Del Bajo Baud¨® a la cima judicial: la historia de Gerson Chaverra
Comenz¨® como juez municipal en una regi¨®n afectada por la violencia y la pobreza. Superando numerosos desaf¨ªos, uno de ellos el racismo, lleg¨® a ser vicepresidente de la Corte Suprema de Justicia
Gerson Chaverra naci¨® en las manos de una comadrona, en la escuela de Quer¨¢, una vereda de Bajo Baud¨® (Choc¨®, al noroeste del pa¨ªs). A?os en los que su mam¨¢, Rita Manuela Castro, era profesora y recorr¨ªa la regi¨®n dando clases. Y como ocurri¨® con otros de sus nueve hijos, aquel d¨ªa los dolores del parto aparecieron entre alumnos, olor a tiza y maderas viejas.
Su peregrinaje siempre fue de largos y aventurados kil¨®metros. A los dos a?os de haber nacido Gerson, fue trasladada a corregimientos cercanos a Quibd¨® y hasta all¨¢ iba por d¨ªas y semanas. Sus hijos crec¨ªan en la capital de Choc¨®, a veces muy lejos de ella.
¡°Mi desarrollo, mi infancia, mi escuela, mi bachillerato fueron all¨ª. Mi mam¨¢, con gran esfuerzo, adem¨¢s de mantener nueve hijos con el sueldo de una maestra de escuela, me mand¨®, en 1986, a estudiar Derecho en la Universidad Aut¨®noma de Bogot¨¢¡±, recuerda Chaverra.
Siempre quiso ser juez, aquel que resuelve conflictos, que decide qui¨¦n tiene la raz¨®n en un caso, pleito o litigio. Esa figura institucional siempre lo encandil¨®. En abril de 1992, ya era abogado y entr¨® a la rama judicial, en su departamento, como juez municipal de Riosucio. Desde entonces, su carrera nunca se interrumpi¨®.
Estuvo como juez, promiscuo o penal, en Tad¨®, Istmina, Bah¨ªa Solano y Quibd¨®. Y, en 2002, enfrent¨® el que considera su caso m¨¢s emblem¨¢tico: decidi¨® sobre la muerte de un ciudadano espa?ol de una ONG. Hubo presi¨®n internacional y amenazas por parte de un grupo paramilitar. A pesar de ser un juez joven, mostr¨® la robustez de la institucionalidad judicial en medio de la marginalidad y la pobreza locales.
En 2004, por concurso de m¨¦ritos ¨Ctodo lo ha obtenido de esta manera¨C lleg¨® a Bogot¨¢ como togado penal de circuito por tres a?os. Despu¨¦s, otra vez por concurso, pudo ser presidente del Tribunal Superior de Quibd¨®, para orgullo de Rita Manuela Castro.
Luego permaneci¨® en la misma instancia judicial en Bogot¨¢ (en la Sala Penal), durante 11 a?os, incluyendo la presidencia. En febrero de 2020, fue designado como magistrado de la Corte Suprema de Justicia, y ascendi¨® a presidente de la Sala de Casaci¨®n Penal en enero de 2021 ¨Cde la que hoy es vicepresidente¨C. Este a?o, por ejemplo, tuvo que confirmar la sentencia de 17 a?os y cuatro meses de c¨¢rcel en contra del exministro de Agricultura Andr¨¦s Felipe Arias.
Y el haber llegado al pico de su carrera le hizo rebobinar su vida, no olvidar de d¨®nde viene, recordar que cuando iba para la universidad miraba con anhelo hacia el Palacio de Justicia (en reconstrucci¨®n), todo parec¨ªa distante, pero lo so?aba. No deja de acordarse: ¡°Recorr¨ªa este lugar como estudiante, con las limitaciones econ¨®micas propias de alguien de Choc¨® que viene a Bogot¨¢, de una mam¨¢ que hac¨ªa esfuerzos para tenerme ac¨¢. Ahora recorro las mismas calles, pero como magistrado. Mi alma se arruga¡±.
Recuerda que cuando ten¨ªa 23 a?os, en medio de la violencia guerrillera y paramilitar, para ir de Quibd¨® a Riosucio deb¨ªa tomar una lancha con motor fuera de borda para un viaje que duraba ocho o nueve horas. No sab¨ªa nadar. Su mam¨¢ se quedaba afligida en la orilla despidi¨¦ndose.
Pero hab¨ªa otros miedos peores. Los que avivaban los paramilitares que controlaban una parte del r¨ªo o los que incitaban los guerrilleros, que dominaban la otra. Eran momentos en los que sub¨ªa el n¨²mero de asesinados en las poblaciones de la regi¨®n. Su recorrido terminaba en el bajo Atrato, pero su aut¨¦ntico destino ¨Cafirma¨C era ser juez.
Otras barreras aparecieron despu¨¦s, muchas de ellas raciales. Desde entonces, uno de sus compromisos y responsabilidades es mostrar a las nuevas generaciones afrodescendientes que, a pesar de estas estructuras y barreras impuestas por el racismo y los prejuicios, es necesario luchar para superarlas y que los sue?os son alcanzables.
¡°Siempre me presento como un juez de carrera. Toda mi experiencia la he hecho a partir de concursos de m¨¦ritos. El anhelo m¨¢s grande que puede tener un abogado, el anhelo m¨¢s grande que puede tener un servidor judicial, ya lo cumpl¨ª: llegar al m¨¢ximo tribunal de la justicia ordinaria, es decir, la Sala de Penal de la Corte Suprema de Justicia¡±.
*Apoyan Ecopetrol, Movistar y Fundaci¨®n Corona.
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