Las cinco claves de c¨®mo los corruptos se roban el dinero de los ni?os en Colombia
La directora de Bienestar Familiar, Astrid C¨¢ceres, denunci¨® irregularidades en 220 contratos firmados entre 2019 y 2023. El problema, sin embargo, no es nuevo y acumula varios intentos fracasados para resolverlo
Pocos se sorprendieron el domingo anterior cuando Astrid C¨¢ceres denunci¨® la corrupci¨®n que carcome al Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), la entidad que encabeza desde hace un a?o. No importaba que la propia directora declarara que 220 contratos firmados entre 2019 y 2023 estaban en manos de 59 operadores con el mismo representante legal, domicilio y fecha de constituci¨®n. Tampoco que los sobrecostos hubieran afectado de manera directa a la alimentaci¨®n de ni?os vulnerables. ¡°Encontramos contratos de operadores que tristemente han tenido una gran cantidad de casos de muertes de ni?as y ni?os asociados a la desnutrici¨®n¡±, dijo C¨¢ceres. El problema, al final de cuentas, no es nuevo. Colombia lo ha naturalizado.
La muerte de ni?os por desnutrici¨®n, sin embargo, es una crisis humanitaria que todos los a?os suma decenas de nuevas v¨ªctimas. Seg¨²n el Ministerio de Salud, 243 menores de cinco a?os fallecieron por falta de comida en 2023. Simult¨¢neamente, persisten los problemas de corrupci¨®n en la entidad encargada de velar por la alimentaci¨®n de esos menores ¡ªla cartera de Educaci¨®n maneja el Programa de Alimentaci¨®n Escolar (PAE), tambi¨¦n conocido por la corrupci¨®n, para los ni?os mayores¡ª. Y las irregularidades implican que la comida est¨¦ en mal estado, en porciones reducidas o que directamente nunca llegue. Es una corrupci¨®n que produce muertes y problemas de largo plazo para los menores malnutridos o desnutridos.
Hay todo un sistema que hace que el problema haya subsistido durante d¨¦cadas. A continuaci¨®n, cinco claves de c¨®mo los corruptos se roban los alimentos de los ni?os en Colombia.
Contrataciones y convenios irregulares
El ICBF provee gran parte de sus servicios a trav¨¦s de instituciones privadas y particulares, a las que le aporta cuantiosos recursos. El problema es que los corruptos han sabido aprovechar la flexibilidad de las normas que buscan que el instituto pueda llegar a todo el pa¨ªs. Un r¨¦gimen especial de contrataci¨®n y un decreto de 2017 permiten acuerdos directos con los privados que se comprometan a aportar el 30% del capital necesario para un proyecto pertinente a los objetivos del Plan Nacional de Desarrollo (PND), pese a que la capacidad real del contratante o socio a veces sea dudosa. Asimismo, incluso una selecci¨®n competitiva puede ama?arse con facilidad, seg¨²n explica por videollamada un ex procurador delegado que prefiere mantener su identidad en reserva. ¡°Pones t¨¦rminos y requisitos espec¨ªficos de idoneidad del se?or que est¨¢ enfrente de tu escritorio sin un estudio real de mercado¡±, comenta.
Los expertos consultados enumeran una amplia variedad de m¨¦todos fraudulentos. El exfuncionario de la Procuradur¨ªa se?ala que se han registrado casos en los que un proponente le ha pagado a otros para se retiren de la contrataci¨®n y algunos en los todos pertenec¨ªan a una misma organizaci¨®n cartelizada. Tambi¨¦n remarca que los corruptos sortean las sanciones con facilidad: ¡°Los condenaban y castigaban. Y al d¨ªa siguiente ellos abr¨ªan otras organizaciones de papel... dec¨ªan que una inhabilidad no les imped¨ªa crear otra fundaci¨®n¡±. La congresista Catherine Juvinao, por su parte, agrega por tel¨¦fono que hay amplias redes en las que se falsifican certificados de experiencia en colegios y jardines infantiles para respaldar a las organizaciones fantasma.
Cada director ha buscado nuevas soluciones y ha fracasado en el intento. Cristina Plazas (2014-2017) intent¨® limitar el n¨²mero de ni?os que pod¨ªa atender un mismo contratista, pero las mafias crearon operadores con nombres distintos para sortear la prohibici¨®n. Juliana Pungiluppi (2018-2020) implement¨® BETO, un sistema con inteligencia artificial que al final tambi¨¦n benefici¨® contratistas dudosos y que dej¨® de lado a otros de larga trayectoria. La actual directora ha apostado por flexibilizar los requisitos para involucrar a las organizaciones locales. La congresista Juvinao, sin embargo, se?ala que es ¡°arriesgado¡± porque puede que los nuevos socios no tengan la capacidad y experiencia adecuada.
Falta de control en la ejecuci¨®n
El segundo problema es el control deficiente de la ejecuci¨®n de los contratos y de las m¨²ltiples subcontrataciones que pueden hacer los operadores. Los expertos indican que es dif¨ªcil identificar sobrecostos o la simulaci¨®n de servicios que en realidad no se adquieren. Adriana Torres, investigadora de Dejusticia, explica en una videollamada que un funcionario de un ¨®rgano de control no va a estar en un centro infantil de La Guajira en el momento que se entregan 10 manzanas en vez de las 15 reportadas. Los informes, adem¨¢s, no dicen que la carne entregada pudo estar descompuesta o haber sido comprada a precios menores por su baja calidad. ¡°Es f¨¢cil diluir alimentos y es dif¨ªcil verificar qu¨¦ se entrega. Adem¨¢s, no est¨¢n claras las rutas para denunciar¡±, subraya Torres.
Tanto el ICBF como los ¨®rganos de control est¨¢n desbordados y tienen dificultades para monitorear los contratos, sobre todo en las regiones m¨¢s apartadas del pa¨ªs. El ex procurador delegado consultado por este peri¨®dico se?ala que esto se suma a la falta de rendici¨®n de cuentas de los contratistas y produce ¡°un caldo de cultivo¡± para la corrupci¨®n. ¡°De todos los entes de control, el que m¨¢s capacidad tiene es la Fiscal¨ªa... pero tampoco da abasto¡±, afirma.
Cristina Guti¨¦rrez de Pi?eres, directora de la United Way Colombia, cuenta en una conversaci¨®n telef¨®nica con este peri¨®dico que pudo presenciar de primera mano los robos a los ni?os cuando era contratista del ICBF con otra fundaci¨®n y que todo qued¨® en la impunidad. ¡°?ramos una organizaci¨®n privada, honesta, poniendo recursos de m¨¢s. Y nos hicieron jugadas sucias¡±, remarca. ¡°Trabaj¨¢bamos en Choc¨® y un d¨ªa est¨¢bamos mandando por lancha la leche de la alimentaci¨®n de unos ni?os. El subcontratista nos cambi¨® las cajas por leche vencida y los ni?os terminaron intoxicados. (...) Pusimos la denuncia y nunca hubo una resoluci¨®n¡±, a?ade.
Cooptaci¨®n de direcciones regionales
Las direcciones regionales y zonales del ICBF han protagonizado varios esc¨¢ndalos de corrupci¨®n a lo largo de los a?os. La exdirectora Cristina Plazas denunci¨® durante su gesti¨®n a varios de sus subalternos y se?al¨® que varios eran cuotas pol¨ªticas de congresistas: acus¨® al exsenador Bernardo El¨ªas, conocido como ?o?o El¨ªas y condenado por corrupci¨®n, de apropiarse del ICBF de C¨®rdoba; denunci¨® al director en Nari?o, H¨¦ctor Fabio Quiroz, por cobrar coimas a un contratista; y forz¨® la salida del responsable de La Guajira. ¡°Es una mafia peor que el narcotr¨¢fico¡±, dijo en ese entonces.
La representante Catherine Juvinao comenta que este es uno de los principales problemas que enfrenta la instituci¨®n. ¡°Son mafias que no son f¨¢ciles de extirpar. Hay congresistas que llevan teniendo de fort¨ªn al ICBF de su regi¨®n durante 10 o 20 a?os. Vaya y saque a esa gente de all¨¢... hay veces que no hay c¨®mo hacerlo¡±, apunta. ¡°El director del ICBF desde Bogot¨¢ no tiene dientes, ni facultad ni capacidad para extirpar a esos funcionarios que llevan a?os en las regiones¡±.
La investigadora Adriana Torres coincide con el diagn¨®stico, pero se?ala que una centralizaci¨®n en Bogot¨¢ no es una opci¨®n. ¡°?C¨®mo har¨ªa el ICBF nacional para hacer veedur¨ªa en un corregimiento del interior de La Guajira? La soluci¨®n no es centralizar porque el seguimiento ser¨ªa a¨²n m¨¢s complejo¡±, resalta. Para ella, tambi¨¦n habr¨ªa problemas en los programas alimentarios. ¡°Lo que se come en Bogot¨¢ no es lo mismo que en el Cauca. En La Guajira, por ejemplo, la comunidad way¨²u no come huevos o sardina¡±, dice.
Vulnerabilidad de las v¨ªctimas
Ruth Consuelo Chaparro, defensora de derechos humanos en La Guajira, pone en el centro de la conversaci¨®n la vulnerabilidad de las v¨ªctimas de la corrupci¨®n en el ICBF. ¡°Creo que es m¨¢s f¨¢cil robarle a los m¨¢s inocentes. Los ni?os no pueden reclamar si les dan la mitad de una manzana en vez de una, o si no les llega el desayuno. En algunos casos pertenecen a comunidades analfabetas o monoling¨¹es que ni siquiera saben que tienen derechos ni conocen qu¨¦ ha sido contratado¡±, comenta en una videollamada.
La ciudadan¨ªa, adem¨¢s, es indiferente a la problem¨¢tica, que ocurre en los departamentos m¨¢s empobrecidos y que se ha naturalizado con los a?os. ¡°Pareciera que los ni?os no alcanzan a hacer los m¨¦ritos para conmover a la sociedad. Hay m¨¢s de 5.000 ni?os que han muerto por desnutrici¨®n y no ha habido ni una sola marcha. Somos responsables con nuestra indiferencia¡±, remarca Chaparro, que es directora de la Fundaci¨®n Caminos de Identidad y trabaja con pueblos ind¨ªgenas desde hace m¨¢s de 40 a?os.
Tambi¨¦n se suma la vulnerabilidad de las comunidades. La defensora de derechos humanos cuenta que una vez les pregunt¨® a los ind¨ªgenas de La Guajira por qu¨¦ no se movilizaban como en otras regiones del pa¨ªs para reclamar por una alimentaci¨®n adecuada y que ellos le respondieron que las condiciones eran distintas. ¡°Mientras est¨¦n buscando todos los d¨ªas la libra de arroz, no habr¨¢ prioridad para establecer consensos, formar estructuras organizativas y desarrollar una cohesi¨®n interna que les permita levantar la cara con dignidad¡±, afirma. Asimismo, Chaparro se?ala que el hambre lleva a algunos l¨ªderes a dar el aval a un operador corrupto y a adultos que tambi¨¦n sufren desnutrici¨®n a quedarse con la comida de sus hijos. ¡°En un sitio donde hay hambre, cogerse la comida de otro es posible¡±.
Amenazas
La ¨²ltima clave es que las organizaciones corruptas amedrentan a quienes se atreven a denunciarlas. Algunas de las personas consultadas para este art¨ªculo se?alan que tienen conocidos que han sido amenazados, entre ellos un exfuncionario del ICBF. Chaparro, por su parte, afirma que hay un temor generalizado en las comunidades ind¨ªgenas de La Guajira con las que trabaja. ¡°Muchos tienen miedo a hablar en las evaluaciones de las Unidades Comunitarias de Atenci¨®n y que haya represalias. Varios de los que han hecho denuncias han sido amenazados de muerte¡±, comenta Chaparro.
Uno de los casos recientes es el de Javier Rojas, un l¨ªder way¨²u que ha denunciado las muertes por desnutrici¨®n y que es parte de los mecanismos de seguimiento del Estado de Cosas Inconstitucional en La Guajira. En septiembre, sufri¨® un atentado cuando llegaba a su casa y sali¨® ileso, pero uno de sus custodios muri¨® tras recibir siete balazos. Unos meses antes, ya hab¨ªa recibido junto a otros l¨ªderes sociales unos mensajes que le advert¨ªan de que deb¨ªa irse del departamento. Ya entonces, ¨¦l hab¨ªa respondido que seguir¨ªa adelante. ¡°Nosotros no queremos meter a nadie en la c¨¢rcel, lo que queremos es que no sigan muriendo m¨¢s ni?os de hambre y para eso pedimos que haya un manejo honesto de los dineros de las instituciones como el ICBF¡±, dijo entonces.
Gustavo Petro propone eliminar a los operadores
El presidente de Colombia, Gustavo Petro, anunció el pasado 1 de marzo la intención del Gobierno de eliminar a los operadores privados. “Hemos propuesto que el ICBF deje de tener operadores que se roban la plata de los niños y que empiece en forma directa a ofrecer la integral a la primera infancia”, dijo. La directora de Bienestar Familiar, Astrid Cáceres, complementó la propuesta unos días después. “No vamos a poder cambiarlo todo a lo público. Pero podemos quitar modelo de negocio y volver a lo público en lo esencial”, comentó en una entrevista con el noticiero CM&. “El ICBF se ha convertido en una máquina de hacer contratos, que se ocupa de contratar y subcontratar rápidamente y luego tratar de supervisar lo que contrató. Y no está para eso”, añadió.
Cristina Gutiérrez de Piñeres, de la Fundación United Way Colombia, asegura que esto es inviable. “El ICBF no tiene capacidad operativa para hacerse cargo de todo. La solución sigue estando en tercerizar la operación... el tema es invertir en tener buenos sistemas de selección, evaluación y vigilancia”, remarca. La defensora de derechos humanos Ruth Consuelo Chaparro, en cambio, tiene una visión más similar a la del Gobierno. “Los servicios y derechos se han enmarcado dentro de un modelo comercial y se han convertido en un negocio. En vez de proteger los derechos de los niños se han dedicado a contratar”. No obstante, matiza que “es una solución que no puede ir sola“ y que debe haber mayores mecanismos de control del Estado y de la sociedad civil.
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