¡°Esta juventud de ahora¡±
No nos apuremos por madurar a nuestros j¨®venes, apur¨¦monos por madurar todos un poco, para llegar al desarrollo y la plenitud de lo que nos exige la realidad

Sentirnos j¨®venes, vitalmente productivos y gozones, es una demanda natural que cada vez nos abraza a m¨¢s, y que se extiende en el tiempo. Somos j¨®venes de 40 y 50 a?os, arrolladores y dispuestos a renovar el mundo cada d¨ªa porque eso de la juventud, sobre todo, se ha convertido en una disposici¨®n hacia el mundo, la de transformarnos, la de sentirnos un poco m¨¢s inmortales.
Obviamente la longevidad, la posibilidad de vivir por m¨¢s a?os, ha alargado nuestros ciclos vitales, adultos m¨¢s j¨®venes, y j¨®venes m¨¢s ni?os. Estudios recientes indican que la adolescencia se est¨¢ extendiendo hasta los 24 y 30 a?os, y esto sin duda nos debe invitar a preguntarnos por la juventud y los j¨®venes, los de verdad. ?C¨®mo comprenderlos mejor? ?Cu¨¢les son los retos que tenemos ante una sociedad que madura con m¨¢s lentitud?
Cuando se trata de explicar o hablar sobre ese ciclo vital denominado formalmente juventud, nos ubicamos con cierta superioridad moral, sin tener en cuenta nuestro propio proceso, para llegar al ¡°Esta juventud de ahora...¡±, refiri¨¦ndonos a una perspectiva relativa en la que comparamos su historia con la nuestra, as¨ª como lo hicieron nuestros ancestros con nosotros, distanci¨¢ndonos de la comprensi¨®n del desarrollo de nuestra sociedad. Todo parece indicar que la juventud de cada ¨¦poca termina siendo un poco m¨¢s inmadura que la que la antecedi¨®, tiene m¨¢s tiempo para vivir, tiene m¨¢s oportunidades y posibilidades para aprender, se le extienden sus ciclos y pueden vivir m¨¢s experiencias.
Lo problem¨¢tico es que insistimos en usar los mismos referentes, las mismas pr¨¢cticas de crianza, de educaci¨®n, laborales y sociales; y dentro de todo terminamos neg¨¢ndonos la comprensi¨®n del contexto en el que hoy nuestros j¨®venes tejen su vida. Lo m¨¢s cercano que estamos de comprenderlo es referirnos a las generaciones Y, Z..., a sus caracter¨ªsticas previas dentro de un mundo con m¨¢s conexi¨®n y tambi¨¦n con m¨¢s est¨ªmulos y menos dificultades aparentes. Pero esa perspectiva nos queda corta porque no meditamos sobre lo esencial, que finalmente sugiere que debemos reflexionar sobre c¨®mo madura nuestra juventud, qu¨¦ sue?a, qu¨¦ espera.
Aproximarnos a la pregunta acerca de esta juventud ¡ªque se mueve en una ¨¦poca de transici¨®n, de cambio de paradigma de conocimiento, tan expuesta al mundo y a la vez tan desconectada de lo cotidiano y vital, tan audaz y genial, as¨ª como fr¨¢gil y vulnerable¡ª es reflexionar acerca de lo que quieren y necesitan los j¨®venes, m¨¢s all¨¢ de lo que creemos nosotros que son y prefieren. Es irrumpir en nuestros prejuicios para amplificar nuestra comprensi¨®n, y pasar de lo que creemos que son para tratar de escucharlos y conocerlos.
En un estudio reciente y muy valioso hecho en Colombia por la Fundaci¨®n Empresarios por la Educaci¨®n, para comprender a los j¨®venes y su relaci¨®n con la educaci¨®n y en el que se encuestaron a j¨®venes entre 12 y 28 a?os, que representan a 10,8 millones de ellos en todo el pa¨ªs, hay varios hallazgos que nos ayudan a tumbar varios mitos sobre lo que creemos que esperan de la vida, sus expectativas y preferencias, particularmente en cuanto a su educaci¨®n. Conocer algunos de esos elementos tal vez no sirva para entender mejor a ¡°esta juventud de ahora¡±.
Empecemos por saber que los j¨®venes quieren estudiar y aprender, disfrutan el colegio, tienen aspiraciones sobre el futuro, creen m¨¢s en la utilidad de la educaci¨®n que en su importancia porque piensan que esta les permite progresar. Sorprende, por ejemplo, ante tanto que podemos hablar sobre su falta de aspiraciones y disciplina, que el factor que m¨¢s consideran importante para tener ¨¦xito educativo y laboral es el m¨¦rito, es decir el esfuerzo, la dedicaci¨®n y el trabajo duro; aprender valores como la tolerancia les importa y lo quieren; y creen que la educaci¨®n impulsa el cambio de la sociedad.
Todo esto me recuerda que a?os atr¨¢s, en mi experiencia como secretaria de Educaci¨®n, en alg¨²n ejercicio de evaluaci¨®n sobre los factores de ¨¦xito de los j¨®venes en el aula, nos encontramos que cuando los estudiantes ten¨ªan profesores exigentes, retadores y que les pon¨ªan l¨ªmites, lograban mayores resultados, pero adem¨¢s los admiraban. Hoy, nuestro j¨®venes siguen queriendo que los acompa?emos en su proceso de maduraci¨®n, creen en ambientes de aprendizaje que les permitan crecer en espacios seguros y de bienestar.
La juventud, la de ahora, y tal vez la de siempre, lo que m¨¢s quiere es compa?¨ªa, aprender de la sociedad, le cuesta m¨¢s en estos entornos crecer, tiene m¨¢s informaci¨®n, vive en el mundo en el que los adultos tambi¨¦n somos un poco menos maduros, en el que la inteligencia tambi¨¦n es artificial, y la tecnolog¨ªa lo cambia todo a pasos agigantados; pero sabiendo que igualmente necesita conectar, interpretar el mundo, comprender, quieren contenci¨®n y amor.
Hoy, los j¨®venes tienen m¨¢s aspiraciones sobre el futuro que a?os atr¨¢s, quieren crecer m¨¢s r¨¢pido y a la vez se enfrentan a que es m¨¢s dif¨ªcil porque la complejidad ya nos habita a todos un poco m¨¢s. Y tal vez, como escribiera la fil¨®sofa Mar¨ªa Zambrano en 1964, lo que necesitamos es ¡°¡seguir hablando de los j¨®venes. Y mejor a¨²n si se pudiera seguir o empezar a hablar con los j¨®venes y borrar de nuestro vocabulario la frase ¡®esta juventud de ahora¡¯¡¡±.
Una sociedad con m¨¢s ¨ªmpetu y una juventud extendida, en cuanto a valores y expectativas, en la que m¨²ltiples generaciones nos encontramos alrededor de una vida m¨¢s nutrida de experiencias, necesita madurar de manera compartida en el respeto por los procesos de cada uno, sabiendo que debemos prepararnos para la contenci¨®n emocional de nuestro j¨®venes, conectando mejor la escuela y la universidad, y a esta con las organizaciones para generar espacios de aprendizaje, responsables sobre una idea, que es la de cultivar una humanidad m¨¢s preparada para lo incierto, lo r¨¢pido y lo cambiante; que est¨¦ preparada para afrontar los desaf¨ªos de nuestras propias creaciones. No nos apuremos por madurar a nuestro j¨®venes, apur¨¦monos por madurar todos un poco, para llegar al desarrollo y la plenitud de lo que nos exige la realidad.
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