Los torniquetes del suelo al techo, una soluci¨®n con grandes problemas contra los colados de Transmilenio
El sistema de transporte bogotano intenta contener a quienes evaden el pago con ese tipo de accesos, que afectan a la comodidad de los usuarios y revelan varios defectos del servicio
El paisaje de Transmilenio, el sistema masivo de transporte de Bogot¨¢, ahora tiene m¨¢s rejas de las acostumbradas. A las habituales de las paredes de las estaciones y las que separan el carril de los buses del de los carros particulares, en los ¨²ltimos meses se han sumado las de unos torniquetes enormes de aspecto carcelario, que cubren el espacio del suelo al techo en las entradas, y que buscan combatir la evasi¨®n del pago, uno de los mayores problemas del sistema. El remedio, sin embargo, trae consigo dificultades: los nuevos torniquetes entorpecen el ingreso y la salida de las estaciones a los usuarios del servicio y ya son vulnerados por el pillaje de los colados.
La instalaci¨®n de los torniquetes se empez¨® a generalizar en julio de 2023 ¨Dya funcionaban en la estaci¨®n de Santa Luc¨ªa, en el suroriente de la ciudad¨D y a¨²n sigue, de manera paulatina. Esa generalizaci¨®n de los nuevos accesos ha revelado, a su vez, varios problemas. Uno de ellos es que con frecuencia no fluyen de manera adecuada; se atascan, y solo funcionan si la persona hace un leve movimiento en reversa. De ¨¦l se deriva otro, que es la demora para entrar o salir, y la consecuente congesti¨®n en las estaciones. Uno m¨¢s es que son una dificultad si los usuarios llevan equipajes m¨¢s grandes que una maleta o una mochila. As¨ª, el plan para combatir a los colados ha pasado por encima de la comodidad de todos los ciudadanos.
La evasi¨®n del pago del pasaje es uno de los problemas m¨¢s graves de Transmilenio. Los colados aprovechan la ausencia de funcionarios, las puertas da?adas o entreabiertas, los accesos prioritarios y, en general, cualquier grieta que el sistema, ya de por s¨ª fr¨¢gil, les d¨¦ para poder usarlo sin pagar, incluso si eso implica arriesgar su integridad f¨ªsica. En noviembre de 2023, Transmilenio inform¨® que el porcentaje de usuarios que eran colados en el sistema fue de 15,32%, una disminuci¨®n de 13 puntos porcentuales con respecto al 28,51% que hubo en 2022. La cifra es similar al 15,4% registrado en 2021 ¨Dantes de los nuevos torniquetes¨D, seg¨²n un estudio hecho por acad¨¦micos de las universidades de Los Andes y Del Norte.
?Tenemos buenas noticias para nuestros usuarios! ?
— TransMilenio (@TransMilenio) January 30, 2024
Hoy la estaci¨®n Molinos ? de la troncal Caracas Sur, que estaba cerrada por obras de ? adecuaci¨®n, reabre sus puertas para atender a los cerca de 14 mil usuarios que se movilizan en este punto del Sistema. ?? pic.twitter.com/nE8BGzcflI
En las redes sociales ya han circulado videos de c¨®mo los evasores burlan el nuevo sistema de torniquetes. En uno se ve cuando un grupo de personas trepa la estructura met¨¢lica para pasar por el reducido espacio que hay entre el torniquete y el techo de la estaci¨®n. En otro, mientras uno fuerza las puertas de vidrio que sirven de acceso para sillas de ruedas y coches de beb¨¦s para mantenerla abierta, varios se cuelan en un movimiento que no dura m¨¢s de 10 o 15 segundos. Uno m¨¢s muestra a una mujer que quiso arrastrarse por debajo de una de esas mismas puertas de vidrio, pero qued¨® atascada a la altura de las caderas y tuvo que ser socorrida por funcionarios. El propio sistema se mof¨® del rid¨ªculo, aunque despu¨¦s borr¨® el tuit en el que lo hac¨ªa.
Sergio Montero, profesor de Geograf¨ªa y Planificaci¨®n de la Universidad de Toronto, comenta que los motivos detr¨¢s de la evasi¨®n son de ¨ªndole diversa. ¡°Muchas veces el no pago del tiquete del transporte p¨²blico es una disconformidad, ya sea con el sistema o con la ciudad¡±, dice. Erik Vergel-Tovar, profesor del departamento de Arquitectura de la Universidad de Los Andes, enumera otro motivo: ¡°La evasi¨®n en Transmilenio tiene que ver con el costo de viaje ¨D2.950 pesos (0,75 d¨®lares)¨D frente al nivel de ingreso¡±. Montero coincide: ¡°Suben los precios, y no hay una tarifa especial para quien est¨¢ en condiciones desfavorecidas¡±. Incluso menciona la posibilidad de que haya personas que quieran replicar en Bogot¨¢ el movimiento passe livre, que lucha por la gratuidad del transporte p¨²blico en Brasil. ¡°Es una mezcla de muchas de estas cosas¡±, dice.
M¨¢s all¨¢ de los motivos para usar el sistema sin pagar, abundan las dudas sobre los torniquetes como soluci¨®n para un problema con tantas ra¨ªces. Montero, residente en Bogot¨¢ hasta junio pasado, no los considera convenientes: ¡°Es absurdo plantear para la evasi¨®n una cosa f¨ªsica que entorpece, incomoda y retrasa a todos los usuarios de un sistema para que tal vez disminuyan los colados¡±. En su opini¨®n, al instalar los torniquetes no se tiene en cuenta la incomodidad que ocasionan: ¡°Si uno hiciera esas cuentas, de repente el descenso del n¨²mero de colados no ser¨ªa tan relevante¡±. Adem¨¢s, cree que puede llevar a una ca¨ªda de la calidad del sistema y a que los usuarios de hoy usen otros medios de transporte ma?ana.
Seg¨²n la encuesta de percepci¨®n ciudadana de Bogot¨¢ C¨®mo Vamos, en 2023 hubo un aumento en la satisfacci¨®n de los usuarios de Transmilenio (38,8%) con respecto a la que hubo en 2022 (29,7%). Sin embargo, el nivel de insatisfacci¨®n apenas tuvo un descenso de menos de un punto porcentual, del 40,6% en 2022 al 39,8% en 2023. De acuerdo con el sondeo, los principales motivos de descontento con el sistema son los robos, la congesti¨®n de personas, la demora en los trayectos, la incertidumbre en las frecuencias y el coste. Por otra parte, el porcentaje de satisfacci¨®n con la cultura ciudadana en las v¨ªas aument¨® del 14,4% en 2022 al 17,4% en 2023, mientras que la insatisfacci¨®n pas¨® del 57,4% al 53,8%.
Los nuevos torniquetes tienen incidencia en la congesti¨®n del sistema. Dice Montero: ¡°Si en las horas pico a la gente le toca esperar a que llegue un bus, ahora, donde se instalaron estos torniquetes, se est¨¢ generando m¨¢s retraso a¨²n¡±. Pero, adem¨¢s, su instalaci¨®n revela un ¡°desperdicio de recursos¡± en el sistema, que no ubica de manera adecuada en las estaciones al personal de seguridad. ¡°Si hay un guardia de seguridad, uno esperar¨ªa que estuviera cerca a la entrada para controlar o disuadir a la gente de que se cuele. Pero he visto a estas personas en los espacios que hay entre los vagones, lo cual es in¨²til, porque ni sirve para controlar la entrada ni tampoco si hay un robo¡±.
Con los flamantes accesos, en cambio, s¨ª hay m¨¢s funcionarios cerca de las entradas de las estaciones, pero no est¨¢n all¨ª tanto para vigilar que nadie se cuele, sino para guiar a las personas a las que los torniquetes les entorpece el tr¨¢nsito, lo que da sentido a la idea de que, si un sistema necesita ser regulado o explicado, es porque no funciona del todo bien. Montero a?ade: ¡°Para m¨ª la estrategia m¨¢s r¨¢pida es usar a las personas de seguridad privada que ya est¨¢n contratadas para que est¨¦n pendientes de que la gente no se cuele. Me sorprende que, con toda la narrativa de los colados, las personas de seguridad no est¨¢n pendientes de la entrada. Obviamente la gente se cuela porque nadie dice nada¡±.
El acad¨¦mico se?ala que el mal funcionamiento de las puertas o la mala ubicaci¨®n de los encargados de la seguridad revela fallas en la supervisi¨®n del sistema. ¡°Ahora la soluci¨®n m¨¢s f¨¢cil es poner un torniquete. Pero puede ser que a alguien le d¨¦ por romperlo, y como no hay nadie supervisando, ese torniquete roto seguir¨¢ ah¨ª y la gente se va a colar¡±, a?ad¨ªa. Eso que ve¨ªa como una posibilidad se ha vuelto realidad: otro video de redes sociales muestra como un grupo de personas se cuela por el espacio que dej¨® un barrote que fue arrancado de un torniquete. En un tono algo pasivo-agresivo, el sistema anunci¨® en X: ¡°Hemos apostado por la ciudad congelando la tarifa del componente troncal y esta medida ser¨¢ revisada en seis meses para determinar si es viable mantenerla, para lo cual es indispensable el compromiso de la ciudadan¨ªa¡±.
Las p¨¦rdidas de Transmilenio m¨¢s all¨¢ de los colados
Desde la Alcald¨ªa de Bogot¨¢ y la administraci¨®n de Transmilenio, la existencia de colados es el motivo que m¨¢s se escucha a la hora de explicar el d¨¦ficit fiscal del sistema. Por lo general, al lado de las cifras de evasi¨®n, se encuentra la que da cuenta de las p¨¦rdidas monetarias que eso ocasiona Y no es extra?o que, cada cierto tiempo, en medios de comunicaci¨®n aparezcan noticias que informan de un supuesto riesgo de Transmilenio de dejar de operar debido a sus p¨¦rdidas econ¨®micas. Sin embargo, los problemas econ¨®micos del sistema tienen explicaciones m¨¢s complejas y menos visibles que los evasores (que, seg¨²n Montero, es un asunto de no acabar: ¡°As¨ª el servicio fuera espectacular, siempre va a haber un porcentaje m¨ªnimo de colados¡±).
En julio de 2023, el ahora alcalde de Bogot¨¢, Carlos Fernando Gal¨¢n, redonde¨® en 600.000 millones de pesos las p¨¦rdidas anuales del sistema de transporte bogotano por cuenta de los colados, que es un tema tan medi¨¢tico como indignante para la ciudadana. No ocurre as¨ª con la responsabilidad del manejo de Transmilenio en el enorme d¨¦ficit que tiene el sistema. La investigaci¨®n Opacidad en la asociaci¨®n p¨²blico-privada de Transmilenio, de Paola Andrea Torres en la Universidad de Los Andes, indica que no han sido los colados sino la manera en que se han manejado los contratos de concesi¨®n del sistema lo que ha creado el d¨¦ficit fiscal de la empresa.
Por colados Bogot¨¢ pierde al a?o m¨¢s de 600 mil millones de pesos. No pierde la alcaldesa, no pierde un exalcalde, no pierden los operadores. Pierde Bogot¨¢: esa plata la cubren los ciudadanos. ?Por qu¨¦ insistimos en saboteamos y robarnos a nosotros mismos? pic.twitter.com/uTuPT2ykgP
— Carlos F. Gal¨¢n (@CarlosFGalan) July 9, 2023
La investigaci¨®n concluy¨® que los cambios que se hicieron en 2003, 2010 y 2017 en el contrato de la alianza p¨²blico-privada del sistema resultaron en una alta rentabilidad para los privados, pero en un bajo ahorro para la administraci¨®n p¨²blica. Para Torres, desde el comienzo de la alianza, en 1999, se pact¨® una opacidad a favor de los privados que ha impedido que se haga una veedur¨ªa por parte de la ciudadan¨ªa y de los ¨®rganos de control acerca del estado financiero del sistema. Seg¨²n la investigaci¨®n, el d¨¦ficit financiero de Transmilenio a lo largo de su existencia muestra que ¡°el sistema no fue autosostenible desde sus inicios¡±, y que las mencionadas variaciones contractuales ¡°incrementaron el d¨¦ficit de una manera importante¡±.
Al respecto, el profesor Montero comenta: ¡°Mucha gente podr¨ªa decir que se le est¨¢ transfiriendo a la ciudadan¨ªa pagar por un sistema que se dise?¨® de una manera que luego cambi¨® y que ahora tiene un d¨¦ficit que es cada vez mayor¡±. Por eso, afirma que es necesario traer al debate la necesidad de reestructurar la forma en que se est¨¢ financiando el sistema. Y sobre la responsabilidad en la crisis financiera del sistema, asegura: ¡°No se puede echar encima de los ciudadanos que usan Transmilenio, ni del porcentaje que se cuela, esto tambi¨¦n es una responsabilidad de la Alcald¨ªa y de la manera en que se ha negociado ese sistema¡±. El alcalde Gal¨¢n inform¨® que el d¨¦ficit del sistema es de tres billones de pesos (unos 750 millones de d¨®lares).
Ciudad Bol¨ªvar, un ejemplo para el resto de Bogot¨¢
El profesor Vergel considera que es demasiado pronto para saber si los nuevos torniquetes de Transmilenio son efectivos o no. Sin embargo, menciona un antecedente en Bogot¨¢ de ese tipo de acceso: los del cable a¨¦reo de Ciudad Bol¨ªvar. ¡°All¨¢ no hay ning¨²n reclamo por parte de la comunidad. Las estaciones se encuentran en muy buen estado, el mantenimiento es impecable, la gente se ha apropiado mucho del sistema, y tiene los torniquetes¡±, dice. ?A qu¨¦ se debe esa apropiaci¨®n? Montero opina: ¡°Hay un sentimiento de pertenencia de esos barrios con ese sistema, que se percibe como algo que ha mejorado la movilidad¡±. Al contrario, en el caso de Transmilenio, son m¨¢s los insatisfechos que los satisfechos, seg¨²n las cifras.
Otro factor que juega a favor del funcionamiento del cable a¨¦reo es que los vecinos de esa zona se sienten parte del sistema. Montero relata que hay un equipo de varias personas que se dedican a hablar con la comunidad para que empatice con ¨¦l y lo quiera. Adem¨¢s, muchos de los miembros de ese equipo viven en los barrios que m¨¢s usan el cable, con lo que pasa de ser visto solo como un medio de transporte a verse como el lugar en el que trabajan los vecinos, amigos y familiares. Ah¨ª, explica, puede estar el motivo de por qu¨¦, durante el paro nacional, las estaciones del cable permanecieron intactas, mientras que muchas de las de Transmilenio fueron quemadas y destruidas. Tambi¨¦n puede ser el motivo de que la evasi¨®n sea casi inexistente.
Vergel trae a colaci¨®n una frase sobre Transmilenio: ¡°El sistema fue v¨ªctima de su propio ¨¦xito¡±. Recuerda que, cuando empez¨®, el servicio fue muy bien recibido por los ciudadanos, muchos de los cuales incluso dejaron de usar el carro para pasarse a los buses. Sin embargo, la percepci¨®n actual es negativa, y eso puede tener relaci¨®n con la cantidad de colados. En su opini¨®n, para combatir la evasi¨®n es necesario poner en marcha medidas de garrote y zanahoria: las primeras, aquellas de tipo policivo que fuerzan a las personas a cambiar su comportamiento, y las otras, m¨¢s ligadas a la cultura ciudadana por la que, recuerda, Bogot¨¢ fue referente en todo el mundo hace dos d¨¦cadas pero que ahora est¨¢ extraviada.
Para ello, considera necesario recuperar las estrategias emprendidas por el dos veces alcalde de Bogot¨¢ Antanas Mockus, que entend¨ªa la verg¨¹enza p¨²blica como un elemento de coerci¨®n. ¡°Si empieza a existir un control entre los usuarios para poner en evidencia a quien no cumple las normas, y llevamos a la gente a exponer a la verg¨¹enza p¨²blica, cualquier estrategia que maneje ese principio podr¨¢ ser exitosa¡±, asegura. Consciente de que las ¨¦pocas son diferentes, no cree que haya que retomar las mismas medidas de hace dos d¨¦cadas, sino mantener viva la filosof¨ªa, por ejemplo, aprovechando las herramientas tecnol¨®gicas de la actualidad. No es eso lo ¨²nico, sin embargo: ¡°Hay que ver c¨®mo el sistema puede empezar a trabajar en esquemas que apoyen a la poblaci¨®n vulnerable con costes diferenciados¡±.
Montero, por su parte, adem¨¢s de insistir en la necesidad de mejorar el trabajo del personal de seguridad que ya est¨¢ contratado, considera fundamental garantizar que las estaciones funcionen adecuadamente (las puertas para los buses, por ejemplo, que son uno de los lugares por donde m¨¢s se cuelan los evasores). Pero cree necesario entender los motivos detr¨¢s de quienes no pagan. ¡°?Es un tema de precios, de que quieren un transporte p¨²blico gratuito? ?C¨®mo hacemos para que los j¨®venes paguen menos, pero paguen? Y no solo ellos: tambi¨¦n hay otros que no pueden acceder al sistema¡±. La soluci¨®n, opina, debe tener en cuenta todas esas aristas, pero tambi¨¦n la idea de que los nuevos torniquetes incomodan, retrasan y degradan un sistema que, aunque a simple vista no lo revela, hunde sus ra¨ªces en muchos de los problemas que Bogot¨¢ tiene pendientes por resolver.
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