Un llamado a la acci¨®n contra la miner¨ªa ilegal que amenaza la Amazon¨ªa
La expansi¨®n de la miner¨ªa ilegal es la representaci¨®n perfecta de la inoperancia del Estado, en sus tres niveles de gobierno y de sus tres poderes p¨²blicos, sin duda uno m¨¢s protag¨®nico que otro
Escribo esta breve columna desde la ciudad de Cali (Colombia), que alberga la Conferencia de las Partes de la Biodiversidad (COP16) un espacio mundial para establecer agendas, compromisos y marcos de acci¨®n para conservar la diversidad biol¨®gica y darle un uso sostenible. Biodiversidad que encuentra sus principales amenazas en las actividades extractivas ilegales, cuya proliferaci¨®n viene ocasionando p¨¦rdidas hist¨®ricas de los bosques de nuestra Amazon¨ªa, contaminando los r¨ªos y a las personas por el uso del mercurio en la miner¨ªa ilegal, desestabilizando ecosistemas por la tala raza ejecutada por colonias religiosas y acrecentando la inseguridad en zonas que protegen enorme riqueza ecosist¨¦mica y cultural. La criminalidad en la Amazon¨ªa ha elaborado una f¨®rmula que le ha permitido cooptar instituciones p¨²blicas, conformar entornos de delitos convergentes e imponer un modelo de gobernanza paralelo al propio Estado.
Una de las actividades ilegales m¨¢s lesivas actualmente es la miner¨ªa ilegal de oro. Su avance no tiene l¨ªmites, opera en todos los pa¨ªses de la regi¨®n andino amaz¨®nica con una fuerte presencia en zonas de frontera donde la situaci¨®n es incluso mucho m¨¢s grave por el abandono hist¨®rico de los gobiernos centrales y las gestiones subnacionales que han olvidado estos paisajes compartidos. La expansi¨®n de la miner¨ªa ilegal es la representaci¨®n perfecta de la inoperancia del Estado, en sus tres niveles de gobierno y de sus tres poderes p¨²blicos, sin duda uno m¨¢s protag¨®nico que otro.
En Per¨², el Congreso de la Rep¨²blica viene impulsando propuestas legislativas para ampliar el proceso de formalizaci¨®n minera hasta el a?o 2027 y en algunos casos indefinidamente, lo que supondr¨ªa llegar a cerca 25 a?os de ese proceso, si tomamos en cuenta la primera ley del a?o 2002. La formalizaci¨®n es una pol¨ªtica comprobadamente fracasada y que se ha convertido en un escudo de impunidad para que aquellos mineros que no cumplen con exigencias ambientales y sociales contin¨²en operando sin ning¨²n control.
Es el propio Congreso del Per¨² quien sistem¨¢ticamente contin¨²a debilitando la lucha contra la miner¨ªa ilegal. Entre el 2023 y 2024 se han impulsado diversos proyectos de ley que buscan ampliar la formalizaci¨®n minera, iniciativas legislativas sin sustento t¨¦cnico ni jur¨ªdico que las soporten, incluso con opiniones contrarias del Ministerio de Energ¨ªa y Minas, ente nacional responsable de la pol¨ªtica de formalizaci¨®n minera. Por un lado, los funcionarios de las agencias de aplicaci¨®n de la ley arriesgan sus vidas para combatir a los ilegales y recuperar territorios controlados por las organizaciones criminales; por otro, desde la capital el poder legislativo camina en una direcci¨®n contraria, dinamitando al propio Estado. Es una suerte de Estado contra Estado.
Entonces, ?est¨¢ todo perdido? No.
Nuestro continente se compone de pa¨ªses semejantes y unidos por un lazo que es la riqueza de la biodiversidad. Eso deber¨ªa ser suficiente para consolidar alianzas m¨¢s s¨®lidas, que se traduzcan en planes de trabajo transfronterizos que involucren mejoras en las capacidades institucionales y, m¨ªnimamente, construir sistemas regionales de interoperabilidad de informaci¨®n y protocolos de intervenci¨®n conjunta.
Es necesario aplicar estrategias integrales que ataquen las causas estructurales que habilitan las actividades ilegales, mitigar sus impactos ambientales a trav¨¦s de estrategias de remediaci¨®n y restauraci¨®n que involucren a las comunidades locales e integren saberes ancestrales, sancionar a quienes se vinculan directa e indirectamente con la actividad ilegal. Se requiere fortalecer la articulaci¨®n entre los diferentes operadores de justicia para atacar la convergencia de delitos e impulsar un cambio cultural en los sistemas judiciales para relevar la importancia de las sanciones efectivas en materia ambiental.
Es urgente que los Estados se comprometan a cumplir con los compromisos internacionales sobre medio ambiente y derechos humanos y a impulsar iniciativas en ese mismo sentido. Un avance en esa l¨ªnea ha sido la declaraci¨®n para un acuerdo internacional que atienda la cadena de trazabilidad de minerales cr¨ªticos presentada en el marco de esta COP16. Es importante para Sudam¨¦rica que haya sido Colombia quien lidere esta iniciativa, que deber¨ªa ser respaldada por los dem¨¢s pa¨ªses de esa regi¨®n, entre ellos el Per¨², que es el segundo productor de cobre en el mundo despu¨¦s de Chile.
El rol de la sociedad civil es cada m¨¢s vez m¨¢s relevante, en varios pa¨ªses sus miembros son quienes comprenden de mejor manera los problemas asociados a la criminalidad ambiental debido a su trabajo en territorios muchas veces desatendidos por los Estados. Continuar con la generaci¨®n de informaci¨®n para ponerla a disposici¨®n de quienes toman decisiones sigue siendo un ejercicio central y debe continuar. Esta coyuntura exige generar coaliciones para incidir en diferentes niveles y agendas m¨¢s all¨¢ de lo ambiental, y elaborar recomendaciones respaldadas desde la experiencia y trabajo de las organizaciones.
Una acci¨®n colectiva relevante y que muestra un ejemplo de articulaci¨®n efectiva es el documento de pol¨ªtica con siete recomendaciones para combatir la miner¨ªa ilegal en la Amazon¨ªa elaborado por organizaciones de Per¨², Colombia, Brasil y Estados Unidos.
En los ¨²ltimos a?os hemos conocido de homicidios a dirigentes de organizaciones locales, ind¨ªgenas y campesinas. Son ellos quienes ponen en riesgo su integridad para hacerle frente a la criminalidad; son la primera l¨ªnea de defensa de nuestra biodiversidad y tambi¨¦n son los primeros afectados. En Sudam¨¦rica se han creado mecanismos para su protecci¨®n, pero no son suficientes, cada d¨ªa que pasa son m¨¢s los amenazados y asesinados. Es necesario repensar la manera de brindarles una respuesta m¨¢s r¨¢pida y efectiva, construida desde sus propias necesidades.
Los defensores y defensoras ambientales realizan una labor fundamental para cuidar la casa com¨²n, porque si bien la cercan¨ªa a los recursos naturales forma parte directa de su entorno, dichos recursos son patrimonio de las naciones. Es decir, al cuidar ellos la naturaleza, nos cuidan a todos y aseguran que las generaciones futuras puedan continuar disfrutando de los beneficios que implica contar con un entorno ambientalmente saludable.
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