Cali se luci¨®, la COP16 le qued¨® debiendo al planeta
Mientras la gente hace su trabajo, y los emprendedores de distintos territorios trabajan en proyectos sostenibles, los l¨ªderes del mundo parecen rezagados. Grandes objetivos quedaron pendientes
En Cali qued¨® un buen sabor de boca despu¨¦s de las sesiones de la COP16 sobre biodiversidad. La ciudad se luci¨®, se dio a conocer en el mundo, recibi¨® a miles de visitantes que movieron la econom¨ªa y el evento que se abri¨® a la gente por primera vez en la llamada Zona Verde acogi¨® a miles de personas. En la Zona Azul, en donde se reun¨ªan las delegaciones oficiales, hubo menos celebraci¨®n. Se alcanzaron algunos objetivos importantes, pero quedaron pendientes otros muy grandes como el Fondo dedicado al Convenio de Diversidad Biol¨®gica que no se pudo concretar.
En lo que tiene que ver con Cali y con Colombia, cabe destacar el trabajo de distintos sectores, tanto p¨²blicos como privados, locales y nacionales, en la b¨²squeda de un objetivo com¨²n. Este pa¨ªs llevaba mucho tiempo sin tener causas unificadoras y, a pesar de algunas voces cr¨ªticas que siempre son importantes en una democracia, la COP16 se convirti¨® en un evento de regi¨®n y de pa¨ªs de cara al planeta. La ocupaci¨®n hotelera al cien por ciento, los negocios de gastronom¨ªa y turismo trabajando a toda su capacidad, el complejo trabajo log¨ªstico, la respuesta de la gente, son evidencia de la capacidad de la regi¨®n y del pa¨ªs. Es evidente que es mejor cuando los Gobiernos nacional y locales trabajan de la mano.
Adem¨¢s de los beneficios para la regi¨®n, la presencia de peque?os emprendedores de distintos territorios, muchos de ellos vulnerables, que encontraron una vitrina para sus proyectos sostenibles, le dio tambi¨¦n sentido al encuentro. Conoc¨ª el caso de uno que viaj¨® desde Nari?o: vendi¨® en dos d¨ªas todo lo que llevaba para el evento y recibi¨® pedidos por encima de sus capacidades de producci¨®n. Ya est¨¢ pensando en ampliar el trabajo, buscar inversi¨®n y, si encuentra apoyo, seguramente podr¨¢ generar empleos en su entorno.
La gente hace su trabajo; los l¨ªderes del mundo, una vez m¨¢s, rezagados. Hablo en particular de los delegados de los pa¨ªses desarrollados que participaron y quedaron en deuda. Los pasos que se dan no van al ritmo del desastre ecol¨®gico que vivimos. Se sinti¨® la tensi¨®n entre los pa¨ªses ricos que son m¨¢s contaminantes y los menos desarrollados que viven con mayor rigor las consecuencias de la p¨¦rdida de especies. No todo es cuesti¨®n de plata, pero en este encuentro era clave aterrizar las metas de financiaci¨®n que se trazaron para cumplir el Marco Global de Biodiversidad de Kunming-Montreal firmado hace dos a?os por los pa¨ªses que se encontraron en Cali. Tambi¨¦n era necesario tener los planes concretos de acci¨®n que finalmente no presentaron todos los pa¨ªses.
En los avances se destaca lo que lograron comunidades ind¨ªgenas y locales para ser tenidas en cuenta por la Convenci¨®n de Diversidad Biol¨®gica de manera permanente y el reconocimiento a las comunidades afrodescendientes como guardianas de la biodiversidad. Importante tambi¨¦n la creaci¨®n del ¡°Fondo Cali¡± para distribuir de manera m¨¢s equitativa los beneficios de la informaci¨®n gen¨¦tica de la biodiversidad. Sin embargo, el logro mayor es que se mantenga un escenario multilateral de discusi¨®n y b¨²squeda de acuerdos en un mundo cada vez m¨¢s atravesado por nacionalismos que no sirven para enfrentar los retos globales.
La p¨¦rdida de biodiversidad afecta a todo el planeta y se debe enfrentar de manera global con compromisos locales. Los organismos multilaterales que han mostrado enormes deficiencias para enfrentar grandes conflictos de hoy, persisten en la tarea de buscar consensos para proteger el planeta. Eso hay que valorarlo en toda su dimensi¨®n a pesar de la lentitud en la toma de decisiones.
Caminar por las calles de Cali durante los d¨ªas de la COP16 era un ir y venir entre la desaz¨®n y la esperanza. Se ve¨ªan por todas partes cientos de proyectos que buscaban desde lo micro y lo macro frenar el deterioro del planeta. Las muestras culturales convirtieron este encuentro mundial en una fiesta masiva de sonidos y colores. No obstante, era inevitable ver a cada paso los signos de la p¨¦rdida de biodiversidad: saltaban las alertas en videos, folletos, fotograf¨ªas, performances. La ecoansiedad que comienza a sentirse asociada a esa percepci¨®n de no futuro por el deterioro ambiental estuvo presente en la COP16, en donde por fortuna se conocieron tambi¨¦n los esfuerzos de profesionales que comienzan a conectar la salud mental con el medio ambiente para ayudar a enfrentar desde esa perspectiva esta realidad.
En la Zona Verde fue evidente el compromiso y el empuje de las comunidades que viven en el d¨ªa a d¨ªa las consecuencias de la p¨¦rdida de biodiversidad y el deterioro clim¨¢tico. En la Guajira, en el Pac¨ªfico, en la selva Amaz¨®nica, en cuesti¨®n de pocos a?os, menos de una generaci¨®n, se ha visto la p¨¦rdida de especies, bosques, manglares, r¨ªos, playas. Nadie les ha contado, lo viven, lo padecen. Por eso era tan importante escuchar a las personas que viven en esos territorios. Los l¨ªderes del mundo no responden a las necesidades como se requiere, pero hay que tener esperanza.
A pesar de que la COP16 qued¨® en deuda, la gente s¨ª cumpli¨® y Cali brill¨®. Me quedo con las palabras de Michel Sinisterra Ross, una joven de Tumaco que estuvo en Cali y mand¨® un mensaje a los l¨ªderes del mundo que deben tomar decisiones para frenar la p¨¦rdida de biodiversidad: ¡°Quiero decirles que los estamos viendo. Que somos muchos y muchas trabajando para mostrarle al mundo lo que de verdad est¨¢ pasando. No crean que ustedes van a hacer lo que quieran. Sepan desde ya que en este momento muchos j¨®venes y muchas comunidades tenemos los ojos bien abiertos. No estamos dormidos. Lo que vieron en la Zona Verde est¨¢ sucediendo en todo el mundo¡±.
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