Otra vez en suspenso
Colombia y el eterno retorno: nos acostumbramos a oscilar entre una reforma que genera tensi¨®n y otra que logra consensuarse, entre la sequ¨ªa y las lluvias, ?pero estamos preparados ahora para el fen¨®meno de ¡®La Ni?a¡¯?
Colombia a veces parece una pel¨ªcula de terror y suspenso de esas en las que una vez pasa uno un susto, transcurren unos cuantos minutos de tranquilidad y luego llega un nuevo susto tal vez m¨¢s intenso que el anterior. Esta situaci¨®n aplica en todos los t¨¦rminos: por ejemplo, en pol¨ªtica se anuncia una reforma que genera tensi¨®n, esta logra consensuarse, pero luego aparece otra que siembra a¨²n m¨¢s angustia y nuevas preocupaciones; en t¨¦rminos de seguridad, se celebra la firma de un proceso de paz, se empieza a creer que todo va a ser mejor, pero en poco tiempo la guerra se recrudece y la pesadilla empieza de nuevo. As¨ª pareciera ser con todo. Colombia y el eterno retorno.
Algo as¨ª es lo que reci¨¦n acaba de terminar con la escasez de lluvias y la temporada seca que llegaron de la mano del fen¨®meno de El Ni?o. A pesar de las advertencias desde casi un a?o atr¨¢s, los ¨²ltimos meses del fen¨®meno clim¨¢tico llegaron con las consabidas angustias que produjeron los bajos niveles de los embalses, las probabilidades de problemas con el suministro el¨¦ctrico y el racionamiento de agua en muchos lugares del pa¨ªs (no solo en Bogot¨¢). Sin embargo, como en buena pel¨ªcula de suspenso, luego de los instantes de alta tensi¨®n, lleg¨® la lluvia y as¨ª empez¨® una nueva secuencia de escenas de tranquilidad.
Pero no olvidemos que la pel¨ªcula sigue y ya nos anuncian para la segunda mitad del a?o la llegada del fen¨®meno de La Ni?a con sus respectivas lluvias en exceso y por ende las consecuentes amenazas de deslizamientos, derrumbes y crecientes. Mejor dicho, una nueva secuencia de horror de esas que uno so?ar¨ªa con que no se repitan.
?Estamos preparados para la llegada de las intensas lluvias? Esa pregunta que parece ret¨®rica y contraevidente nos lleva, una vez m¨¢s, a analizar el trabajo que las autoridades han venido desarrollando no solo en este gobierno, sino en gobiernos anteriores para contener y mitigar los efectos de un exceso en pluviosidad. Basta con echar un r¨¢pido vistazo a una de las zonas donde la emergencia por inundaciones resulta m¨¢s grave para descubrir que no estamos listos.
Los habitantes de la regi¨®n de La Mojana ya empezaron a pedir ayuda al Gobierno, pues a pesar de las promesas desde ¨¦pocas del presidente Duque, a¨²n no resuelven los problemas de los chorros por donde se filtra el agua desde el impetuoso r¨ªo Cauca hacia las tierras hist¨®ricamente inundables de esa sabana que se extiende por tres departamentos del pa¨ªs. Ellos anticipan que otra vez ser¨¢n cientos de hect¨¢reas perdidas apenas suba un poco m¨¢s el nivel del r¨ªo y decenas de miles de familias una vez m¨¢s convertidas en damnificadas de la temporada de lluvias.
Y ese es apenas uno de los ejemplos. Uno de los sitios que m¨¢s siente el azote de las lluvias, m¨¢s no el ¨²nico. ?Qu¨¦ va a pasar con las carreteras? ?Qu¨¦ va a ocurrir con los r¨ªos que si incrementan su caudal amenazan con llevarse puentes enteros? ?Qu¨¦ sistemas de alerta se han preparado para que podamos evitar tragedias?
Tristemente, como en las pel¨ªculas, la mayor¨ªa de los colombianos quedamos como espectadores de las escenas de terror, mientras que aquellos que deber¨ªan dedicarse a evitar nuevas tragedias discuten y pelean por asuntos que m¨¢s parecen de filosof¨ªa pol¨ªtica antes que de urgente realidad.
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