¡°No se puede permitir la continuidad de los abusos y malos tratos¡±: llueven cuestionamientos al modelo de educaci¨®n m¨¦dica en Colombia
Miembros del Gobierno y agremiaciones m¨¦dicas formulan reparos a la forma de ense?anza que reina en la mayor¨ªa de facultades del pa¨ªs, denunciando abusos y maltratos por parte de docentes, tras el suicidio de Catalina Guti¨¦rrez Zuluaga
La Facultad de Medicina de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogot¨¢ es una de las m¨¢s prestigiosas de Colombia. Cada semestre, cientos de bachilleres de distintas regiones aplican por un cupo para cursar los seis a?os que duran los estudios. Los requisitos de ingreso son m¨¢s exigentes que en otras carreras, e incluyen la presentaci¨®n de las notas del colegio, los resultados del examen de Estado y una entrevista con los docentes. Ah¨ª no acaba la oferta acad¨¦mica, porque la instituci¨®n cuenta con 39 especializaciones m¨¦dico-quir¨²rgicas, que atraen a miles de m¨¦dicos que compiten anualmente ¡ªpocas veces semestralmente¡ª por las pocas plazas disponibles, usualmente entre una y seis dependiendo de la especialidad. El modelo de este paradigma de la educaci¨®n m¨¦dica se replica en la mayor¨ªa de las 63 universidades que cuentan con facultades de Medicina en el pa¨ªs. Las ¨²ltimas semanas, sin embargo, han dado pie para que se discuta la eficacia pedag¨®gica del modelo y los perjuicios que puede ocasionar en alumnos y profesionales de la salud.
La doctora Catalina Guti¨¦rrez Zuluaga estaba en el primer a?o de la especializaci¨®n en Cirug¨ªa General en la Javeriana. El pasado 17 de julio, luego de redactar una carta con un sentido mensaje a sus compa?eros, se quit¨® la vida. ¡°A todos los residentes, gracias, de cada uno me llevo muchas ense?anzas. Siempre los llevar¨¦ en mi coraz¨®n. ?Ustedes s¨ª pueden! ?nimo¡±, se lee en la misiva de despedida. Posterior a la ola de solidaridad con los familiares y amigos de Guti¨¦rrez, las redes sociales se llenaron de cuestionamientos y cr¨ªticas a la universidad, y a la forma c¨®mo se imparten conocimientos en las facultades de Medicina. Muchos de los que formularon reparos lo hac¨ªan con conocimiento de causa.
Uno de los que alz¨® su voz de protesta fue Luis Carlos Leal, superintendente de Salud y m¨¦dico egresado de la Universidad Nacional. El pol¨ªtico de izquierdas calific¨® al sistema de formaci¨®n como deshumanizado, que se rige por la creencia de que ¡°la letra con sangre entra¡± y que ¡°no protege la vida de las personas que est¨¢n aprendiendo a hacer la labor m¨¦dica o de especialista¡±. Con evidente molestia, a trav¨¦s de un video que comparti¨® en su cuenta de X, recrimin¨® la falta de autocr¨ªtica del gremio. ¡°La justificaci¨®n de muchos docentes es: ¡®A m¨ª me toc¨®, yo viv¨ª peor que usted, a usted no le ha tocado una cuarta parte de lo que me toc¨® a m¨ª¡¯. ?Y esa es la justificaci¨®n para perpetuar el maltrato!¡±, declar¨®.
La indignaci¨®n llev¨® a que el jefe de Leal, el presidente Gustavo Petro, se refiriera a los hechos. Aprovechando la toma de juramento de Daniel Rojas como ministro de Educaci¨®n, el jefe de Estado le dio una de sus primeras ¨®rdenes al llegar al cargo. ¡°El Ministerio de Educaci¨®n debe lograr expandir las facultades de ciencias de la salud en todo el pa¨ªs, debe generar un s¨®lido aprendizaje en medicina general y atenci¨®n primaria, debe ense?ar a trabajar en equipo y de manera solidaria, debe ense?ar la dignidad del ser humano por encima de cualquier otro valor.¡±
Distintas agrupaciones se unieron al reclamo. La Asociaci¨®n Nacional de Internos y Residentes (ANIR), que agrupa a los estudiantes de ¨²ltimos a?os de pregrado y de las especialidades, emiti¨® un comunicado en el que lamenta lo sucedido y enfatiza la reiterada violaci¨®n de derechos que sufren muchos estudiantes en las facultades de Medicina. Denuncian sobrecarga de horas en los centros m¨¦dicos, en los que trabajan internos y residentes, y el desconocimiento de la Ley de Residentes, expedida en 2018 y que reconoci¨® el pago de por lo menos tres salarios m¨ªnimos para quienes estudien una especializaci¨®n. ¡°Lamentablemente, muchas universidades conocen estas dificultades pero con indiferencia secundan y se vuelven c¨®mplices al no tener una pol¨ªtica y medida reales contra el maltrato¡±, se?al¨® ANIR, cuya seccional del departamento del Valle del Cauca abri¨® una encuesta an¨®nima ¡°para identificar la exposici¨®n a situaciones de maltrato y acoso¡± por parte de estudiantes y m¨¦dicos.
La Asociaci¨®n Colombiana de Sociedades Cient¨ªficas y la Federaci¨®n M¨¦dica Colombiana, gremios de m¨¦dicos en general, hicieron lo propio. La primera insisti¨® en que ¡°no se puede permitir la continuidad de los abusos y malos tratos para las personas en formaci¨®n y en general para el talento humano en salud¡±; mientras que la segunda reconoci¨® que ¡°la estructura de la formaci¨®n, fundamentada en el poder del conocimiento, a menudo facilita el maltrato¡±. La Asociaci¨®n M¨¦dica Sindical fue a¨²n m¨¢s rotunda en su pronunciamiento, asegurando que las conductas de abuso y maltrato ¡°se han venido perpetuando por d¨¦cadas¡± en las facultades de Medicina, que a¨²n no han tomado los correctivos necesarios.
El modelo
La mayor¨ªa de los pregrados de Medicina en el pa¨ªs tienen una duraci¨®n de 12 semestres, divididos en tres ciclos: ciencias b¨¢sicas, ciencias cl¨ªnicas e internado. El primer ciclo suele tener una extensi¨®n de cinco semestres, en los que se dicta la teor¨ªa. El segundo se desarrolla entre sexto y d¨¦cimo semestre y requiere mayor disposici¨®n f¨ªsica. Las clases son sustituidas por rotaciones y los estudiantes asisten a centros m¨¦dicos (algunos ajenos a la universidad, pero con los que se tiene convenio) por periodos de ocho horas diarias ¡ªque pueden alargarse¡ª para aprender de distintas ¨¢reas de la Medicina a trav¨¦s de la atenci¨®n a pacientes y procedimientos quir¨²rgicos. A la par deben llevar a cabo turnos de 12 horas, colaborando con m¨¦dicos generales y especialistas, que pueden ser programados durante las noches, fines de semana y festivos. Bajo esas condiciones, es muy probable que un estudiante deba realizar un turno justo despu¨¦s de su rotaci¨®n, lo que lo obliga a estar disponible de corrido por 20 horas o m¨¢s. La tercera etapa, el internado, tiene lugar el ¨²ltimo a?o y es lo m¨¢s parecido a lo que se entiende por pasant¨ªa o pr¨¢ctica en otras carreras, en donde el estudiante ejecuta labores similares a las de un profesional sin a¨²n estar graduado.
Medicina es el programa universitario m¨¢s largo de Colombia. La mayor¨ªa de las otras carreras toman cinco o, con cada vez mayor frecuencia, cuatro a?os. Culminar los estudios, pese a ser un logro admirable, es apenas el primer paso de un proceso a¨²n m¨¢s complejo: el ingreso a una especializaci¨®n, que toma entre tres y cinco a?os para ser cursada. Son muchos los interesados y pocos los cupos. Cada programa m¨¦dico-quir¨²rgico suele abrir anualmente entre una y seis plazas para cientos de aplicantes, quienes se presentan en la mayor cantidad de instituciones posibles para aumentar sus posibilidades de ¨¦xito. Mientras estudian para su aplicaci¨®n, trabajan en horarios extenuantes como m¨¦dicos generales. Son bastantes los que no lo consiguen.
Seg¨²n la Universidad del Bosque, existe d¨¦ficit de m¨¦dicos especialistas en el pa¨ªs: hay 1,5 por cada 1.000 habitantes, cifra inferior a la de 3,5 por cada 1.000 habitantes que recomienda la Organizaci¨®n Mundial de la Salud. Para 2020, en tiempos de pandemia, el Ministerio de Salud llevaba un registro de 126.270 m¨¦dicos en Colombia, de los que 94.892 (75,14%) eran generales y 31.387 (24,86%) especialistas. Pero una vez obtenido el t¨ªtulo de especialista, un m¨¦dico puede aspirar a ganar salarios superiores a los 18 millones de pesos (4.500 d¨®lares) mensuales, lo que equivale a casi 14 salarios m¨ªnimos. Para llegar a este punto debe haber transitado, como m¨ªnimo, nueve a?os en un modelo de educaci¨®n que ahora est¨¢ bajo escrutinio.
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