Negacionismo, irrespeto y ¡®show¡¯
Miguel Polo Polo nos mostr¨® que la deshumanizaci¨®n no conoce l¨ªmites. Con su pieza de redes sociales confirm¨® que para algunos l¨ªderes pol¨ªticos no hay reglas, no hay ¨¦tica; hay estrategias de mercadeo
Hay l¨ªmites que no est¨¢n en c¨®digos ni en leyes. Que tienen que ver con la ¨¦tica y una m¨ªnima decencia. Se cruzan estos l¨ªmites cuando se pierde la noci¨®n de respeto por los dem¨¢s seres humanos. El representante a la C¨¢mara Miguel Polo Polo tir¨® a la basura las botas de caucho intervenidas art¨ªsticamente como un s¨ªmbolo de memoria en homenaje a las v¨ªctimas de falsos positivos. Al hacerlo pas¨® esa l¨ªnea que no tiene retorno. No hay manera de justificar la agresi¨®n contra una madre en duelo. Un acto negacionista y un mensaje de odio convertidos en show para las redes sociales.
Algunos pueden considerar que es asunto menor en un pa¨ªs que desde hace mucho tiempo ha pasado ya todos los l¨ªmites: aqu¨ª asesinaron j¨®venes en estado de indefensi¨®n para mostrarlos como bajas en combate, aqu¨ª han descuartizado y desaparecido a miles, han arrasado pueblos, han desplazado familias, han ultrajado a ni?os y mujeres de mil maneras. En este pa¨ªs en guerra lanzaron un tatuco contra una iglesia llena de civiles que se refugiaban de un fuego cruzado y se tomaron un palacio de justicia en un acto que termin¨® en masacre. Aqu¨ª matan l¨ªderes sociales todas las semanas, los grupos ilegales atacan civiles con impunidad y se pone precio a la cabeza de soldados y polic¨ªas en ese llamado ¡°plan pistola¡± que aparece de tanto en tanto. El secuestro ha robado la dignidad humana de cientos de personas y se reclutan menores de edad para la guerra. Parec¨ªa que no quedaba nada m¨¢s en ese infierno de la violencia. Sin embargo, el congresista Polo Polo logr¨® ir m¨¢s all¨¢.
El l¨ªder pol¨ªtico lleg¨® a ultrajar la memoria de las v¨ªctimas, agredir a madres en duelo, negar la existencia misma de sus hijos y hacerlo todo con el fin de convertir el acto en una pieza para redes sociales con la que buscaba lo que logr¨®: visibilidad, clics, notoriedad, aplausos. Porque hay quienes aplauden lo que hizo. No es el ¨²nico que cay¨® en ese hueco sin fondo de la p¨¦rdida de humanidad. Ese estilo de ¡°todo vale¡± vende mucho. Debe estar celebrando el representante por haber sido tendencia por tantos d¨ªas. Debe sentirse ganador, influencer, arrollador, con el ego inflado. Debi¨® sumar muchos seguidores.
El negacionismo sobre graves delitos de lesa humanidad ha sido recurrente en la historia. Borrar huellas de atrocidades, querer ocultarlas, ha sido una herramienta muy usada. Todav¨ªa hoy existen personas y grupos que niegan el Holocausto con todo lo que eso significa de agresi¨®n para el pueblo jud¨ªo que lo padeci¨®. Todav¨ªa hoy en Colombia se niega la existencia de un conflicto armado que lleva m¨¢s de sesenta a?os poniendo muertos. Hoy vivimos en directo un genocidio en Gaza que se niega a pesar de todas las evidencias.
Negar los falsos positivos frente a las madres de carne y hueso que reclaman justicia para el asesinato de sus hijos que son reales es un intento por borrar un pedazo de nuestra historia. Se puede discutir sobre la cifra y pedir precisi¨®n y rigor a quienes investigan. Hacerlo es parte del control normal en los debates pol¨ªticos. Lo que no se puede es negar lo ocurrido frente a las pruebas hist¨®ricas, incluidas las confesiones de varios miembros del Ej¨¦rcito, los testimonios de familias y los cuerpos enterrados. Tampoco se puede pisotear el dolor de madres en duelo.
Los s¨ªmbolos de la memoria existen en el mundo como un recurso para no olvidar, para honrar a las v¨ªctimas y tener presente aquello que no puede volver a pasar. Sin importar las diferencias culturales o pol¨ªticas, cuando estamos ante un s¨ªmbolo de la memoria en cualquier pa¨ªs, las personas guardamos silencio y mostramos respeto.
El dolor de una madre que perdi¨® a su hijo es el mismo sin importar si ese hijo era polic¨ªa, militar, civil, combatiente o secuestrado. Cre¨ªa hasta ahora que hab¨ªa algo as¨ª como un acuerdo t¨¢cito para respetar ese duelo, para inclinarnos solidariamente ante las mujeres que, como madres o viudas, siempre han llevado la peor parte de las consecuencias del conflicto. El representante nos mostr¨® que la deshumanizaci¨®n no conoce l¨ªmites. Con su pieza de redes sociales confirm¨® lo que intu¨ªamos desde hace tiempo: para algunos l¨ªderes pol¨ªticos no hay reglas, no hay normas, no hay ¨¦tica; hay estrategias de mercadeo.
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