Petro hace su apuesta m¨¢s arriesgada y causa un shock en Colombia
El anuncio del presidente de plantear una Asamblea Constituyente, el m¨¢s arriesgado desde que lleg¨® al poder, dominar¨¢ a partir de ahora el debate p¨²blico
Gustavo Petro tiene la sensaci¨®n de que perdi¨® el tiempo en su primer a?o en el Gobierno. Conform¨® un gabinete de concentraci¨®n en el que estaba incluido el centro liberal colombiano, lo que calmaba a la derecha y a los sectores m¨¢s conservadores que ve¨ªan en Petro el advenimiento de la izquierda radical al pa¨ªs. Los ministros de esa sensibilidad pol¨ªtica equilibraron las posturas m¨¢s ideologizadas del petrismo, que, y esto hay que decirlo, asisti¨® con cierto desencanto a las primeras decisiones del presidente. As¨ª se pudieron establecer alianzas mayoritarias en el Congreso y se sac¨® adelante una reforma fiscal, el asunto que hab¨ªa hundido a su predecesor, Iv¨¢n Duque. Sin embargo, con el tiempo la tensi¨®n creci¨® entre Petro y estos pol¨ªticos. El presidente abogaba por transformaciones totales; ellos por hacer acupuntura y no desarmar lo construido por la institucionalidad colombiana en las ¨²ltimas d¨¦cadas, que no es poco si se le compara con otros pa¨ªses de la regi¨®n. Eso chocaba con la visi¨®n de cambio del presidente y estaba claro que eso tarde o temprano iba a acabar en una colisi¨®n. Los ech¨® y a partir de ah¨ª pens¨® que no deb¨ªa faltarle a la palabra que le hab¨ªa dado en campa?a a su electorado.
Ese Petro rupturista emergi¨® con toda su energ¨ªa el viernes, cuando en un discurso en la ciudad de Cali abri¨® la puerta a una Asamblea Constituyente que saque del estancamiento sus reformas, que se encuentran paralizadas en el Congreso por falta de qu¨®rum. Le duele especialmente la de la sanidad, que el mi¨¦rcoles recibi¨® una estocada de unos senadores que firmaron, por mayor¨ªa, una ponencia para hundirla. Esa noche, el presidente asegur¨®, en un tono severo, que no se iba a rendir y que la transformaci¨®n del servicio p¨²blico de sanidad colombiano era urgente. Acus¨® a sus opositores de negarse a ejecutar los cambios que exige su electorado. Adem¨¢s, se le junta que tiene dificultades para darle vuelo a otras reformas, como la agraria, la pensional y hasta una propuesta de educaci¨®n. Petro se siente encadenado.
No se sabe si el presidente ten¨ªa meditado hacer este anuncio o si se lo comunic¨® a los que le rodean. A veces sus allegados se enteran a trav¨¦s de sus declaraciones p¨²blicas. Ciertamente, Petro estaba extasiado el viernes. Se present¨® ante miles de simpatizantes en Puerto Resistencia, un barrio de Cali que se insubordin¨® durante las protestas de 2021 e impidi¨® el acceso de las autoridades y la Polic¨ªa. Se cre¨® durante meses una especie de rep¨²blica independiente. Chicos negros, v¨ªctimas del racismo sist¨¦mico, sin acceso a educaci¨®n universitaria y con trabajos precarios se armaron con palos y se parapetaron tras barricadas. Muchos pagaron con su vida estos enfrentamientos que Iv¨¢n Duque defendi¨® sin mencionar ni una sola vez a las v¨ªctimas. La llegada de Petro al poder se entiende, en una buena parte, por la canalizaci¨®n que hizo de ese hartazgo. As¨ª que el viernes, all¨ª, ante ind¨ªgenas y sectores populares, dijo: ¡°Nosotros venimos de la primera l¨ªnea y nos orgullecemos. Yo soy de la primera l¨ªnea. Yo soy la primera l¨ªnea del cambio¡±. Agreg¨®: ¡°Nosotros venimos del pueblo y nos han elegido para cambiar a Colombia. No estamos aqu¨ª para limpiarle las botas a los ricos del pa¨ªs¡±.
Sus enemigos, que en muchas ocasiones son demasiado literales, comenzaron a propagar que hab¨ªa reconocido que ¨¦l hab¨ªa organizado las protestas, que hab¨ªa sido una especie de agitador en la sombra que, con frialdad y premeditaci¨®n, contaba con sacar r¨¦dito pol¨ªtico de esto. El propio Duque difundi¨® esta falsedad en una entrevista que se hizo ¨¦l mismo en ingl¨¦s para desmentir la cobertura de los peri¨®dicos internacionales, que documentaron los asesinatos de los j¨®venes durante las protestas, a veces a sangre fr¨ªa y sin que mediara ning¨²n enfrentamiento de por medio. El caso es que el viernes estaba el presidente all¨ª, en el coraz¨®n de las protestas, d¨¢ndose un ba?o de masas. Era el escenario perfecto para dar rienda suelta a su ¨¦pica. T¨ªmido en la distancia corta, se transforma encima de un escenario y puede hablar horas con verbo floreado sin necesidad de leer un papel, a la manera en la que lo hac¨ªan viejos pol¨ªticos en los que se inspira, como el malogrado Jorge Eli¨¦cer Gait¨¢n.
Ese es el contexto en el que anunci¨® una posibilidad que ha dejado en shock a Colombia: ¡°Si esta posibilidad de un Gobierno electo popularmente en medio de este Estado y bajo la Constituci¨®n de Colombia no puede aplicar la Constituci¨®n porque lo rodean para no aplicarla y le impiden, entonces Colombia tiene que ir a una Asamblea Nacional Constituyente¡±. Despu¨¦s a?adi¨®: ¡°La Asamblea Nacional Constituyente debe transformar las instituciones para que le obedezcan al pueblo su mandato de paz y de justicia, que es f¨¢cil de lograr en Colombia¡±. Las redes se llenaron de mensajes de rechazo y de profec¨ªas autocumplidas: muchos de los que se oponen a su Gobierno hab¨ªan vaticinado que buscar¨ªa una reforma de la Constituci¨®n que le permitiera, entre otras cosas, eliminar la prohibici¨®n de la reelecci¨®n y quedarse otros cuatro a?os en el poder, aunque para eso necesitar¨ªa unos mayores niveles de popularidad de los que tiene ahora, que rondan el 30%.
Incluso uno de sus operadores pol¨ªticos m¨¢s fieles, el senador Iv¨¢n Cepeda, invit¨® a Petro, de forma indirecta y siempre con su forma elegante de abordar las cosas, a reconsiderar sus posturas y abrirse a buscar mayores consensos: ¡°Sigo creyendo en la posibilidad de un acuerdo nacional que permita llegar a una salida concertada de los problemas fundamentales del pa¨ªs. Entiendo y comparto el rechazo del presidente @petrogustavo a los intentos de frustrar las reformas sociales que buscan el bienestar del pueblo colombiano. No obstante, no pierdo la esperanza de que mediante el di¨¢logo construyamos ese pacto hist¨®rico e invito al Presidente a perseverar en ese esfuerzo¡±. Echando la vista atr¨¢s, ahora se entiende la defensa de Petro del autogolpe de Estado de Pedro Castillo, al que siempre consider¨® una v¨ªctima de la obstrucci¨®n del Congreso peruano. No es que ¨¦l vaya a cometer un suicidio pol¨ªtico de esta envergadura, pero muestra el hartazgo que tiene con la c¨¢mara baja.
Iniciar la aventura de una Asamblea Nacional Constituyente implica much¨ªsimos riesgos. Necesitar¨ªa el apoyo del mismo Congreso al que se opone de manera frontal y la elecci¨®n de los miembros se har¨ªa mediante voto popular. Su mandato ahora mismo no es tan popular como para asegurarse ah¨ª una mayor¨ªa y podr¨ªa acabar como Gabriel Boric, cuya nueva Constituci¨®n no fue aprobada y fortaleci¨® a la ultraderecha. Ese d¨ªa funesto para Boric, Petro dijo que ¡°revivi¨® Pinochet¡±, y horas despu¨¦s el presidente de Chile fue m¨¢s diplom¨¢tico reconociendo la derrota. Petro podr¨ªa adentrarse en ese laberinto. La oposici¨®n venezolana ha salido en tromba en su contra: les recuerda al primer Hugo Ch¨¢vez que sembr¨® las bases de un Gobierno autoritario. Ni ese es su prop¨®sito ¨Dha abogado por una transici¨®n democr¨¢tica en Venezuela que acabe con la crisis pol¨ªtica e institucional¨D ni tiene el poder ni los apoyos para hacer algo as¨ª. Sin embargo, con esto ha trazado una l¨ªnea. A partir de ahora, la Asamblea Constituyente dominar¨¢ el debate p¨²blico, con consecuencias todav¨ªa desconocidas. Petro se adentra en aguas pantanosas.
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