Alba Luz Trigos, lideresa de lideresas
La fundadora de la Red de Mujeres Comunitarias del Catatumbo, el primer colectivo de Norte de Santander en defender los derechos humanos con enfoque de g¨¦nero, fue directora de la Asociaci¨®n de Personeros del Catatumbo y cre¨® el Observatorio de Paz y Derechos Humanos
Cuando se le pregunta hasta cu¨¢ndo va a luchar por la paz del Catatumbo, Alba Luz Trigos (Oca?a, 54 a?os) frena en seco el relato sobre su quehacer como lideresa, esquiva la mirada y comienza a llorar: ¡°Hasta que me dejen¡±, responde.
Trigos cre¨®, en 2018, la Red de Mujeres Comunitarias del Catatumbo con 25 lideresas. Ya son 120 mujeres asociadas que trabajan por unas 600 m¨¢s, pertenecientes a los 11 municipios de esa regi¨®n. Su meta: mitigar los impactos de la violencia intrafamiliar y del conflicto armado contra las mujeres. ¡°Recibimos cerca de 12 casos a la semana. Nuestro trabajo es apoyarlas para orientar los casos y defender sus derechos. Nos llevamos a las v¨ªctimas a dormir, incluso, a nuestras casas, mientras la institucionalidad duerme¡±, afirma Trigos.
Gracias a este colectivo, las mujeres dejaron de ser quienes preparaban el sancocho y el tinto en las reuniones sociales para ejercer un rol protag¨®nico en la transformaci¨®n de una regi¨®n golpeada por la violencia. Durante estos seis a?os han logrado atender 3.000 casos, con acompa?amiento a las mujeres para garantizarles atenci¨®n jur¨ªdica y psicosocial. Tambi¨¦n las capacitan en autoprotecci¨®n, un ejercicio que va desde la formaci¨®n en derechos hasta en econom¨ªa del cuidado, para disminuir el riesgo de violencia que existe al depender econ¨®micamente de sus parejas.
Unidas para sanar
El Catatumbo ha sido hist¨®ricamente una regi¨®n azotada por las guerrillas del ELN, el EPL y las extintas FARC (hoy, sus disidencias), grupos paramilitares y bandas organizadas. En una tierra rica en biodiversidad y productora de hidrocarburos, estos grupos buscan controlar el tr¨¢fico ilegal de gasolina y la producci¨®n de coca¨ªna, lo que ha dejado a su paso extorsiones, secuestros, masacres, desapariciones y otras tragedias, a las que se suma la violencia intrafamiliar.
Por cuenta de su liderazgo social, Trigos ha vivido el desarraigo. Durante 15 a?os estuvo exiliada por causa de amenazas contra su vida. En 2001, cuando era asesora de Pol¨ªtica Social en el municipio de Convenci¨®n, tuvo lugar una arremetida paramilitar en la que distintos frentes entraron a los cascos urbanos de varios municipios: ¡°Tuve que atender los desplazamientos masivos, junto con la Defensor¨ªa y las redes de solidaridad. Los paramilitares me iban a hacer un juicio pol¨ªtico y a ra¨ªz de eso sal¨ª custodiada por el Ej¨¦rcito hacia Oca?a. Luego me toc¨® desplazarme¡±, recuerda.
En 2016, en tiempos de la firma del Acuerdo de Paz con las FARC, volvi¨® al territorio con la esperanza de construir nuevos escenarios para las comunidades. Asumi¨® la direcci¨®n de la Asociaci¨®n de personeros del Catatumbo y crear cre¨® el Observatorio de Paz y Derechos Humanos. Eso pese a que llevaba a cuestas una tragedia personal: el suicidio de su hijo mayor. ¡°Al quinto d¨ªa de la p¨¦rdida de mi hijo dije: ¡®Mi Dios, para qu¨¦ me trajiste. Me tienes aqu¨ª con este dolor por algo¡¯, y entend¨ª que era para acercarme a las mujeres y decirles ¡®yo s¨¦ lo que est¨¢s sintiendo¡¯. As¨ª que les propuse: ¡®Reun¨¢monos para sanar, para construir resiliencia¡¯. Y as¨ª creamos la Red de Mujeres, el primer colectivo de Norte de Santander para defender derechos con enfoque de g¨¦nero, que naci¨® con el apoyo de Redepaz¡±, afirma.
So?ar en paz
En todos estos a?os, ha tomado acci¨®n para salvar a las mujeres de situaciones que ni siquiera puede nombrar. ¡°Mi esposo me dice que soy la ¨²nica que trabaja sin que le paguen¡±, dice, y pareciera inveros¨ªmil un trabajo esforzado, sin pausa y de alto riesgo, sin retribuci¨®n econ¨®mica. Lo hace por dos razones: ¡°Quiero honrar a mis ancestros y a mi terru?o oca?ero porque uno es su regi¨®n y sus costumbres¡±, dice Trigos, que fue l¨ªder desde su formaci¨®n con las monjas de La Presentaci¨®n, luego en la Cruz Roja y m¨¢s tarde, en su vida de estudiante de Administraci¨®n de Empresas.
De las amenazas contra su vida parece ya haber perdido la cuenta. Tan solo en lo que va del 2024 se ha mudado tres veces, porque su lucha por los derechos de su comunidad incomoda. Sus padres temen por su vida, pero han aprendido a entender esa vocaci¨®n y sentirse orgullosos cuando su labor es reconocida, como cuando Alba Luz fue nominada al Premio Nacional de Derechos Humanos, en 2019; candidatizada a Mujer Cafam 2022; o ahora, reconocida como uno de los 100 Nuevos L¨ªderes de Colombia.
Trigos sabe que esa visibilidad nacional puede ayudarle a proteger su vida. Quiz¨¢s tambi¨¦n le permita hacer realidad el sue?o de construir la casa refugio por la que lleva luchando m¨¢s de cuatro a?os con promesas incumplidas de Gobiernos sucesivos, para que las mujeres v¨ªctimas de la violencia de sus hogares dejen de dormir con el agresor y puedan, por fin, empezar a so?ar en paz.
*Apoyan Ecopetrol, Movistar, Fundaci¨®n Corona, Indra, Bavaria y Colsubsidio.
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