La mayor central de abastos de Colombia combate el hambre y los desperdicios
Cientos de comerciantes de Corabastos entregan las frutas y verduras que no comercializan al Banco de Alimentos de Bogot¨¢
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Entre las 30.000 toneladas de frutas, verduras y tub¨¦rculos que circulan al d¨ªa en Corabastos, al menos 12 son donadas para contrarrestar la perdida de alimentos, por una parte, y, por otra, el hambre de muchos habitantes de Bogot¨¢. Los desperdicios de esos mismos productos pasan por un proceso de compostaje para convertirse en abono de las tierras campesinas, y as¨ª recomenzar la cadena alimenticia.
Se estima que un tercio de todos los alimentos producidos en el mundo se pierden o se desperdician, mientras que 733 millones de personas padecen hambre y malnutrici¨®n, seg¨²n datos de la Agencia de Naciones Unidas para la Alimentaci¨®n (FAO). Aunque son problemas distintos, contrarrestar la perdida de alimentos aprovechables contribuye a mitigar el hambre. Es por eso que, en Colombia, en donde m¨¢s del 24% de la poblaci¨®n padece inseguridad alimentaria de nivel moderado a grave, muchos de los alimentos que tienen riesgo de perderse en plazas de mercado y grandes centrales de abastos, son redistribuidos entre quienes lo necesitan.
En Corabastos, la mayor central de alimentos de Colombia, que mueve un volumen de m¨¢s de 30.000 toneladas de productos frescos al d¨ªa para alimentar a Bogot¨¢ y sus alrededores, cientos de los 5.600 comerciantes que trabajan all¨ª entregan las frutas y verduras que no comercializan al Banco de Alimentos de la ciudad, una organizaci¨®n que recoge unas 12 toneladas diarias de comida en la central. Desde hace nueve a?os, el banco tiene su propia bodega en Corabastos. As¨ª, bultos de papa, yuca, pl¨¢tano o canastillas de frutas y verduras se reparten entre las m¨¢s de mil fundaciones que apoya la entidad para ayudar a poblaciones vulnerables de la ciudad y los municipios aleda?os. En lo que va de a?o, el recaudo del banco alcanz¨® m¨¢s de 14.320.000 kilos de comida entregados y unos 36.114.400 platos en las mesas de los beneficiarios.
Desde que inici¨® el proyecto en Corabastos, Josefina Donato lidera el manejo de la bodega. Una docena de personas selecciona los v¨ªveres que est¨¢n en ¨®ptimas condiciones entre las donaciones para enviarlos con prontitud a las organizaciones apoyadas por el programa, que adem¨¢s representa alivios fiscales para que los comerciantes apoyen la labor. Ante la naturaleza perecedera de los productos, el proceso de revisi¨®n debe ser ¨¢gil. Los ayudantes observan y palpan los alimentos en segundo para almacenar las donaciones en canastillas que saldr¨¢n de la central hacia las instalaciones de los beneficiarios. Un cami¨®n del banco se desplaza con celeridad para hacer los recorridos todos los d¨ªas. ¡°Menos en los contenedores y m¨¢s en los comedores. Eso es lo queremos¡±, se?ala la l¨ªder del equipo, quien ha recorrido las m¨¢s de 50 bodegas de Corabastos animando a los vendedores a apoyar la causa.
¡°Un porcentaje de los alimentos frescos de los comerciantes pueden perderse ya sea por color, textura, forma o estado de maduraci¨®n¡±, explica Donato. Por eso, desde su puesto de venta de pl¨¢tanos, trabajadores como Bertha Rodr¨ªguez, gestionan el excedente de su producto entre donaciones al Banco de Alimentos y ayudas directas para la gente que recorre los pasillos de Corabastos en busca de apoyo. ¡°Preferimos que la comida no se pierda y que la aprovechen los que la necesitan¡±, apunta la mujer de 50 a?os, que lleva m¨¢s de la mitad de su vida comerciando v¨ªveres.
Frutas y vegetales son los alimentos que m¨¢s se pierden y desperdician en Colombia (62%), seguidas de ra¨ªces y tub¨¦rculos (25%), de acuerdo a la FAO. La organizaci¨®n aclara que las p¨¦rdidas y el desperdicio no son lo mismo. Las primeras se presentan desde la fase de cosecha hasta que el alimento llega al comercio minorista, y el desperdicio se da desde la venta al por menor hasta el consumo.
Para responder a las p¨¦rdidas, donar solo es una peque?a parte de las posibles soluciones. Daniela Idarraga, consultora de FAO Colombia, sostiene que el problema se debe atender desde la ra¨ªz. ¡°Es necesario prevenir las perdidas antes de redistribuir¡±, apunta Idarraga. Para ella, se deben mejorar los procesos en el campo y las din¨¢micas de comercializaci¨®n para que la p¨¦rdida del 34% de alimentos frescos producidos en Colombia pueda reducirse. ¡°Hay que tecnificar el campo. Los alimentos tienen que entrar a un canal de comercializaci¨®n estable, para que los medios de vida de los productores mejoren¡± recalca la experta.
Mauricio Cerde?o, subgerente comercial y de negocios de Corabastos, se?ala que la central es un punto de apoyo para el campo. ¡°Esto es Colombia en peque?o. Un espacio de encuentro entre productores y comerciantes¡±, indica. Organismos como la FAO reconocen a las plazas de mercado y centrales de abastos como ¡°una despensa de alimentaci¨®n saludable y tradicional, pero tambi¨¦n como lugares de encuentro y preservaci¨®n del patrimonio gastron¨®mico y artesanal¡±, por eso contribuyen a los procesos de centrales como Corabastos, la principal contribuyente al Banco de Alimentos de Bogot¨¢.
Desde el a?o pasado, algunos procesos de la central tambi¨¦n se han tecnificado para contrarrestar los desperdicios. ¡°El 85% de los residuos pasa por un proceso de compostaje¡±, explica Cerde?a, desde un centro de clasificaci¨®n de residuos que funciona desde finales del a?o pasado. Un grupo de seis trabajadores selecciona entre pilas de basura los desechos que no corresponden a frutas y verduras.
Materiales como pl¨¢sticos y cartones se reciclan, mientras que los residuos org¨¢nicos se convierten en compost, que ser¨¢ vendido a los campesinos por unos 12.000 pesos el bulto (unos 3 d¨®lares). Es as¨ª como se pretende abonar de nuevo la tierra para recomenzar con la cadena de suministro.
El proceso de selecci¨®n de basura se realiza durante las 24 horas en Corabastos con ayuda de trabajadores como Jonathan Gamboa. El joven de 26 a?os, que no deja de mover sus manos entre el r¨ªo de alimentos en descomposici¨®n, aclara que su trabajo le ha servido para sensibilizarse y aprender sobre la correcta gesti¨®n de desechos. ¡°En mi casa intentamos que la comida no se desperdicie, y ya separamos en distintas canecas la basura, para que lo que es reciclable s¨ª se pueda volver a usar despu¨¦s¡±, afirma.
Personas como ¨¦l manipulan toneladas de comida en descomposici¨®n, mientras que comerciantes como Rodr¨ªguez o Joaqu¨ªn Bejarano evitan las p¨¦rdidas con la soluci¨®n inmediata de redistribuir los alimentos. Las donaciones representan un alivio vital para quienes no tienen qu¨¦ comer, y la disminuci¨®n de la p¨¦rdida y desperdicio de alimentos ¡ªque representa entre el 8% y el 10% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero¡ª es un alivio para el planeta.
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