La trampa de la desigualdad en Colombia eclipsa la disminuci¨®n de la pobreza
Seg¨²n un informe publicado esta semana por el Banco Mundial, Colombia es el tercer pa¨ªs m¨¢s desigual del mundo, solo superado por Sud¨¢frica y Namibia
La honda brecha econ¨®mica tiene en peligro los avances sociales de las ¨²ltimas d¨¦cadas en Colombia. Mucho antes de la crisis sanitaria por el coronavirus, los estudiosos ya ten¨ªan el diagn¨®stico en la mano. El progreso del pa¨ªs, espoleado por el bum de la renta petrolera de principios de siglo, dej¨® una tarea inconclusa: coser la inequidad entre los ciudadanos. Un riesgo, o una trampa, para los dirigentes convencidos de la suficiencia con que el Estado hab¨ªa sacado desde hace d¨¦cadas a millones de colombianos de la pobreza.
Las mayores tajadas del pastel del progreso y el bienestar le han correspondido de forma abismalmente desigual a unos pocos colombianos. Diversos informes lo certifican a?o tras a?o. Es el pa¨ªs con las brechas m¨¢s profundas en la distribuci¨®n de la renta entre ricos y pobres en Latinoam¨¦rica, seguido por Brasil y Belice. Y a nivel global, seg¨²n un informe publicado esta semana por el Banco Mundial, solo lo superan Sud¨¢frica y Namibia. M¨¢s datos sobre el reparto en ingresos: el coeficiente Gini del pa¨ªs, que mide la inequidad entre 0 y 100, se?ala que el puntaje de Colombia es de 54,8 (cero representa la igualdad perfecta, mientras 100 la m¨¢xima desigualdad).
La situaci¨®n, sobre el papel, forma parte de todas las declaraciones de intenciones y preocupaciones pol¨ªticas. De los esl¨®ganes de campa?a y programas electorales. Pero la aguja, y los datos emp¨ªricos lo demuestran, apenas se ha movido en d¨¦cadas. En el apartado de propiedad de la tierra, si queda alguna duda, el pa¨ªs tiene un coeficiente de 0,89, seg¨²n datos de 2023 del Instituto Geogr¨¢fico Agust¨ªn Codazzi (esta vez la medici¨®n va de 0 a 1). Es decir, se trata de un pa¨ªs con una acumulaci¨®n casi total en mano de muy pocos ciudadanos.
Andr¨¦s ?lvarez, acad¨¦mico de la facultad de Econom¨ªa de la Universidad de los Andes, recuerda que los niveles de pobreza en el siglo pasado bordearon el 45% o 50%. Desde entonces la tasa se ha logrado reducir al 33% actual. Una realidad que no solo es atribuible a la etapa de buen comportamiento de las materias primas, sino adem¨¢s a diversas pol¨ªticas de Estado: ¡°En sus mecanismos de redistribuci¨®n y apoyo al ingreso de los hogares. Entre otras, las transferencias condicionadas como Familias en Acci¨®n, J¨®venes en Acci¨®n o Adulto Mayor¡±, apostilla ?lvarez.
El per¨ªodo de bonanza m¨¢s reciente, con todo y los est¨ªmulos para activar el oxidado ascensor social, no nivel¨® el panorama. ¡°El crecimiento no ha sido ¡®redistribuidor¡¯, por el contrario, se ha dado en un contexto de segmentaci¨®n importante de los mercados laborales¡±, incide el economista. Su argumento combina asuntos estructurales como la fragmentaci¨®n geogr¨¢fica del pa¨ªs, o la segregaci¨®n del sistema escolar y universitario. Barreras tangibles que el documento del Banco Mundial titulado Trayectorias: prosperidad y reducci¨®n de la pobreza en el territorio colombiano refrenda: ¡°En Colombia, m¨¢s del 44% de la desigualdad en los ingresos laborales est¨¢ determinada por circunstancias al nacer¡±, se lee en la investigaci¨®n.
?lvarez ampl¨ªa el an¨¢lisis y a?ade que la exposici¨®n del pa¨ªs al comercio internacional, a partir de los 90, agudiz¨® la concentraci¨®n de la riqueza. Los ganadores de la apertura, en su opini¨®n, fueron un pu?ado de sectores que compaginaron altos niveles de productividad con acumulaci¨®n de capital. Una paradoja evidente. La receta que ha arrancado a miles de colombianos del agujero negro de la pobreza no ha logrado dome?ar la inequidad. El escenario se replica en otros pa¨ªses del mundo desarrollado. All¨ª, el estancamiento en los ingresos de la clase media ha dejado, entre otras, una generaci¨®n de j¨®venes cuya calidad de vida ha empeorado frente a la de sus padres.
Uno de los nudos gordianos, en el caso colombiano, pasa por las fisuras de un mercado laboral con serias falencias en t¨¦rminos de precariedad, formalidad y producci¨®n. El retrato, al acercar la lupa, es cada vez m¨¢s complejo: ¡°No es lo mismo ser una mujer negra nacida en Quibd¨®, a una mujer blanca nacida en Bogot¨¢¡±, ejemplifica la directora de la oficina de la Comisi¨®n Econ¨®mica para Am¨¦rica Latina y el Caribe (CEPAL) en Bogot¨¢, ?ngela Penagos. ¡°El punto de partida es distinto. Se trata de una realidad sist¨¦mica. Pero lo que no es deseable es que las diferencias sean tan abismales¡±.
La correlaci¨®n entre desigualdad en Colombia se agudiza con las diferencias de zonas rurales y urbanas. Y es que, de acuerdo con un estudio de Harvard, el pa¨ªs tiene la tercera geograf¨ªa m¨¢s compleja del mundo, detr¨¢s de Afganist¨¢n y la Rep¨²blica del Congo. La economista Olga Luc¨ªa Acosta, miembro de la Junta Directiva del Banco de la Rep¨²blica, concede que las pol¨ªticas macroecon¨®micas a nivel regional han surtido resultados contradictorios: ¡°Yo no quiero ser fatalista. Pero quiz¨¢s nos ha faltado m¨¢s consistencia o afinar m¨¢s esfuerzos y recursos para avanzar en temas de movilidad social. Tenemos los instrumentos. Se requiere, fundamentalmente, buena educaci¨®n. Y en esto s¨ª debo reconocer que no hemos avanzado y hay un enorme desbalance entre la formaci¨®n privada y la p¨²blica. Y muchos estudios han demostrado que en los ¨²ltimos 30 a?os en vez de converger, la separaci¨®n de las regiones m¨¢s pr¨®speras con las m¨¢s atrasadas se ha acentuado¡±.
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