Monumento nacional a la desidia
El Parque Nacional es un monumento a Colombia, pues muestra el constante maltrato a las poblaciones m¨¢s vulnerables y la nula capacidad del Estado para resolver problemas que parecen sencillos
Sin saberlo, o tal vez sin darnos cuenta, el Parque Nacional Olaya Herrera, decretado monumento nacional en 1996, se convirti¨® en un espejo o, mejor, monumento a lo que es Colombia. A su desidia. A su desd¨¦n. A su descuido. Al su eterno aplazamiento en todo. A su dolorosa capacidad destructiva. Al olvido.
Ya perd¨ª la cuenta de cu¨¢ntos meses lleva un grupo de ind¨ªgenas asentado en la parte baja de ese que durante d¨¦cadas fue uno de los parques m¨¢s bellos de la ciudad. Ya dej¨¦ de contar las semanas y los meses porque se convirti¨® en tortura. Ya dej¨¦ de esperar que pase algo porque, como en Colombia, lo que uno sue?a que ocurra no ocurre y siempre lo que parece que mejorar¨¢ termina empeorando.
Hace tres meses, la entonces directora de la Unidad de V¨ªctimas del Gobierno de Petro (el Gobierno del cambio, dicen) celebraba en un comunicado de prensa su participaci¨®n en una reuni¨®n con el l¨ªder de las decenas de ind¨ªgenas que se convirtieron en habitantes permanentes del parque. ?Qu¨¦ celebraba? Que en dicho encuentro, en el que tambi¨¦n participaron el Ministerio del Interior, el ICBF y la secretar¨ªa de Gobierno de Bogot¨¢, acordaron entregar kits humanitarios.
S¨ª: kits humanitarios. No celebr¨® el regreso de los ind¨ªgenas a sus tierras o su reubicaci¨®n en alg¨²n territorio. Celebr¨® la entrega de una ayuda que, supon¨ªa uno, les deber¨ªan estar garantizando desde hace largos meses cuando empezaron la toma del parque. Celebr¨® lo m¨ªnimo.
Es lo mismo que en Colombia, donde celebramos los cortos instantes de esperanza que nos ofrecen los pol¨ªticos, hasta que nos estrellamos con la vergonzosa realidad. Celebramos que llegan los carrotanques a La Guajira. Hasta que descubrimos que era una compra corrupta. Celebramos que nos anuncian el nuevo sistema de salud para los profesores. Hasta que nos damos cuenta que los anuncios de decenas de cl¨ªnicas de alto nivel comprometidas a atender a los docentes no son m¨¢s que un listado de centros de salud a los que mandaron una propuesta que no se ha consolidado.
El Parque Nacional Olaya Herrera con sus 90 a?os a cuestas es un monumento a Colombia, pues muestra tanto el constante maltrato silencioso a las poblaciones m¨¢s vulnerables, as¨ª como a la nula capacidad del Estado para resolver problemas que parecen sencillos.
?Qu¨¦ piden los ind¨ªgenas? Tierras o vivienda digna. ?No es ese uno de los estandartes del autodenominado Gobierno del cambio? ?No son los ind¨ªgenas uno de los integrantes de la naci¨®n colombiana que m¨¢s menciona el presidente en sus discursos? ?No ser¨ªa un buen ejemplo de m¨¢s acci¨®n y menos discurso el resolver la situaci¨®n humanitaria de hombres, mujeres y ni?os que viven en un parque de Bogot¨¢ en cambuches de pl¨¢stico desde hace meses?
Si responden ¡°que Bogot¨¢ resuelva¡±, habla de desidia. Si dicen que no hay tierras ser¨¢ una falacia, pues este Gobierno se ha dedicado a entregar tierras. Si dicen que los ind¨ªgenas est¨¢n pidiendo lo imposible, entonces habr¨¢ falta de transparencia. Porque desde que llegaron los ind¨ªgenas el pedido ha sido el mismo. Lo mismo que en Colombia donde no cambiamos el clamor, as¨ª cambien los gobiernos.
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