¨®n afro (82,1%, seg¨²n datos oficiales).
Desde entonces, se han invertido m¨¢s de 642.000 millones de pesos (m¨¢s de 160 millones de d¨®lares) en la v¨ªa Quibd¨®-Medell¨ªn, en obras por tramos que van desde mantenimientos o pavimentaciones hasta la construcci¨®n de algunos puentes, seg¨²n reportes de Inv¨ªas. ¡°Es una autopista en comparaci¨®n con la trocha de antes. Desde Medell¨ªn quedan entre 10 y 18 kil¨®metros sin pavimentar, pero uno se puede demorar 10 horas o 3 d¨ªas en recorrer todo el trayecto. Nada garantiza que la v¨ªa estar¨¢ abierta¡±, precisa G¨®mez, el transportador.
Aunque hubo avances, las obras no han sido suficientes. Por un lado, no se han librado de retrasos, adiciones, ni sobrecostos. En V¨ªas para el Choc¨®, uno de los consorcios adjudicatarios, participaron empresas asociadas a Emilio Tapia, el contratista condenado por corrupci¨®n que sigui¨® delinquiendo desde la c¨¢rcel y que estuvo implicado en el esc¨¢ndalo del robo de un anticipo de $70.000 millones de pesos (17,5 millones de d¨®lares) para llevar internet a zonas rurales. Ese contrato de la v¨ªa, como otros, se tuvo que ceder a otras firmas.
De otra parte, han sido tantas las desgracias como los a?os de intervenciones ¨C desde antes del paro c¨ªvico ¨C sin que se haya resuelto el problema de fondo. Mac Didier Olave, un ingeniero civil que trabaj¨® en la carretera en 2012, opina que las fallas en algunos tramos exigen soluciones estructurales. ¡°Hay partes de la v¨ªa que no necesitan nada y otras donde se debe resolver el problema de ra¨ªz. La complejidad radica en el poco presupuesto asignado porque las obras fueron hechas con unas especificaciones m¨ªnimas, de baja velocidad, anchos de v¨ªa muy angostos. Eso depende mucho del presupuesto¡±, indica.
Uno de los vac¨ªos radica en la falta estabilidad de los taludes que contrasta con megaobras de ingenier¨ªa que se han desarrollado en otras regiones, incluidos departamentos cercanos. ¡°Si uno mira en otras carreteras del pa¨ªs, donde el terreno tambi¨¦n es monta?oso, hay t¨²neles, viaductos; en cambio esta v¨ªa siempre va a media ladera. Eso hace que sea m¨¢s larga y m¨¢s peligrosa¡±, agrega Olave.
Las posibilidades para viajar desde el Choc¨® hacia otras zonas son limitadas. La otra v¨ªa nacional, la que conecta a Quibd¨® con Pereira, la capital de Risaralda, tampoco es del todo confiable. La madrugada del 4 de diciembre de 2022 un bus que hab¨ªa salido desde Cali cay¨® por un abismo, dejando al menos 34 personas muertas. En otro hecho, el 23 de abril de 2016, 11 personas fallecieron.
Marino Moreno Chaverra es concejal e integrante del comit¨¦ c¨ªvico por la salvaci¨®n y la dignidad del Choc¨®. Lamenta que trasladarse hacia cualquier otra regi¨®n les pueda costar la vida. ¡°A la gente porque es de escasos recursos le toca meterse en esas v¨ªas porque no tenemos c¨®mo pagar un tiquete a¨¦reo. La situaci¨®n rebos¨® la copa¡±, declara.
A pocos d¨ªas de posesionarse como gobernadora del departamento, Nubia Carolina C¨®rdoba, hab¨ªa reclamado m¨¢s inter¨¦s de los colombianos en el potencial ignorado del Choc¨®. ¡°Hay que pensar en el Choc¨® como un territorio de progreso. Nadie nos puede condenar a estar aislados¡±, hab¨ªa expresado en este peri¨®dico. Ahora espera a que se inviertan con prontitud los $500.000 millones de pesos adicionales (125 millones de d¨®lares) que anunci¨® el presidente Gustavo Petro para la v¨ªa cuando visit¨® el lugar de la emergencia.
La escritora chocoana Velia Vidal expuso un clamor en una columna reciente en la revista Cambio: ¡°los chocoanos no aguantamos poner un muerto m¨¢s en nuestras carreteras. La ¨²nica explicaci¨®n a esta tragedia c¨ªclica es el racismo estructural (¡) que a?o tras a?o nos recuerda que nuestras vidas son las que menos importan¡±, se?al¨®. Con una historia de desconexi¨®n y olvido, y una violencia creciente, las muertes en la principal carretera que conecta al Choc¨® con el resto del pa¨ªs son otra muestra de una desdicha mucho m¨¢s profunda.
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