La justicia no redime a Mockus, el alcalde fil¨®sofo de Bogot¨¢
El pol¨ªtico pierde su ¨²ltima batalla en la Corte Constitucional, que confirma su inhabilitaci¨®n como senador en 2019
Antanas Mockus quer¨ªa limpiar su nombre. El exc¨¦ntrico fil¨®sofo y matem¨¢tico, que se gan¨® la dif¨ªcil fama de honrado durante su paso por la pol¨ªtica colombiana, luch¨® los ¨²ltimos a?os, adem¨¢s de con un avanzado p¨¢rkinson, con una batalla legal que finalmente ha perdido. Este mi¨¦rcoles, la Corte Constitucional confirm¨® el fallo del Consejo de Estado que le hab¨ªa quitado su esca?o de senador durante la pasada legislatura (2018-2022). El congresista hab¨ªa sido inhabilitado en 2019 por un conflicto de intereses debido a que la corporaci¨®n que presid¨ªa hab¨ªa firmado un convenio con una entidad p¨²blica durante la campa?a electoral. ?l siempre neg¨® su intervenci¨®n en el acuerdo.
Mockus (70 a?os) lleva ya tiempo alejado del foco, sufriendo el embiste de una enfermedad que contin¨²a su avance. Esta decisi¨®n era una redenci¨®n moral m¨¢s que una cuesti¨®n pr¨¢ctica. La propia Corte, m¨¢s all¨¢ de avalar la decisi¨®n judicial que lo inhabilit¨®, reconoce que con la legislatura terminada cualquier decisi¨®n no tendr¨ªa efecto alguno. El exalcalde y su familia ya sab¨ªan que no volver¨ªa a ocupar su esca?o, pero esperaron hasta el final un fallo a favor que no cerrara su carrera con la mancha de la corrupci¨®n contra la que siempre dio la guerra. ¡°No tenemos nada que decir¡±, se limit¨® a explicar su esposa Adriana C¨®rdoba apenas conoci¨® la sentencia.
El caso por su inhabilitaci¨®n se convirti¨® en un enredo judicial de los que son dif¨ªciles de seguir. Unos fallos se interpusieron a otros y el esca?o retirado se le devolvi¨® m¨¢s tarde para volver a ser retirado. Mockus interpuso una tutela ante la Corte para que dejara sin efecto la ¨²ltima sentencia, pero el tribunal, por seis votos a tres, ha considerado que no hubo defectos del Consejo de Estado que anul¨® su elecci¨®n como senador. La afrenta para el fil¨®sofo es enorme, pero no tanto para la gente que, en general, guarda cari?o a un hombre acostumbrado a las salidas de tono, con aire so?ador e imaginativo en las formas de hacer pol¨ªtica.
El pasado 19 de junio fue una de las ¨²ltimas veces que se le vio p¨²blicamente. Gustavo Petro acababa de ganar las elecciones para la izquierda en Colombia por primera vez en su historia moderna. ¡°Gracias Mockus¡±, le dijo el presidente antes de abrazarlo ante las 4.000 personas que llenaban el Movistar Arena. El exalcalde de Bogot¨¢ Petro acababa de lograr lo que nunca consigui¨® el exalcalde de Bogot¨¢ Mockus, aunque con las numerosas vidas que acostumbran a tener los pol¨ªticos colombianos, este corri¨® m¨¢s de una vez hacia la presidencia. En 2010 lleg¨® a poner en peligro la victoria de Juan Manuel Santos, entonces candidato del poderoso ?lvaro Uribe.
Mockus, hijo de emigrantes lituanos, se gan¨® la fama de irreverente y so?ador mientras recorr¨ªa en los 90 en bicicleta una capital colombiana asediada por la violencia. Sus mensajes no siempre resultaron comprensibles para la mayor¨ªa, pero s¨ª esa especie de fe absoluta en el poder de la sociedad para empujar el cambio. Los que lo conocen lo habr¨¢n le¨ªdo mil veces, pero nunca hay que dejar de recordar algunas de las se?as de identidad que forjaron una figura clave en la pol¨ªtica reciente colombiana. Cuando era rector de la Universidad Nacional, durante una conferencia, se baj¨® los pantalones para llamar la atenci¨®n de los estudiantes que interrump¨ªan con sus voces el acto. El arrebato le oblig¨® a renunciar a su cargo. A?os despu¨¦s, ya como alcalde, llen¨® de mimos la ciudad para invitar a los ciudadanos a cruzar por los pasos de peatones o reparti¨® tarjetas rojas y amarillas para que los ciudadanos pudiesen aplaudir o censurar el comportamiento de sus vecinos.
Entre 2010 y 2018 se da por hecho que Mockus ha desaparecido de la pol¨ªtica. El p¨¢rkinson empieza a hacer mella en su cuerpo. Pero vuelve con una fuerza inusitada en las elecciones legislativas de 2018. Como cabeza del Partido Verde obtuvo la segunda mayor votaci¨®n hist¨®rica para un senador en Colombia. Fue una vuelta triunfal, su partido dobl¨® los esca?os. Pero no tuvo tiempo a m¨¢s. La sombra del contrato entre la entidad que presid¨ªa y una administraci¨®n local, aunque ¨¦l siempre sostuvo que hab¨ªa delegado sus funciones previamente, enturbi¨® se regreso hasta la inhabilitaci¨®n. Un final pol¨ªtico dif¨ªcil para un alguien que se defin¨ªa as¨ª: ¡°No soy un tipo blando, soy un duro limpio¡±.
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