Suicidio colectivo

Digamos que todo est¨¢ bien. Pongamos la mente en blanco e imaginemos que en el mundo no estamos ad-portas de una guerra global, que en Colombia no estamos invadidos por una narcodelincuencia que nos amilana, que todo es casi perfecto. Casi. Porque ah¨ª est¨¢ el calentamiento global.

Y es que se nos est¨¢ yendo la vida (por no decir el Planeta) mientras pasan tantas y tantas cosas que nos hacen vivir encandilados y casi que ciegos ante la que ser¨¢ la abrumadora realidad en menos tiempo del que esperamos. El asunto es sencillo: no fuimos capaces de contener la emergencia y esta ahora ya viene por nosotros. Y viene m¨¢s r¨¢pido de lo que imaginamos porque no solo no fuimos capaces de contenernos, sino que, al contrario, nos exacerbamos en todos los aspectos.

Me refiero al informe de Naciones Unidas que pas¨® de agache la semana pasada a pesar de su dram¨¢tico anuncio. Porque no hay otra forma de llamar eso que ah¨ª se esboza: no fuimos capaces de cumplir las metas para el 2024 de reducci¨®n de emisiones de carbono y, por ende, vamos a una velocidad inusitada hacia el catastr¨®fico aumento de temperatura del planeta de 3,1 grados hacia final de siglo, el escenario menos optimista de aquellas proyecciones sobre el cambio clim¨¢tico. De hecho, hemos batido nuestro propio r¨¦cord y en comparaci¨®n con el a?o anterior, logramos incrementar nuestro nivel de emisiones de efecto invernadero 1,3%.

Ha de ser que nos tomamos muy en serio aquel epicure¨ªsmo del ¡°hay que vivir el d¨ªa¡± y esas frases de autoayuda (y caj¨®n) como ¡°el ma?ana es hoy¡± porque no de otra forma se puede explicar que por ning¨²n lado se hayan logrado las reducciones tan urgidas para poder contener la tragedia. ?Aunque qu¨¦ se puede esperar de un mundo que s¨®lo cree en el ¡°crecimiento¡± como v¨ªa para avanzar?

Soy pesimista. Vamos camino hacia un largo y penoso devenir. De hecho, en parte ya lo estamos viviendo en Bogot¨¢ donde la escasez de agua se ha convertido en noticia diaria y la verdad es que dicha situaci¨®n podr¨¢ superarse, pero volver¨¢ y volver¨¢ porque lo innegable es que los p¨¢ramos van a desaparecer. Por lo tanto, las famosas reservas de agua de los bogotanos son hoy m¨¢s una ilusi¨®n que otra cosa.

Soy pesimista. Vamos camino hacia el abismo. Mientras Estados Unidos se debate entre Trump y Harris, uno de los hombres m¨¢s ricos del mundo se frota las manos pensando en sus negocios del ma?ana y lo lucrativo que ser¨¢ evacuar (?hacia d¨®nde?) el planeta en sus naves espaciales.

Soy pesimista. Vamos camino al abismo. Alemania ya se dio cuenta que su mayor industria, la automotriz, va en ca¨ªda por los autos el¨¦ctricos chinos. ?Qu¨¦ responder? ?C¨®mo recuperar el dinero que no volver¨¢? ?Ser¨¢ mejor ser menos estrictos con aquello de la fecha l¨ªmite para cambiar todo el parque automotor hacia motores el¨¦ctricos y darle mayor tiempo de vida a los motores a gasolina o di¨¦sel?

Soy pesimista. El Gobierno de Colombia, que dice ser el de la transici¨®n energ¨¦tica, no logra viabilizar los campos de energ¨ªa e¨®lica. El suicidio es colectivo.