El realismo m¨¢gico sacude a Colombia mientras se hunde la reforma tributaria de Petro
No hay duda de que todo cuanto sucede en la agenda pol¨ªtica nacional ratifica que el universo macondiano es realidad palpable en un pa¨ªs que se resiste al cambio
Con el estreno mundial, el pasado mi¨¦rcoles, de la adaptaci¨®n de la obra cumbre de Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez, Cien a?os de soledad, como una serie en Netflix, Colombia ratifica que vive en modo macondiano. Especialmente en la arena pol¨ªtica, donde es bueno recordar la inolvidable sentencia de que los pueblos condenados a cien a?os de soledad no tienen una segunda oportunidad sobre la tierra. Habr¨ªa que agregar que tampoco la deber¨ªan tener los gobiernos incapaces, los partidos corruptos, los l¨ªderes autoritarios y populistas, ni los pueblos sumisos.
No hay duda de que todo cuando sucede en la agenda pol¨ªtica nacional ratifica que el universo macondiano es realidad palpable en un pa¨ªs que se resiste al cambio, vive en una guerra permanente que se recicla de manera indefinida y agudiza la crisis humanitaria, y las castas conciben la pol¨ªtica como una cloaca sin contrapesos donde es posible enriquecerse con total impunidad.
Un lugar donde a nombre de la paz se atacan los acuerdos logrados despu¨¦s de 60 a?os de confrontaci¨®n interna, millones de v¨ªctimas reclaman verdad, justicia y reparaci¨®n ante un Estado con los bolsillos vac¨ªos y las regiones incendiadas, y se propaga el odio y la desinformaci¨®n como un c¨¢ncer que hace met¨¢stasis cada cuatro a?os al momento de votar. Y, adem¨¢s, el enga?o, la corrupci¨®n y la traici¨®n son el sello del ¨¦xito personal de unos pocos que envilecen la democracia y promueven la demolici¨®n de las instituciones una vez elegidos.
Tambi¨¦n hay, por supuesto, los so?adores que, como Jos¨¦ Arcadio Buend¨ªa, buscan la piedra filosofal de la paz, la equidad, la justicia social y el fortalecimiento de la democracia, y son se?alados de locos que desaf¨ªan las leyes del ecosistema pol¨ªtico del culto al dinero y el individualismo.
Mientras Macondo toma forma en Netflix, en la pol¨ªtica colombiana ¨Dque parece un reality televisivo con amenazados, eliminados y conspiraciones de todo tipo¨D un balance de 2024 demuestra, como lo se?alan las encuestas, que la agenda pol¨ªtica sigue atada a la corrupci¨®n, el conflicto armado y el d¨¦ficit de las finanzas nacionales y regionales. Todo en medio de una profunda sequ¨ªa de optimismo ante los anuncios apocal¨ªpticos de recorte acelerado del apretado presupuesto nacional, golpeado por el fracaso en el Congreso de la llamada ley de financiamiento, que tiene celebrando a la oposici¨®n y radicalizado al presidente Petro, quien entiende que lo que le importa a sus adversarios es impedir la reelecci¨®n de la izquierda democr¨¢tica en 2026.
El hundimiento del mencionado proyecto opaca los logros en el Congreso del ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, quien hab¨ªa brillado al pasar en l¨ªnea varias de las importantes reformas gubernamentales, entre las que se destaca la del Sistema General de Participaciones (SGP), que significar¨¢ un enorme impulso a la descentralizaci¨®n y la autonom¨ªa regional, y est¨¢ supeditada a la presentaci¨®n de un proyecto de ley de competencias. No es claro a¨²n, sin embargo, el impacto de la crisis generada por el hundimiento del proyecto de ley de financiamiento en el ¨¢nimo descentralizador del Gobierno. Como dice el viejo refr¨¢n, el palo no est¨¢ para cucharas.
La naufragada iniciativa legislativa buscaba recursos por cerca de 12 billones de pesos para suplir el d¨¦ficit del Presupuesto General de la Naci¨®n, y significar¨ªa un respiro al Gobierno nacional, que ahora se ver¨¢ obligado, en pleno proceso electoral del 2026 a buscar m¨²ltiples fuentes de ox¨ªgeno pol¨ªtico y econ¨®mico y a tomar medidas radicales para cumplir sus compromisos con amplios sectores sociales, sin incumplir las responsabilidades internacionales, mientras agudiza la imaginaci¨®n para construir un relato cre¨ªble de cambio de la sociedad, que impida la frustraci¨®n del electorado y le permita so?ar con la reelecci¨®n de su proyecto pol¨ªtico.
El reci¨¦n nombrado ministro de Hacienda, Diego Guevara, necesita, en esa tarea, mucho m¨¢s que las salidas macondianas, la imaginaci¨®n de Garc¨ªa M¨¢rquez o la obsesi¨®n de Jos¨¦ Arcadio en su laboratorio de alquimia. La derecha estar¨¢ atenta a las salidas pragm¨¢ticas en lo econ¨®mico y cero errores pol¨ªticos; la izquierda exigir¨¢ no renunciar a las promesas sociales ni ceder a la presi¨®n de la derecha; y, en todo caso, el Gobierno deber¨¢ construir un relato transparente ante la opini¨®n p¨²blica, impidiendo el estallido social de la clase media que promueve la derecha, y contar con aliados en mercados internacionales en la era de Trump. La Canciller¨ªa ser¨¢ esencial en esa tarea.
En un pa¨ªs que ha vivido por m¨¢s de seis d¨¦cadas en guerra, muchas veces el ministro estrella ha sido el de Defensa. Juan Manuel Santos lo fue de ?lvaro Uribe y alcanz¨® la c¨²spide por los golpes militares contundentes a las FARC. Ahora, los hechos demuestran que los reflectores estar¨¢n en el de Hacienda, porque lo que suceda con la econom¨ªa marcar¨¢ el destino de los colombianos y, por supuesto, el de la izquierda. El espejo de Brasil es contundente.
Lula es ejemplo de defensor de los intereses vitales de Brasil y de potenciador de la solidez econ¨®mica de su pa¨ªs, sin renunciar un mil¨ªmetro a la ideolog¨ªa socialista. Colombia, adem¨¢s, tiene una excelente calificaci¨®n por la estabilidad y crecimiento econ¨®mico, como lo se?al¨® un reciente informe de la prestigiosa revista The Economist que ubic¨® al pa¨ªs como la sexta econom¨ªa m¨¢s destacada de la Organizaci¨®n para la Cooperaci¨®n y el Desarrollo Econ¨®mico (OCDE) en 2024.
La apuesta de la derecha, al negar el proyecto de ley de financiamiento, se percibe como una jugada pol¨ªtica para disminuir el impulso de los avances sociales de Petro, quit¨¢ndole la chequera para bloquear su gesti¨®n en procura de la reducci¨®n de los indicadores de pobreza. Entre 2022 y 2023, el Gobierno sac¨® a 2,5 millones de colombianos de la inseguridad alimentaria, reduciendo el hambre.
M¨¢s all¨¢ de la polarizaci¨®n, Colombia vive tiempos de enorme responsabilidad fiscal. No hay espacio para salidas populistas, ni catastr¨®ficas. Tampoco para radicalismos que lleven el pa¨ªs al borde del abismo. Los grandes l¨ªderes capotean la tormenta con serenidad y firmeza. El electorado premiar¨¢ la responsabilidad con la que se maneje la coyuntura y los indicadores con que se entregue la econom¨ªa en 2026.
Grande tarea tienen, entonces, Petro y su equipo econ¨®mico, cuyo ministro de Hacienda no puede ser un yes-man, sino un l¨ªder capaz de generar consensos, escuchar todas las voces y dise?ar, con el equipo pol¨ªtico, una salida viable a la crisis presupuestal que permita mantener la tranquilidad de los mercados, respetar la regla fiscal, garantizar los recursos para los subsidios a amplios sectores de la poblaci¨®n y cumplir el Plan Nacional de Desarrollo.
Petro tendr¨¢, adem¨¢s, que contenerse para impedir que aumenten los ¨ªndices de pesimismo colectivo y los electores voten por el regreso de la derecha ortodoxa, privatizadora y pragm¨¢tica, que borrar¨ªa, a lo Javier Milei, en un solo d¨ªa y con una motosierra el legado de sus cuatro a?os de mandato.
Petro sabe que de la derecha solo recibe desprecio y obst¨¢culos. Al fin y al cabo, lo ven como al ¨²ltimo descendiente de los gitanos macondianos, al que maldicen, como maldicen a¨²n despu¨¦s de muerto a Gabo y su inmortal obra.
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