Bojay¨¢, un duelo colectivo 17 a?os despu¨¦s de la masacre
En 2002, un centenar de personas murieron buscando refugio en la iglesia de la localidad colombiana. Casi dos d¨¦cadas despu¨¦s los cuerpos ser¨¢n sepultados

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Bojay¨¢, en el departamento de Choc¨® del Pac¨ªfico colombiano, ha sido el epicentro de escenas in¨¦ditas en Colombia. En 2002, un centenar de personas, entre ellas varios ni?os, murieron buscando refugio en la iglesia de la localidad. El templo fue alcanzado por un proyectil que lanz¨® la extinta guerrilla de las FARC. Esta es una de las peores masacres que quedan en el recuerdo del pa¨ªs. Muchos a?os despu¨¦s, en 2017, exguerrilleros que participaron en el proceso de paz les ofrecieron perd¨®n p¨²blicamente. Y ahora, 17 a?os m¨¢s tarde, los cuerpos ser¨¢n al fin sepultados en un enorme funeral colectivo.
El sepelio comenz¨® el lunes pasado cuando los restos fueron trasladados desde Medell¨ªn en helic¨®pteros de la Misi¨®n de Verificaci¨®n de Naciones Unidas en Colombia hasta esta poblaci¨®n ubicada a orillas del r¨ªo Atrato. Y se extender¨¢ hasta el pr¨®ximo lunes cuando se produzca el entierro final de las v¨ªctimas. Los peque?os ata¨²des blancos y caf¨¦ de los ¡°m¨¢rtires inocentes¡± como se les llama, fueron trasladados en lanchas, en medio de alabaos ¡ªcantos de lamento de las mujeres afrodescendientes¡ª para ser entregados a sus familiares.
Han tardado dos a?os los an¨¢lisis de los forenses de la Fiscal¨ªa y Medicina Legal que han permitido identificar los cuerpos y entreg¨¢rselos a sus seres queridos. ¡°En la masacre perdimos a muchos de nuestros familiares y no pudimos enterrarlos. Eso ha tenido grandes consecuencias en el devenir de nuestra historia¡±, dice Leyner Palacios, vecino de Bojay¨¢, que perdi¨® a 32 familiares. Hoy, Palacios integra la Comisi¨®n Inter¨¦tnica de la Verdad del Pac¨ªfico, que quiere mostrar c¨®mo, adem¨¢s de los vejaciones que sufri¨® la poblaci¨®n, la matanza dej¨® cicatrices imborrables en esta localidad, formada en su mayor¨ªa por poblaci¨®n afrodescendiente e ind¨ªgena.
La de Bojay¨¢ es la historia de un duelo suspendido. El 2 de mayo, cuando ocurri¨® la masacre, las v¨ªctimas quedaron mutiladas y en medio del conflicto entre las FARC y grupos paramilitares, los heridos tuvieron que reanudar sus vidas y los familiares de los fallecidos sepultarlos en fosas comunes.?Luego huyeron aterrados. El pueblo qued¨® destruido y tiempo despu¨¦s fueron trasladados a otro que estuvo en construcci¨®n tantos a?os que fue conocido como Sever¨¢.
Hoy Sever¨¢ se llama Nueva Bellavista y es un poblaci¨®n de casas de cemento, muy diferentes a las de madera que caracterizan las poblaciones afrodescendientes. Est¨¢ alejada del r¨ªo, que para ellos significa la vida y al llegar a ella con una lancha, lo primero que se ve es un homenaje a los muertos. M¨¢s adentro, en el auditorio principal del pueblo, se encuentran los 101 cofres que acaban de llegar cubiertos por flores blancas y velas.
Los ata¨²des est¨¢n ubicados en el escenario del auditorio, organizados cuidadosamente, cada uno con el nombre y la foto de la v¨ªctima. Junto al Cristo mutilado de la iglesia de Bojay¨¢, una figura que es s¨ªmbolo de la masacre, reposan los restos de los fallecidos. Pablo busca a los suyos. No hay nadie en Bojay¨¢ que no haya perdido a un familiar, a un amigo o, como es su caso, a un ¡°hermano de crianza¡±. Camina entre los cofres y les toma fotos. Entre las sillas, una mujer llora en silencio a alguna de las v¨ªctimas.
Esta semana hay m¨¢s funcionarios y organismos internacionales de los habituales. El r¨ªo Atrato sigue siendo una zona en disputa por grupos armados, ahora disidencias de la extinta guerrilla y de grupos paramilitares. Los problemas, cuenta un l¨ªder, siguen siendo los de hace 17 a?os. No hay energ¨ªa el¨¦ctrica estable y en las zonas rurales se sienten las amenazas de la guerra.
Mientras unos velan a los suyos en el auditorio, otros se re¨²nen con forenses que les explican detalles t¨¦cnicos del estado de sus familiares, los ni?os juegan f¨²tbol en medio de la lluvia y la energ¨ªa el¨¦ctrica se va a ratos, como siempre. Sin embargo, aunque todo parezca normal, en Bojay¨¢ por estos d¨ªas todos reviven aquel 2 de mayo aunque esperan que el lunes, al sepultar a las v¨ªctimas con sus rituales, puedan cerrar una etapa, ponerles una flor, tener un lugar para visitarlos y hacer realmente su duelo.
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