Extrem¨®filos
Asombrosas criaturas que logran su m¨¢ximo potencial en presencia de la confusi¨®n. La que encaran y la que expelen
El caos, aunque resulte contradictorio, no siempre es ca¨®tico. Hay seres que lo aprovechan para prosperar. Como los extrem¨®filos, microorganismos asombrosos que moran en la profundidad de los volcanes marinos y en las g¨¦lidas capas polares, sometidos a temperaturas imposibles o a constantes chorros de ¨¢cido, cloro y sulfuro. Los cient¨ªficos dicen que garantizan la supervivencia gracias a una elevada capacidad enzim¨¢tica, que mantiene su estabilidad en condiciones extremas.
Los extrem¨®filos no son buenos o malos; son seres que biol¨®gicamente ¡°funcionan¡± de manera diferente a la mayor¨ªa de sus compa?eros de planeta. La imaginaci¨®n, esa magn¨ªfica herramienta que la humanidad usa para progresar o aniquilarse, nos permite trasladar a los extrem¨®filos del reino abisal y las nieves perpetuas a la vida en sociedad.
Como si se tratara de una pel¨ªcula sobre conspiraciones alien¨ªgenas, bien podr¨ªamos decir que hay extrem¨®filos entre nosotros. Cong¨¦neres que no se encuentran a gusto en presencia del orden, y a los que les repugna ver las cosas en el lugar que les corresponde. Personas que se fortalecen en el caos. Que nadie se llame a enga?os: a pesar de la descripci¨®n, el fracaso no es para ellos una constante.
La verdad es que una mirada a la historia nos indica que los extrem¨®filos humanos son m¨¢s comunes de lo que pudi¨¦ramos pensar y que, gracias a sus especiales condiciones, no solo subsisten, sino que triunfan. Y lo hacen gracias a que saben amar con la misma intensidad en que odian. Esa importante condici¨®n les permite contagiar a los dem¨¢s de amor por sus finos argumentos, pero logran, adem¨¢s, que quienes los rodean rechacen aquellos razonamientos que mortifican al extrem¨®filo.
?Existe una manera m¨¢s sencilla de referirse a los extrem¨®filos? No. Han sido muchos los intentos de acu?ar t¨¦rminos coloquiales que jam¨¢s los describen con justicia: anarquistas, revolucionarios, radicales, agitadores, extremistas, ¨¢cratas, libertarios. Unos, responsables de positivas transformaciones y, otros, recordados por haber protagonizado algunos de los m¨¢s oscuros episodios de la vida inteligente.
Los extrem¨®filos suelen tener un tal¨®n de Aquiles que puede arrastrarlos al despe?adero: nunca llegan a puerto; para ellos no hay destinos finales y el camino que recorren est¨¢ privado de metas. Nada los llena. No hay para ellos forma de satisfacci¨®n o medida de sus pasiones. Son insaciables y anhelantes por naturaleza. Figuradamente hablando, tienen apetitos pantagru¨¦licos. Por eso regresan siempre al efervescente caos, donde pelechan y germinan sus ideas. El costo es alto: en nadie conf¨ªan y de todo recelan. El delirio de persecuci¨®n los acosa. En cada alma ven una traici¨®n. El orden del mundo conspira contra ellos. Y ellos terminan conspirando contra ese mundo que no les place.
?Tiene cura un ciervo del hecho de ser ciervo? ?Puede reponerse un oso de ser oso? ?Alg¨²n tratamiento es efectivo para que una an¨¦mona deje de ser an¨¦mona? ?Deja un extrem¨®filo de serlo? Her¨¢clito dec¨ªa que todo cambia, que nada es. Pero los extrem¨®filos prefieren a Tolstoi: ¡°Todos piensan en cambiar el mundo, pero nadie piensa en cambiarse a s¨ª mismo¡±.
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