Carlos Lasso, el Indiana Jones de la biodiversidad
El bi¨®logo, nacido en Espa?a y adoptado hace 14 a?os por Colombia, es el mayor experto en ecosistemas de r¨ªos subterr¨¢neos, cuevas sumergidas y acu¨ªferos que existe en el pa¨ªs
La vida del bi¨®logo Carlos Lasso es la de un cient¨ªfico que est¨¢ siempre (o casi siempre) en campo. Dice que su tiempo encerrado entre cuatro paredes, rodeado de instrumentos y microscopios ya pas¨®. Su pasi¨®n es explorar cuevas, caminar selvas, remontar condiciones dif¨ªciles, inventar artefactos para poder explorar, sumergirse en aguas profundas. Su especialidad, dice, son los ¡°bichos raros¡±.
En las ¨²ltimas semanas estuvo en San Andr¨¦s, buscando a un camaroncito cavern¨ªcola que est¨¢ en peligro cr¨ªtico de extinci¨®n; en el r¨ªo Guayabero, en el Guaviare, explorando los peces existentes en la parte baja de la cuenca del r¨ªo Orinoco, a la altura de una vereda llamada Bocas del Raudal; y en estos d¨ªas anda en las monta?as del Pe?¨®n, en Santander, acompa?ando, como investigador s¨¦nior del Instituto Alexander von Humboldt, a una expedici¨®n italocolombiana que har¨¢ un documental sobre un pez cavern¨ªcola ciego que ¨¦l descubri¨®.
Usa sombrero, camisas de color crema y pantalones caf¨¦s, y proyecta esa imagen de un Indiana Jones que se vino a estudiar y a documentar estas tierras. En su haber tiene el descubrimiento de decenas de especies, pero ya perdi¨® la cuenta. Su acento es una mezcla de espa?ol, venezolano y colombiano, pa¨ªses que considera suyos. Naci¨® en Madrid hace 60 a?os y ha vivido 14 de ellos en Colombia, todos como investigador s¨¦nior del Instituto Humboldt.
Aqu¨ª ha tenido grandes oportunidades como cient¨ªfico, pero tambi¨¦n como ser humano. ¡°Independiente de la biodiversidad, de los paisajes, de los lugares rec¨®nditos, de las cavernas, de las cumbres altoandinas, de la selva, he podido conocer a much¨ªsima gente y eso es lo que m¨¢s me gratifica. Tengo incre¨ªbles redes de contacto a lo largo y ancho del pa¨ªs que me permiten investigar y apoyar las necesidades de las comunidades¡±, dice Lasso, en una parada rel¨¢mpago en Bogot¨¢.
Le insistieron mucho para que se viniera a trabajar al Humboldt y liderara las investigaciones en recursos hidrobiol¨®gicos de los r¨ªos y dem¨¢s cuerpos de agua dulce, pero siempre dec¨ªa que no.
De familia andaluza, Lasso lleg¨® a Caracas a los 14 a?os. Ech¨® ra¨ªces, estudi¨® biolog¨ªa en la Universidad Central e hizo su vida profesional explorando las selvas del Orinoco. En 2009, cuando llevaba 20 a?os en Venezuela y desde Colombia le hac¨ªan gui?os permanentes para que se viniera a trabajar, las cosas empezaron a complicarse. Un jueves, lo recuerda muy bien, intentaron atracarlo, le golpearon la cabeza y le dispararon. ¡°Esas se?ales me mostraron que ten¨ªa que irme. Una semana despu¨¦s estaba aterrizando en Bogot¨¢¡±, recuerda.
Desde ese momento ha hecho innumerables aportes al conocimiento de la biodiversidad que tienen las aguas colombianas. Su primera publicaci¨®n, escrita con otros colegas, fue un cat¨¢logo de 800 p¨¢ginas de todos los recursos pesqueros de Colombia. Poco tiempo despu¨¦s lider¨®, junto con otros 30 profesionales, una expedici¨®n por los ecosistemas de la cuenca del r¨ªo Orinoco, que cubri¨® Colombia, Venezuela y Guyana. En los a?os que lleva en el pa¨ªs se ha consagrado como el mayor experto en ecosistemas de r¨ªos subterr¨¢neos, cuevas sumergidas y acu¨ªferos, y tambi¨¦n se ha especializado en peces raros de profundidad y ha creado sistemas para rastrearlos e identificarlos.
Con 35 libros en su haber, en los que ha sido editor o autor, Lasso es un cient¨ªfico que est¨¢ por encima del bien y del mal. Ya no le importa ponerles nombres a los peces que descubre o publicar art¨ªculos especializados. Ahora le interesa escribir textos divulgativos sin abandonar el rigor cient¨ªfico y prefiere compartir la autor¨ªa con ind¨ªgenas, pescadores o miembros de las comunidades. Para ¨¦l, quienes viven en la selva o en los diferentes parajes de la Colombia profunda poseen invaluables conocimientos que pocos valoran y reconocen.
La vida aventurera e investigativa le ha pasado factura con un costo muy alto. Ha contra¨ªdo innumerables enfermedades tropicales, infecciones por hongos y bacterias, ha padecido cuatro o cinco veces malaria y otras tantas veces paludismo (incluido el cerebral). Hace poco contrajo una histoplasmosis en unas cavernas en Providencia, lo que le impide sumergirse en grandes profundidades porque sus pulmones ya no son los mismos.
Pese a todo, no abandona su pasi¨®n de recorrer este pa¨ªs, de investigar y de documentar. En la actualidad, de la mano de m¨¦dicos, trabaja en la primera gu¨ªa biom¨¦dica del pa¨ªs para tratar accidentes generados por animales acu¨¢ticos, desde mam¨ªferos hasta invertebrados, y los ¨²ltimos tres a?os ha estado dedicado a un libro en coautor¨ªa con el descubridor de Chiribiquete, Carlos Casta?o Uribe: ¡°Para reconstruir 20.000 a?os para ac¨¢ de qu¨¦ especies pintaron esos paleoind¨ªgenas en las paredes, si est¨¢n vivas o no, si se extinguieron en el pleistoceno, en la Edad de Hielo. Somos un bi¨®logo, un arque¨®logo y un antrop¨®logo; estamos juntos, pero no revueltos¡±.
*Apoyan Ecopetrol, Movistar y Fundaci¨®n Corona.
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